Las elecciones del 24 de mayo han dejado mucho que pensar. Supongo que a los profesionales de la política, pero no somos de esos. A nosotros en cambio nos preocupa qué va a pasar con Navarra en los próximos años, pues nos encontramos con una Comunidad dividida que o no sabe dónde va (si mandan unos) o prefiere no saberlo (si mandan otros).
¿Ha ganado Geroa Bai? ¿O Bildu? Según qué medios leamos puede parecer que esas elecciones las ganó por goleada el nacionalismo vasco. Y nada hay más falso: los abertzales, con su proyecto de una Navarra sin identidad, fuera de España, siguen donde ya estaban, en torno a 30% todos sumados. Lo cierto es que el polo nacionalista no crece, pero es capaz de presentar juntas cosas tan distintas como la ETA y el PNV y es capaz de aliarse con cualquier izquierda inventada o por inventar con tal de lograr su meta. Porque ellos sí tienen una meta muy clara.
¿Ha ganado la izquierda? Depende. Si la izquierda fuese Podemos y sólo Podemos, sí. Pero en la izquierda se incluye también IU y el PSOE, y eso hace que la victoria no sea tan llamativa. Es verdad que Podemos pasa de cero a todo en menos de un año, pero la izquierda en conjunto está en el 30%, ligeramente por encima de los abertzales. Y la izquierda sola no puede gobernar en Navarra, ni antes ni ahora. ¿Obedecerá la izquierda a los abertzales con tal de gobernar?
¿Ha perdido el centroderecha? Parece claro que el eclipse casi total del PP, el descenso de UPN y el fracaso navarro de Ciudadanos, promovido por los medios y la misma UPN, van unidos de la mano. El centroderecha tuvo más de un 43% en 2011, y no fue su mejor resultado, y se ha quedado ahora en el 34%. Los que se han quedado, en sus casas, son sus votantes defraudados.
¿Está en peligro Navarra? El centroderecha, que habla mucho de economía y poco de Patria, había olvidado esta sensación de peligro y miedo: los nacionalistas a las puertas y la construcción nacional, de la misma “nación” que la ETA, en marcha de nuevo. Demasiados años de despachos, demasiados ejecutivos pieditiernos, y demasiado desprecio a la gente, a los navarros de la calle. Esos navarros que en las encuestas, aunque no voten a UPN-PP, no quieren entrar en Euskadi. Si los nacionalistas imponen su ruta aunque sea con formas inteligentes, habrá que pararlos. Porque los navarros queremos otra cosa, que es España.
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