Páginas

lunes, 6 de junio de 2011

¿Qué es España?


NUESTRO NOMBRE ORIGINAL

"Hispania" proviene del fenicio i-span-ya (fenicio <איספני>), un término latinizado por los romanos y cuyo uso está documentado desde el segundo milenio antes de Cristo, en inscripciones ugaríticas. (1)


El significado de la palabra Hispania es “isla donde se baten metales”. La “i” tanto en hebreo como en fenicio, significaría “isla” o “costa”; “Span” de la raíz spy significaría “revestir de placas de metal”. La terminación “ya” se explicaría como terminación de nombre de oficio, documentado en ugarítico. (2)

Los fenicios fueron los primeros en bautizarnos y constituyeron la primera civilización no ibérica que llegó a la península para expandir su comercio y que fundó ciudades como Cádiz, Málaga o Ibiza, entre otras.

ROMA

Con Roma España alcanza su primera fórmula de unidad, cultural e histórica, y política, como provincia del Imperio.

La dominación romana en Hispania duró más de seis siglos; aunque en la zona cántabra fue de unos dos siglos menos, toda Hispania quedó profundamente romanizada; la lengua, la cultura, las leyes, las costumbres, la religión de Roma se impusieron tan hondamente, que sus huellas aún    perduran. (3)

El término Hispania además de aludir a un determinado territorio, es decir, a la península y sus tierras adyacentes (Islas Baleares), hacía referencia a sus habitantes, así como también se mencionaba con esa expresión a una serie de costumbres, más o menos similares, que desarrollaban los pobladores de esas tierras, a los que se llamaba con el sugestivo término de hispani. (4)
Como nos explica Luis Suárez Fernández los hispani “seguían siendo considerados como una comunidad bien definida dentro del variado conjunto mediterráneo”. (5) 

CAIDA DE ROMA, ESPAÑA COMO REINO INDEPENDIENTE

Con la caída de Roma España pasa a ser un Estado independiente, un Reino, el Reino visigodo español.

En el año 475, Eurico recibe una especie de investidura romana para el conjunto de Hispania, de manos del penúltimo emperador de Roma, convirtiéndose en el primer rey de España. (6) España, por tanto, adquiere la primera fórmula de su unidad histórica de forma independiente (tras la unidad romana) de manos de una Roma agonizante.

Los visigodos, a diferencia de los francos, los germanos, los anglos, los sajones, los borgoñeses y los lombardos, nunca sustituyeron el nombre latino de su territorio por uno propio, llamando a su reino Hispania. En las postrimerías del periodo visigodo el término Hispania se abreviaba en ocasiones hasta convertirse en Spania y sus reyes eran a veces denominados “reges Spaniae”. (7)

Los godos asimilan la lengua, la cultura, las costumbres y la religión de los hispanos y, bajo las ruinas de la Hispania romana, fundan la Hispania goda.

LA ESPAÑA VISIGODA

El Reino visigodo español pasó por varias fases donde alcanzó la unidad cultural, religiosa, territorial y jurídico-política que convirtieron al Reino visigodo en una nación.

Unidad cultural: los visigodos, a pesar de ser uno de los pueblos bárbaros más romanizados, encontraron en Hispania una sociedad totalmente romanizada (en su inmensa mayoría) lo que hizo que adoptaran la cultura y tradiciones de los hispanos, incluida la lengua latina.

Y como gran representante de la cultura española del Reino visigodo tenemos a San Isidoro de Sevilla, que fue el gran polígrafo occidental de su época y realmente el erudito español más influyente de todos los tiempos. San Isidoro se refería al Reino visigodo denominándolo “Patria” de “los pueblos de toda España”. (8) Para el historiador Jacques Fontaine esto constituyó “la génesis de la ideología hispano-gótica”, generando “una especie de nacionalismo cultural”. (9)

Este nacionalismo cultural lo podemos encontrar en las Etimologías de San Isidoro de Sevilla, escritas en plena madurez, entre el 627 y el 630, en las que podemos encontrar su "De Laude Spaniae", ferviente demostración de su sentimiento nacional por España:

"De todas las tierras, cuantas hay desde Occidente hasta la India, tú eres la más hermosa, ¡oh sacra España, madre siempre feliz de príncipes y de pueblos! Bien se te puede llamar reina de todas las provincias....; tu honor y ornamento del mundo, la más ilustre porción de la tierra, en quien la gloriosa fecundidad de la raza goda se recrea y florece. Natura se mostró pródiga en enriquecerte; tú, exuberante en frutas, henchida de vides, alegre en mieses..., tú abundas de todo, asentada deliciosamente en los climas del mundo, ni tostada por los ardores del sol, ni arrecida por glacial inclemencia... Tú vences al Alfeo en caballos, y al Clitumno en ganados; no envidias los sotos y los pastos de Etruria, ni los bosques de Arcadia...
Rica también en hijos, produces los príncipes imperantes, a la vez que la púrpura y las piedras preciosas para adornarlos. Con razón te codició Roma, cabeza de las gentes, y aunque te desposó la vencedora fortaleza Romulea, después el florentísimo pueblo godo, tras victoriosas peregrinaciones por otras partes del orbe, a ti amó, a ti raptó, y te goza ahora con segura felicidad, entre la pompa regia y el fausto del Imperio".

Para Menéndez Pidal esta alabanza a España “es el canto auroral de la alondra que acompaña a los desposorios de España con el pueblo godo y anuncia el advenimiento de la nueva nación”. (10)

San Isidoro escribió esto muchos siglos antes de que existieran Castilla, Aragón, Cataluña, Valencia, Portugal... España era, en pleno siglo VII, la Patria, la Nación, de los hispanos.

Unidad religiosa: el 8 de mayo de 589 en el III Concilio de Toledo Recaredo ratifica su conversión al catolicismo. Para el profesor Teodoro González esta conversión “es el acto fundamental del reinado de Recaredo, y para mí, el más importante de toda la historia de España por sus implicaciones políticas y religiosas. Se ponían con él los cimientos de una nueva nacionalidad española, al lograr la unidad religiosa y política del pueblo invasor y de los habitantes hispano-romanos de la España visigoda. Entonces adquieren todos los habitantes de España la convicción de que forman un pueblo, una nación, eliminándose, además, los obstáculos que pudieran existir para llegar a la fusión de razas”. (11)

Los visigodos presidieron una cultura religiosa enormemente desarrollada para la época y empezaron a formar un tipo especial de ideología y de identidad regia, de manera que en cierto momento del siglo VII la monarquía visigoda representaba un modelo político y religioso tan desarrollado como otros que se podían encontrar en Occidente. (12)

Unidad territorial: los visigodos luchan por echar de su reino a los demás pueblos asentados en él y recuperar así la unidad territorial romana.
Leovigildo en el año 585 vence definitivamente a los suevos, convirtiéndose en el gran restaurador de la unidad de España.
Unidad que consumó el rey visigodo Suintila en el 624 al expulsar definitivamente a los bizantinos.

El Reino visigodo español era un territorio definido con precisión, en realidad, el primer Estado cristiano y europeo en contar con una exacta definición geográfica. Ninguno de sus contemporáneos la tuvo, ni doctrinal ni territorial. (13)

Unidad jurídico-política: la unidad católica, rubricada con la unidad territorial, alcanzó su cénit con la unidad jurídica cuando en el 654 Recesvinto promulgó el “Liber Iudiciorum” o “Fuero Juzgo” (nombre con el que fue traducido en tiempos de Fernando III de Castilla). 

El código comprendía doce volúmenes que trataban de forma sistemática los aspectos legislativos del Reino. A partir de ese momento tanto godos como hispanos se regirían por las mismas leyes.

Por fin la población hispana y goda veía culminar el proceso de la unificación poblacional. (14)
La primera piedra, de esa unidad poblacional, la puso Leovigildo con su “Codex Revisus”, en 573, suprimiendo la odiada ley que prohibía los matrimonios mixtos, entre hispanos y godos, hecho que produjo la unidad étnica de los dos pueblos que hizo desaparecer las palabras “gothi” y “romani”, sustituidas ahora por “hispani”. (15)

El IV concilio de Toledo, celebrado en diciembre de 633, aludía al conjunto de la población, considerándola parte de una única “gens et patria” (pueblo y patria). (16)

El Fuero Juzgo fue el código jurídico más extenso de su época, relativamente el más complejo, y durante unos seis siglos fue seguido de diversas maneras en todos los estados hispánicos, sin excepción. (17)

Como hemos visto el mito de que España nace con los Reyes Católicos queda totalmente desterrado.

Un cronista de la época, Mosén Diego de Valera, se dirigió a Fernando el Católico indicándole lo siguiente: 

“es profetizado de muchos siglos acá que no solamente seréis señor de estos reinos de Castilla y Aragón, que por todo derecho vos pertenecen, más avréis la monarchía de todas las Españas e rreformaréis la silla ymperial de la ínclita sangre de los godos donde venís”. (18)

Claro ejemplo de que el nuevo Estado creado con la unión de Castilla y Aragón era la recuperación, aún inacabada (faltaban Navarra, Granada y Portugal), del antiguo Estado visigodo.


LA PÉRDIDA DE ESPAÑA

El 19 de julio del año 711, en las orillas del Guadalete, las tropas árabes y bereberes de Táriq derrotan completamente al ejército visigodo del rey Rodrigo, víctima de la traición de los hijos de Vitiza y sus allegados.
Hubo una segunda batalla en Écija, donde ya no se repitió la traición del Guadalete y los invasores sufrieron una gran mortandad, pero ganaron la batalla.
Táriq avanzó como una flecha hasta la capital del Reino, Toledo, donde defraudó a los vitizanos, que esperaban la entronización de uno de los suyos. Táriq, que conquistó Toledo con la eficaz cooperación de los judíos, despreció a los traidores y asumió el Reino de España en nombre del califa de Damasco. Era el día de San Martín, 11 de noviembre de 711, fecha que marca la pérdida de España. (19)

En la Crónica Mozárabe del año 754 podemos leer como “Rodrigo perdió miserablemente, además de su poder, su patria”. (20)

RECONQUISTA

Con la Reconquista se pretendía recuperar la “España perdida” (21), el Reino visigodo español, por eso los primeros reyes hispanos son nobles visigodos, que basan su legitimidad en esa ascendencia. (22) Incluso entre los mozárabes (cristianos en territorio musulmán) se añoraba aquella “España perdida” en el trágico año 711, como comprobamos en la citada Crónica Mozárabe. La idea de la reunificación hispánica estuvo siempre latente durante toda la Reconquista, y todos los reinos cristianos tenían ese objetivo, como se demuestra en los textos históricos. (22)

Los francos diferenciaban los territorios de España del resto de sus posesiones y daban a la parte cristiana de España, que de ellos dependía, unas leyes propias y diferentes al resto de territorios. A España la consideraban una unidad política y jurídica diferente a cualquiera de sus otros territorios. Carlomagno y sus inmediatos sucesores crearon un régimen especial, de privilegio, el llamado “régimen de los hispanos”. (23)
El territorio hispano conquistado a los árabes por los francos fue llamado con el significativo nombre de Marca Hispánica (origen de Cataluña).

EL CONCEPTO DE ESPAÑA

Todas las variantes del término Hispania, tanto latinas (Spaniae, Spania…) como en lengua romance (España, Espanya, Espanha…) significan lo mismo y hacen alusión a toda nuestra península (y sus tierras adyacentes, las Islas Baleares). 

El concepto del término España empieza a desvirtuarse con la unión de las coronas de Castilla y Aragón.
Con la unidad de las dos Coronas muchos, desde el extranjero (24), empiezan a llamar “reyes de España” a los Reyes Católicos, título que rechazan por no ser reyes de Navarra y Portugal.

“…Isabel y Fernando (los Reyes Católicos), quienes rehúsan la titulación de “reyes de España” propuesta por el Consejo Real una vez reunida la mayor parte de la península, porque sin Navarra y Portugal estaba incompleta”. (25)

Pero muchos ya les llaman reyes de España, con las consiguientes protestas de los reyes portugueses, (26) y así llamarán a sus sucesores. El cambio de dinastía (a una dinastía extranjera, los Austrias) y el giro de los intereses políticos hacia el Imperio harán el resto.

Hasta el siglo XVIII los mismos portugueses se denominan a ellos mismos españoles. Así llama a los portugueses el también portugués Luis de Camões, el poeta más importante de la historia en lengua portuguesa, que los define como: 

"Uma gente fortíssima de Espanha". (27)

Para más información: http://portugalhispanico.blogspot.com/

Ésta identificación del término España con la unión de Castilla y Aragón (y más tarde Navarra) hará que los portugueses, para diferenciarse del otro Estado peninsular, dejen de llamarse españoles, y con ello pierdan gran parte de su identidad, y el término España quede, irremediablemente (o quizás  no…), desvirtuado.


NOTAS:

(1) Mª Cruz Fernández Castro: “La península ibérica en época prerromana”, en el capítulo “Los inmigrantes fenicios”, página 40.

(2) Jesús Luis Cunchillos: “Nueva etimología de la palabra Hispania”, Actas del IV Congreso Internacional de Estudios Fenicios y Púnicos, Vol. I, Cádiz 2000, páginas 217-225.

(3) Marcelo Capdeferro: “Otra historia de Cataluña”, página 20.

(4) Julio Valdeón Baruque: “La Reconquista”, página 24.

(5) Luis Suárez Fernández: “Hispania: los fundamentos de la Nación española”, en la Real Academia de la Historia, España como nación, página 21.

(6) Ricardo de la Cierva: “Historia total de España”, páginas 125 y 126.

(7) Stanley G. Payne: “España, una historia única”, página 81.

(8) Jacques Fontaine: “Isidoro de Sevilla”, página 284.

(9) Jacques Fontaine: “Culture et spiritualité en Espagne du IV au VII siècle”, página 38.

(10) Ramón Menéndez Pidal: “España y su historia”, Vol. I, página 213.

(11) Ricardo García Villoslada, Manuel Sotomayor, Teodoro González García, Pablo López de Osaba: “Historia de la Iglesia en España: La Iglesia en la España romana y visigoda siglos I-VIII”.

(12) Stanley G. Payne: “España, una historia única”, página 82.

(13) Stanley G. Payne: “España, una historia única”, página 81.

(14) Juan Antonio Cebrián: “La aventura de los godos”, página 187.

(15) Vicente Ángel Álvarez Palenzuela (Coord.): “Historia de España de la Edad Media”, página 49.

(16) Gonzalo Martínez Díez y Félix Rodríguez Barbero: “La Colección Canónica Hispana”, Vol. V, páginas 248-253.

(17) Stanley G. Payne: “España, una historia única”, página 79.

(18) Julio Valdeón Baruque: “La Reconquista”, página 174.

(19) Ricardo de la Cierva: “Historia total de España”, páginas 150 y 151.

(20) John V. Tolan: “Sarracenos”, página 111.

(21) Jesús Laínz: “Adiós, España”, página 82: El lamento por la España perdida en Guadalete, ya encontrable en la Crónica Mozárabe del año 754, fue compartido por todos los peninsulares, de una punta a la otra. El navarro Rodrigo Jiménez de Rada (1170-1247) escribió: “¡Ay dolor! (…) este reino tan notable, tan distinguido, blandida contra sí mismo la propia espada (…) se derrumbó en los prolegómenos de un solo ataque. Y fueron conquistadas todas las ciudades de España”. 

(22) Luis Íñigo Fernández: “España: historia de una nación inacabada”, página 134: Los textos pioneros de aquella rudimentaria historiografía medieval, que datan de fines del siglo IX, la “Crónica Albeldense” y la “Crónica de Alfonso III”, legitiman ya a los primeros reyes sobre la base de la continuidad dinástica respecto a sus predecesores godos; describen la derrota de don Rodrigo en Guadalete como la “pérdida de España” y definen con claridad meridiana su programa político: la “Hispaniae salus”, “la salvación de España”.

(23) Ferran Soldevila: “Història de Catalunya”, página 37. 

(24) Julio Valdeón Baruque: “La Reconquista”, página 177: “Muy significativo fue lo que dijo el conocido humanista italiano Pedro Mártir de Anglería, quien terminó asentándose en tierras hispanas: `Reyes de España llamamos a Fernando e Isabel porque poseen el cuerpo de España; y no obsta, para que no los llamemos así, el que falta de este cuerpo dos dedillos, como son Navarra y Portugal´”.

(25) Fernando García de Cortázar y José Manuel González Vesga: "Breve Historia de España", página 29.

(26) Stanley G. Payne: “España, una historia única”, página 166:“Fernando (el Católico), por ejemplo, habló de la Corona de España durante un acto público en 1514. En esas raras ocasiones la Corona de Portugal nunca tardaba en presentar sus quejas, porque la idea de que el término España aludía a toda la Península seguía estando muy arraigada, y así se mantendría hasta bien entrado el siglo XVIII”. (…) “Hasta donde yo sé, la última gran ocasión en la que la Corona portuguesa cuestionó la utilización de las expresiones Corona de España o Monarquía de España para aludir a los gobernantes de Madrid fue en la época de la Paz de Utrecht de 1714”.

(27) Luís de Camões: “Os Lusíada”, (1572) Canto I, estrofa XXXI.

Javi Hispánico