A la una y media de la madrugada los miembros del comando de ETA llamaron al portal de Francisco de forma amistosa para que bajase: “Baja, Paco, baja”. Cuando abrió el portal, le descerrajaron cuatro tiros y huyeron en un vehículo que habían robado a punta de pistola a una pareja que habían dejado encadenada a un árbol cercano al pueblo de Arre. Francisco estaba casado y dejaba dos huérfanos de 9 meses y 7 años respectivamente.
Francisco había sido expulsado del Cuerpo Nacional de Policía diez años antes por tenencia de estupefacientes. Durante su estancia en Pamplona nunca había sido detenido o procesado por causas relativas al narcotráfico, sin embargo HB, que se había erigido por aquel entonces contra el consumo de drogas, repartió panfletos acusándolo de traficante.
Tres semanas después se encontró la pistola que había sido utilizada para asesinar a Francisco al lado del cadáver del etarra Juan María Lizarralde Urreta, que al parecer se había suicidado junto con su compañera Susana Arregui Maiztegui al creerse rodeados por la Guardia Civil. En estos sucesos resultó herido y detenido el terrorista Germán Rubenach Roig, el cual fue condenado a 30 años de prisión por el asesinato del ex policía nacional.
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