El 30 de julio de 2009 la
banda terrorista ETA asesinó en Palmanova (Palma de Mallorca), mediante una
bomba-lapa en los bajos de su todoterreno, a los guardias civiles CARLOS ENRIQUE SÁENZ DE TEJADA GARCÍA y DIEGO SALVÀ LEZÁUN. Aunque la banda
había actuado antes en la isla, y había incluso planeado asesinar allí al Jefe
del Estado, aquella fue la primera vez en que ETA mataba en Baleares. Hay que
recordar que Diego Salvá era navarro de nacimiento y de familia. Ha sido
la última víctima navarra de los terroristas.
Diego Salvà Lezáun nació en Pamplona en 1981, y con tres años de edad se trasladó con su
familia a Palma de Mallorca. Hijo de Montserrat Lezáun Portillo y del urólogo
Antonio Salvà Verd, era el segundo de siete hermanos. Guardia Civil por
oposición y por tradición familiar desde agosto de 2008, osasunista en cuanto
al fútbol y aficionado a las motos en primera persona, Diego tenía una vida
llena y entregada. Cuando fue asesinado acababa de reincorporarse al servicio
tras un largo y grave accidente de moto, sufrido el 15 de marzo del mismo año.
Seis años después del asesinato de Carlos Sáenz de Tejada y de Diego Salvà,
sigue sin saberse quiénes fueron los autores materiales de aquel atentado. El plan criminal fue de Mikel Kabikoitz
Carrera Sarobe, alias Ata, que ordenó el asesinato desde Francia, y
probablemente de Garikoitz Aspiazu, alias Txeroki, pero no se conocen aún los nombres de los asesinos.
La muerte de Carlos y Diego, como cientos de crímenes de ETA, sigue impune. Y es
una señal evidente de que la banda no se ha rendido.
¿Quieren ustedes una razón para no
negociar nunca con ETA? La banda debería reconocer sus crímenes aún impunes, entregar a los
asesinos aún no condenados, pedir perdón a las familias y las víctimas e
indemnizarlas. Eso, para empezar; y no ha empezado. ETA sabe quién mató a
Diego, pero no ha confesado su nombre ni ha reconocido su culpa. Mientras uno
solo siga así lo único que puede negociarse con ETA es su rendición, y eso
conviene que lo sepan tanto el PSOE de ZP como el PP de Rajoy y del Faisán.
Aquel ya lejano julio de 2009, además, un grupo político nos dijo qué
pensaba al negarse a condenar el asesinato de Mallorca. El grupo político fue Nafarroa Bai, y sus representantes en
las instituciones navarras lo dijeron con toda claridad: los demás grupos condenaron el asesinato y ellos no lo iban a hacer.
Conviene tener presente ese estilo cuando valoremos los pasos políticos de la
presidenta Uxue Barkos y de sus
apoyos de EH Bildu y de Geroa Bai.
Hay que tener en cuenta, cosa que se suele olvidar, que no es un
simple asesinato. Es un crimen político y desde el 1 de octubre de 2004, tras
la reforma del artículo 607 bis del Código Penal español –ya en vigor
al ser asesinados Carlos y Diego- es susceptible de ser
perseguido como un crimen de lesa humanidad. ETA los mató como
parte de un ataque sistemático contra una parte de la población civil, ya que
“atentan contra colectivos que son perseguidos por razones políticas e
ideológicas, cuya eliminación o expulsión del territorio mediante la coacción o
el terror son considerados por la organización estratégicamente necesarios para
la consecución de sus objetivos políticos”. Y entre otras consecuencias, el
asesinato de Diego –probable crimen abertzale contra la humanidad- no puede
prescribir. Hasta que descubramos quién lo mató y pague su culpa.
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