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viernes, 20 de abril de 2018

Por una Memoria Histórica de todos: aleccionadores ejemplos desde Líbano


Del tamaño de nuestra tierra navarra, Líbano está poblado por cuatro millones de libaneses, millón y medio de refugiados sirios, trescientos mil palestinos, cien mil armenios, otros tantos kurdos…

Están presentes 18 confesiones religiosas: cristianos, musulmanes y drusos.

Acaso su más reciente actualidad sigue vinculada, en nuestra memoria colectiva, a la terrible guerra civil que asoló al país desde 1975 hasta 1990; año en que Siria, que había apoyado intermitentemente a una u otra facción durante a lo largo de todo el conflicto, ocupó el país derrotando a las principales facciones cristianas.

Fueron más de 200.000 los muertos violentamente, decenas de miles de desaparecidos (todavía hoy), buena parte de su patrimonio artístico devastado, sus infraestructuras destrozadas, sus ciudades arrasadas, la agricultura contaminada.

Sufrieron todo tipo de combates urbanos, bombardeos sobre objetivos civiles, terrorismos individuales y colectivos, ejecuciones extrajudiciales, represalias…

El país fue invadido por Israel y por Siria. También participaron paracaidistas americanos y franceses, pagando un alto precio en vidas.

Todos contra todos. Musulmanes contra cristianos, cristianos entre sí, musulmanes contra drusos, chiíes contras suníes, palestinos contra cristianos, etc., etc.

Miliciano de Hezbolá saluda al "profeta" Jesús

Sin embargo, la memoria de sus “mártires” -así se denomina allí a todos sus caídos (ya fueran comunistas, creyentes, indiferentes, independientemente de su filiación política, religiosa o tribal)- se cuida y mina. Y quienes fueron rivales mortales durante tantos años, la respetan y valoran.

Un ejemplo de humanidad, civismo y Memoria Histórica omnicomprensiva que no censura nada y quiere recordar todo… para no volver a caer en nada parecido.

Es más, para algunos no es suficiente y quieren más: un memorial para TODOS los muertos en combate, asesinados, desaparecidos, ejecutados… Con el nombre de cada uno de ellos. Sin apriorismos, sin censuras, sin imposiciones.

Cuando en Navarra se pretende demoler el Monumento a los Caídos e imponer una única y sectaria lectura de todo lo que acaeció muchos años antes que en la tragedia libanesa que hoy nos ocupa, estos ejemplos modélicos de humanidad y sentido común que nos llegan desde allí, son un reclamo a la sensatez, al respeto a todos los muertos y a la verdad histórica. Frente al sectarismo: la verdad y la Memoria… de todos.

Hoy proponemos a nuestros lectores la lectura de un artículo de actualidad, traducido del francés por nuestra colaboradora Calíope, publicado en uno de los diarios más prestigiosos del Próximo Oriente: el beirutí, decano de la prensa francófona del área, L’Orient - Le Jour.

Por un memorial nacional en homenaje a todos los mártires del Líbano.


«Todos los libaneses tienen mártires. No es normal que el martirio sea exclusivo de éste o aquel partido político», subraya el activista.

Nasser Bakkar quiere inmortalizar, en un muro, los nombres de todas las víctimas de la guerra.

Uno de los sueños de Nasser Bakkar, joven originario de Marjeyoun, al sur del Líbano, es el de permitir a las víctimas de la guerra, de cualquier confesión y tendencia, reconciliarse y tener sus nombres expuestos, unos al lado de los otros, en las fachadas de un muro que se edificaría en un oasis de paz, en el centro de Beirut.

«Formamos parte de esos pocos pueblos que no han conseguido pasar página de su conflicto armado,  su guerra fratricida, sus masacres que ensangrentaron el país desde los años 70», explica. «La guerra, los atentados terroristas, la resistencia frente al enemigo israelí han causado más de 200.000 muertos, en su mayoría desconocidos que han sido privados de homenaje, de reconocimiento o de una simple oración, al contrario que otros cuyos retratos y glorificación son bien visibles en las carreteras y en los medios».

Este padre de familia que muestra orgulloso su patriotismo pasó sus años de juventud como voluntario en el seno de la Defensa Civil y en la Cruz Roja libanesa, y solo piensa desde hace unos años en la concreción de su proyecto, todavía en mantillas, que enseña con entusiasmo.

El proyecto es un muro conmemorativo que se levantaría en homenaje a todas las víctimas, politizadas o no, civiles o militares, de todas las confesiones, caídos en suelo libanés desde el comienzo de la guerra libanesa, y hasta hoy. «Una comisión nacional se está encargando, a través de un portal electrónico, del registro en el cual serán inscritos los nombres de todos los mártires», explica. «Una vez recogidos los nombres, serán dispuestos por orden alfabético, sin ninguna distinción, en un  muro concebido por un amigo arquitecto, Tarek Houry, de manera que todos los nombres sean legibles por los viandantes», explica el creador.  Así, el plan prevé un conjunto de varios muros irregulares, yuxtapuestos de manera que formen un mapa del Líbano rodeando un estanque.

Maqueta del proyecto de Memorial elaborado por Nasser Bakkar y Tarek Houry

«Esos nombres grabados en el muro unirán a los muertos a falta de unidad de los supervivientes y de sus responsables, siempre activos y poderosos en la escena política, sobre la cuestión del desarrollo y desenlace de la guerra», prosigue Nasser Bakkar.  «El lugar ideal para este memorial sería un parque dispuesto en los alrededores del Bosque de los Pinos y enfrente de la mezquita Khachoukji, un lugar que representa la unión entre el Oeste y el Este de Beirut».

Para el joven activista, lo esencial es que «los Libaneses, sobre todo los jóvenes, dispongan de un lugar diferente a la plaza de los Mártires donde podrían recogerse y reflexionar sobre el sentido de la vida y el valor de la paz, teniendo bajo sus ojos una de las más graves consecuencias de la guerra».  «Sería también la expresión de un reconocimiento de nuestra parte hacia todas esas personas asesinadas y hacia sus familias, dejando aparte todas nuestras diferencias», dice.

Lo que falta para la realización de este proyecto es simplemente la financiación.  «Después de haber visitado a varias personalidades políticas y al Presidente del Consejo Municipal de Beirut, el proyecto sigue tristemente huérfano», se lamenta Nasser, que ha vivido en Marjeyoun, une localidad en la que cristianos y musulmanes han seguido viviendo en armonía incluso durante la guerra.  «Espero que este proyecto sea próximamente patrocinado por un líder político o una organización, porque nos permitiría reconciliarnos todos juntos alrededor de un memorial nacional y cerrar así la herida abierta de la guerra libanesa», concluye.

Introducción Sila Félix, traducción Calíope

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