La gran matanza de gorriones en la China de Mao es sin duda alguno uno de los actos más estúpidos, soberbios, ignorantes y catastróficos de la historia de la humanidad.
En el año 1911 la revolución de Xinhai estaba a punto de acabar con una monarquía que había acaparado el poder en China desde la edad de bronce, nada más y nada menos que 4000 años. Este régimen acabaría por derrumbarse en el año 1912 con la abdicación del emperador Puyi, último monarca de la dinastía Qing, para dar paso a una república dominada por el partido nacionalista del Kuomintang.
Sin embargo, en los años siguientes la joven república China no es inmune a la oleada comunista que recorre el mundo, y en 1921 Mao Zedong funda el partido Comunista de China, que tras seis años de colaboración con el partido en el poder, acabaría por enfrentarse con el Kuomintang de Chiang-Kai-Chek en una guerra que tendría su momento más conocido en 1934. En ese año el ejército rojo de Mao emprende la huida en la denominada "larga marcha", abandona sus bases pero sigue su guerra por dominar China.
No sería hasta el año 1937 cuando ambos partidos volverían a unirse en una misma lucha, esta vez contra un enemigo exterior: Japón, que ya se había anexionado Manchuria en 1931, acababa de invadir China. Tocaba aunar fuerzas para luchar contra el invasor nipón. A principios de los años 40 China se encuentra dividida en torno a 4 ejes de poder: los territorios controlados por Japón, el gobierno colaboracionista establecido en Nankín, el nacionalista Kuomingtang que era apoyado por las potencias occidentales y el partido comunista de Mao apoyado por la URSS.
Con la derrota de Japón en 1945, China queda a su suerte y vuelve a estallar la guerra civil entre el Kuomintang, apoyado por los EE.UU. y el Partido Comunista, apoyado por la URSS. Esta contienda concluiría en 1949 con la expulsión de las últimas tropas nacionalistas que irían a refugiarse en la isla de Taiwan, donde establecerán su propio gobierno apoyado por los EE.UU., por su parte el ejército rojo proclama en Pekín (a la que ahora llamamos Beijing) a la República Popular China. La revolución comunista había triunfado.
Ya entrados en los años 50, el nuevo régimen comunista emprende una serie de planes de desarrollo al estilo soviético que a su vez dependían de los préstamos provenientes de la Unión Soviética. Estos planteamientos serían abandonados a mediados de los años 50 del siglo XX, tras la muerte del líder soviético Stalin, ante la percepción de que no estaban aportando los resultados requeridos y la creciente dependencia del régimen chino con respecto a la URSS.
Llegados a este punto, el PPCh decide aplicar sus propias medidas para el desarrollo del gigante asiático, que utilizarían el trabajo en masa y las colectivizaciones con el ánimo de sobrepasar la producción de las potencias capitalistas. Estas medidas fueron llamadas "el gran salto adelante" y uno de los problemas derivados de estas políticas era el éxodo rural que se producía hacia los centros de la industria pesada, dejando el campo sin mano de obra y por lo tanto disminuyendo la producción de alimentos.
Es entonces cuando el gobierno maoísta toma una de las medidas más estrambóticas que se puede concebir: identifica a las Cuatro Plagas que le están robando el grano al pueblo, siendo estas los ratones, las moscas, los mosquitos y los gorriones y anima a los campesinos a exterminar de estas especies animales por ser responsables del hambre que están padeciendo.
Esta campaña fue un éxito, logrando el casi extermino de los gorriones. Los campesinos utilizaban venenos en la mayor parte de los casos pero también técnicas de desgaste por palmeo en las que asustaban al animal para que saliese volando en todo momento hasta que caía al suelo extenuado. El problema vendría dado por el hecho de que los gorriones, más que comerse el grano almacenado, se comían los insectos capaces de atacar las cosechas como las langostas. Eliminando estas aves de la cadena trófica, estas plagas tenían el campo abonado para arrasar las cosechas.
Mao Zedong le sugirió a su vez a Kim Il-Sung, líder de Corea del Norte, que aplicase este tipo de medidas para exterminar a los gorriones. A pesar de esto, fueron lo suficientemente inteligentes de esperar hasta ver los resultados del experimento chino. A su vez, científicos estadounidentes avisaron al régimen Chino de las nefastas consecuencias que estas medidas tendrían y las autoridades chinas se vieron obligadas a cesar la persecución de los gorriones.
Pero estas medidas llegaron demasiado tarde y a principios de los años 60 se produjeron auténticas plagas bíblicas de langostas que devoraron buena parte de las cosechas chinas y fueron uno de los factores desencadenantes (entre otros muchos) de la Gran Hambruna China que se calcula que causó de 15 a 36 millones de muertos.
Una vez visto el error, el régimen chino le solicitó en secreto a la URSS un cargamento de 200.000 gorriones para tratar de reintroducir esta especie que estaba al borde de la extinción. Esto se hizo en el mayor de los secretos con el fin de evitar el ridículo al que se vería sometido el dictador chino que con anterioridad había dicho que "los gorriones son una de las mayores plagas de China".
Hoy en día los gorriones son una especie fuertemente protegida en China y se han llevado a cabo campañas para limpiar su imagen. Pese a esto la población actual de gorriones todavía no se ha recuperado de aquel desastre y su número decrece cada año debido a los pesticidas y los dueños de restaurantes desaprensivos. El comunismo nunca deja de demostrar su "eficacia".
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