Es el vocablo de moda en buena parte del mundo. Y está en boca de todos. Nos referimos, ¡cómo no!, al populismo.
Verifiquemos ante todo un hecho: más que nada, “populismo” es un insulto, una descalificación apriorística. Así es empleado para demonizar a los apestados del sistema (supuestos “fachas” emboscados y tramposillos), pero también para “marcar” a nuevos movimientos poco definidos o difíciles de encajar.
Un auténtico cajón de sastre. De este modo, además de los denominados populismos “de derechas” (el FN francés, el FPÖE austriaco…) o “de izquierdas” (Podemos, Syriza…), todos ellos muy europeos, al teorizar al respecto también se reflexiona en torno a las dos oleadas de populismos hispanoamericanos: el originado en Juan Domingo Perón (el peronismo sería el populismo referencial) y otros líderes como Víctor Raúl Haya de la Torre y su APRA, y el posterior en el tiempo -ahora denominado neopopulismo- y más vinculado al denominado “Socialismo del siglo XXI” desde posiciones izquierdistas e indigenistas, encarnado en Hugo Chávez, Evo Morales, etc. Pero es que, siendo exhaustivos, los primeros populismos en la Historia fueron los rusos Naródnik –Voluntad Popular, altruistas terroristas nihilistas- y los granjeros norteamericanos del People’s Party; dos realidades que aparentemente nada tenían que ver. Y no olvidemos los populismos europeos de la posguerra: el poujadismo francés y el italiano L'Uomo qualunque. Para mayor confusión, no han faltado autores que han identificado potenciales ingredientes populistas en fenómenos como el panarabismo de Nasser y el Baas y otros movimientos del Tercer Mundo y de los “países no alineados”.
A Fuerza de tratar de encajar fenómenos tan dispares y alejados en tiempo y espacio en tan manido concepto, éste se ha convertido en algo vacío.
Debemos señalar, por otra parte, que comportamientos “populistas” –en el sentido de demagógicos, o a modo de recetas facilonas ante problemas complejos- son desplegados por todos los partidos políticos, por muy honorables que se presenten. También entre los menos presentables, pues, ¿cómo calificar el entusiasmo de todos estos políticos navarros que se colocaron el dorsal para salir fotografiados los primeros en la llegada de la korrika 17 a Pamplona? Efectivamente: Asirón en éxtasis y los demás.
En Navarra, como buenos habitantes –para bien y para mal- de la piel de toro, no podía ser de otra manera: también tenemos a nuestros “populistas” vocacionales, ya devenidos en profesionales. Nos referimos, por supuesto a Podemos.
Ainhoa la carnicerita, Itoiz el pijoprogre y sus amigos okupas e hipotecados, Laurita y sus papás, Tere y sus troskos, la muy amiga “paracaidista” de Iglesias Ione Belarra…
Rebotados del PSOE unos y unas, tránsfugas de Batzarre e Izquierda Unida otros/as, gentes sin partido previo muchos/as, antiguos/as merodeadores/as de la “izquierda abertzale” en no pocos casos, los/as trotskistas inclasificables de siempre… Un partido de aluvión, bisoño, todavía en formación; pero ya con unas cuantas purgas y resentidos en su haber. Chicos/as listos/as: aprenden rápido; sobre todo lo malo. No es para menos “han pillado” poder, lo que les encanta y bien que disfrutan. Y no sólo para que les lleven las maletas.
Entonces, populistas, ¿a pesar de todo? Sí, pero en el sentido de ser ambiguos cuando les conviene; y de estar encantados de conocerse siempre; y protagonistas de las redes y las barras; y amigos de la selfie; y entusiastas del latigazo verbal, de la improvisación y la ignorancia descarada; y, sobre todo, del permitirse lo que sea “porque me lo merezco”.
Políticamente hablando, ¿cómo encajarlos? Pues, visto lo visto, como amigos de la “revolución permanente” y de la extensión sin límites de los nuevos (¿?) “derechos individuales y sociales”. Todo ello, muy a la moda. Fácil de recetar, recitar y en la cresta de la ola. En consecuencia –aseguran muy seriecitos- hay temas que les aburren; caso del “contencioso Navarra-Euskadi”. Y es que son la mar de divinos; divinos de la muerte, que dirían los puretas. Pero de esa izquierda-divina; la gauche-caviar tal y como se les conoce en la vecina Francia. Y ya se sabe cómo se las gastan estos franceses: un poquito bordes, pero muy precisos.
Ideológicamente –recordemos declaraciones y orígenes- sus genes y nutrientes son muy de izquierdas: marxismo-leninismo revolucionario, radical-progresismo, eco-femi-socialismo.
Apelan a “los desposeídos”, pero viven como los de “la casta”. Son ligeros en las formas, pero pesados en sus políticas y, aunque anuncien lo contrario, han envejecido rápidamente.
Con esos pelos, y desde esos polvos, intentan pescar en el río revuelto del legítimo descontento ciudadano, con no pocas dosis de demagogia, irresponsabilidad y juicios superficiales; en el evidente cabreo de la gente, mediante el impacto mediático y el titular sensacionalista propio de La Sexta.
Ocasionalmente transversales, pero muy de izquierdas. Populistas…, pero ya integrados en el sistema que dicen denostar. Desde las clases medias depauperadas, pero sin mezclarse con el pueblo.
Y viajan mucho: a Vistalegre, para medrar y purgar; a Bayona, para dejarse ver con el psicópata de Mondragón; a Alsasua, para “solidarizarse con esos pobres muchachos”… y es que no entienden que a esos “pobres muchachos”, que la emprendieron con los guardias civiles y sus chicas (feministas, por favor, ¿dónde os escondéis?), se les puede torcer la mirada y tomarla con algún/a podemita ¡por españolistas! Que ya se cansarán, antes que después, de tanta ambigüedad y tanta tontería. Y les pedirán cuentas agriamente, de modo que hacerse el/la interesante no servirá de nada. Serán socios, más o menos afines, pero amigos, lo que se dice amigos… jamás.
¿Populistas? Si el epíteto les resulta rentable, pues populistas y lo que haga falta. Transversales, pues también: ni de derechas, ni de…, pero sí de izquierdas, ni tampoco de centro. La cuadratura del círculo. Pues de círculos saben mucho.
Los navarros expatriados por causas económicas ya están comprobando que votarles a los podemitas-populistas-pijoprogres no les ha servido de nada: sigue allende la muga buscando trabajos dignos.
Los identitarios van comprendiendo que de los suyo, nada de nada; pues para identidad ya está la versión auténtica, es decir, la abertzale. O la española de siempre y de pro, que es otra manera de ser identitario; pues ser español hoy día es ir contracorriente, es lo alternativo y genuinamente rebelde. Córtate las rastas, los pelos afros, y rebélate de una vez. Espabila, que te están tomando el pelo. Y nunca mejor dicho.
Los genéticamente transversales –pero de verdad- es decir, quienes perciben que ser de “derechas” como ser de “izquierdas” son manifestaciones de un mismo sistema economicista y mundialista, seguirán a la espera y tal vez generen nuevas formas de comunidad.
Y los decepcionados con la democracia partitocrática, oligárquica y representativa ya tiene muchos, muchísimos motivos, para asimilar que Podemos es más de lo mismo, aunque sea de color morado.
Si ser populista es ser rebelde, Podemos no es populista.
Si ser populista es aspirar a una democracia más participativa, Podemos no tiene la fórmula ni la voluntad.
Si populismo es arraigo, Podemos es una izquierda más: bon vivant y consumista.
Si populismo es identidad, Podemos ni es panvasquista ni navarrista; ni chicha ni limoná: es un camelo.
Si Podemos es justicia social, Podemos es paternalismo y burocratismo de la subvención a los amiguetes, de la palmadita y la selfie.
Y si hablamos de la bandera de la soberanía nacional, como último refugio de los débiles -fundamental en todo populismo que se precie- pues a Podemos no le dice ni sugiere nada de nada.
Por todo ello, Podemos NO es populista. Es marxismo-leninismo tope-guay. Pero sobre todo: OPORTUNISMO.
¿Populismo en Navarra? No lo hay, pero, ¿se le espera?
Sila Félix
Conforme con la crítica a los líderes de Podemos, pero ¿sus votantes? Algún partido se los llevará. De modo que el cambio político-cultural en Navarra se habrá consumado y adiós, derecha, adiós. Y UPN, que espere y se desespere.
ResponderEliminar