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martes, 27 de septiembre de 2016

A vueltas con el derecho al anonimato


La pasada semana los lacayos del euskogobierno volvían a cargar tintas contra algunos twitteros incómodos para la merma vasquista. Desde hace algún tiempo la izquierda abertzale se encuentra algo inquieta, echan de menos los días en los que acallaban las disidencias mediante bombas-trampa y disparos por la espalda. La gente va perdiendo el miedo a hablar libremente de sus ideas y esto, como es natural, a los amigos de los etarras no les gusta.

Las cosas van mejor, pero no como deberían, porque ¡ay de ti si no estás de acuerdo y lo expresas de forma pública! No digamos ya si te organizas: mandarán a los guardianes de la porra para que acallen a base de palos, y lo digo de forma literal. Pero esto no siempre basta, en la era de la información hay dominios que escapan al control de la purria abertzale y uno de ellos es la red social Twitter. Esta plataforma es empleada por mucha gente como auténtico frente de batalla ideológico y los #euskoguays no podían ser menos, pero desde hace algún tiempo existen una serie de cuentas contestatarias que rompen su discurso: Esto a los abertzales les molesta y mucho.

Recapitulando: La semana pasada uno de estos medios proetarras -que ha sido financiado por el Gobierno de Uxue Barkos- sacaba un vídeo bastante irrisorio en el que, a través de una fotografía pretendía vincular la cuenta de @a_mi_vela a algún parlamentario de UPN, haciendo alarde de medios que, si bien no son ciencia espacial, tampoco carecerían de perspicacia de no ser porque simplemente aquel que sube una foto a Twitter no tiene por qué ser quién la ha sacado, sobre todo hoy en día, cuando las fotos corren como la pólvora por las aplicaciones de mensajería instantánea.

Y si alguien de UPN quisiese tener una cuenta anónima en Twitter para decir lo que le venga en gana, ¿acaso tiene algo de malo? Viniendo esta acusación de quienes justifican los asesinatos a traición de la banda terrorista ETA, ¿qué clase de autoridad moral se creen que tienen?

Este es el último capítulo de una persecución llevada a cabo contra estas cuentas que tan bien hacen en destapar las vergüenzas del euskogobierno. Con anterioridad ya intentaron acusar a diestro y siniestro y de forma infundada a personas con nombres y apellidos que supuestamente llevarían estas cuentas. No sirvió para nada. Otro esfuerzo fútil consistió en señalarlas mediáticamente. Incluso llegaron al punto de recurrir a las leyes españolas -aquellas que denuestan cuando no les convienen- para tratar de identificar a los dueños de las cuentas, resultando archivadas las causas. El último y desesperado intento consiste en hacer un cutrevídeo con el que pretenden sacar rentabilidad política de la actividad en Twitter de personas que muy probablemente nunca van a revelar sus identidades.

Que una persona pretenda expresar sus opiniones desde el anonimato es algo perfectamente legítimo y respetable; especialmente en internet. El anonimato no es lo que define a un troll, también los hay con nombres y apellidos. Por el contrario, el anonimato garantiza la expresión de las opiniones que nadan en contra de las narrativas sociales establecidas. Somos honestos al 100% sin miedo a las repercusiones -que pueden llegar hasta la violencia física- o la pérdida de nuestra privacidad; y no por ello una opinión anónima es menos valiosa que una rubricada con nombres y apellidos.

Mirando como siempre el lado bueno, es un avance que estos mermaos no recurran al asesinato para salvar las diferencias ideológicas. El objetivo como siempre es callar a los discrepantes y después de esta pataleta probablemente vuelvan a intentar poner en la picota a ciudadanos particulares, inventen una cabeza de turco. El método ya es conocido y ha sido utilizado hasta la náusea: señalar a los disidentes, difamar, llamarlos fachas, etc. No es que aburra ya, es que nos importa un carajo lo que ellos opinen de nosotros, no necesitamos su aprobación.

Siempre diré que patriotismo son hechos y no palabras, pero hablar con libertad también es un buen principio. En la calle o en internet, dando tu nombre o no. Que no te sometas a su dictadura del pensamiento único, que te expreses y que crees alternativas; eso es realmente lo que más les duele.

Hispano

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