Como regalo de Navidad, Compromís exige al Gobierno la
demolición del Arco del Triunfo en Madrid. Dijo el rey Felipe VI en su poco escuchado discurso
que quería una España de "brazos abiertos y manos tendidas, donde
nadie agite viejos rencores o abra heridas cerradas", pero la
izquierda va en otra dirección. Y no va sola. Cualquiera que conozca la capital
se dará cuenta de la barbaridad que ha pedido el senador Carles Mulet: el Arco de la Victoria marca el enlace con la Ciudad
Universitaria, y la entrada en Madrid desde el Noroeste; y es un monumento de
75 años de antigüedad que se construyó para conmemorar tanto la entrada por la
luego Nacional VI de las tropas del Ejército Nacional como la durísima lucha de
tres años entre españoles de los dos bandos en aquellas mismas colinas y ruinas
de las Facultades de Madrid.
A los navarros por desgracia
este sinsentido, como otros, no nos suena a nuevo. Izquierda Unida pide
ilegalizar la Fundación Francisco Franco… en la misma España en que Bildu es
legal. En la que la Asociación de la Memoria Histórica habla de “las víctimas
del genocidio franquista” mientras se rinde homenaje continuo al asesino Santiago Carrillo. En la que el PSOE
propone que la avenida del Arco del Triunfo de Madrid cambie su nombre a “Juan Negrín López”, que fue
presidente del Gobierno republicano durante la Guerra Civil, responsable de la
total subordinación de su bando a la URSS de Stalin, de las purgas políticas
más sangrientas y de la entrega de todas las reservas de oro del Banco de
España a la misma URSS. ¿Por qué no piden que se llame “Avenida de Andrés Nin” y de paso explican a todos
cómo, cuándo, por qué y a qué órdenes murió el líder trostkista español?
En Navarra, al alimón entre
el Cuatripartito, con el aplauso del PSOE más irresponsable y con la bendición
apostólica del alcalde Asirón –amén
de la del Arzobispo, según parece-, estamos en las mismas, con un concurso de
ideas para ver qué hacen con el monumento a Los Caídos. Porque hay muertos buenos y malos según los que
ahora mandan, y de hecho van poniendo placas recordando a los muertos
marxistas o abertzales de hace 80 años –en el viejo Instituto y la vieja
Escuela Normal- mientras que arrancaron sin más los nombres de los muertos
nacionales de la puerta de Plaza de la Cruz. Derribarán pues Los Caídos.
Algunos querrían que siguiese adelante Carlos III, pero dudo que lo hagan ya
que aunque el resentimiento social sea grande no van a dejar a la presidenta Barkos sin poder ir al Tenis. No
deberían conformarse con eso.
Es urgente derribar Los Caídos,
sí, pero hay que hacer las cosas a fondo, no basta arrancar las placas del
viejo Ministerio de la Vivienda o del Patronato Francisco Franco: lo coherente sería derribar las casas,
contagiadas de franquismo desde la raíz. Es urgente. Hay que derribar Los
Caídos, sí, pero a la vez hay que derribar la Catedral, que no deja de ser un templo cristiano trazado durante la
Reconquista como sede un reino cristiano –pecado imperdonable de islamofobia- y
además construido sobre un templo pagano más antiguo. Que se derribe, es
urgente. Hay que vaciar todas las tumbas de los caídos 36-39 de todos los
cementerios, pero a la vez hay que sacar de sus tumbas y echar al vertedero a
todos los muertos de las guerras del siglo XIX (a los carlistas por demasiado
monárquicos y católicos y a los liberales por conservadores y capitalistas). Es
urgente. Hay que derribar el monasterio
de Leyre, símbolo de un reino reconquistado y tumba de reyes dedicados a
luchar por un reino español contra nuestros hermanos “refugiados musulmanes” de
entonces. Es urgente, es indiscutible. Hay que derribar Los Caídos, sí, pero
por la misma razón todo lo que se hizo
bajo el mismo signo político ha de destruirse, ya sean los edificios y
obras públicas (desde Yesa hasta el canal de las Bardenas) ya sean las
instituciones (desde la monarquía y la Transición al Fuero Nuevo). Todo ha de
ser derribado, es urgente.
Y cuando Barkos y Asirón, con sus cuatro partiditos y la alegría del PSOE, se queden
sin nada que hacer, tienen algo igualmente urgente. ¿Por qué Barrio de Lourdes en Tudela? ¿Por qué Chantrea en Pamplona, y en más sitios?
¿Por qué San Isidro del Pinar, Figarol,
Gabarderal o Rada? Símbolos y consecuencias del franquismo y de la victoria
de 1939, todo debe ser derribado de inmediato. Es urgente ¿o además es
ligeramente ridículo?
Nosotros creemos que es ridículo, injusta y suicida,
si España ha de seguir siendo una nación. Una sandez sectaria promovida por
quienes, por diferentes razones, quieren el fin del país. Pero el PP piensa lo mismo que el Cuatripartito:
el ministro de Justicia, Rafael Catalá,
respondiendo a una pregunta conjunta realizada en el Congreso de los Diputados
por los parlamentarios socialista y nacionalista vasco, Isabel Rodríguez y Aitor Esteban, ha dicho explícitamente que están muy orgullosos de la Ley de Memoria
Histórica y que no piensan derogarla como hace años sugirieron. Partiendo
de esa Ley y de la voluntad episcopal, en Pamplona pueden derribar Los Caídos;
y todo lo demás; y el PP aplaude y paga. Derribarán Los Caídos, sí, porque es
urgente en su guerra ideológica. ¿Pero
de qué lado están PP, UPN y los devotos de sacristía en esa batalla política?
No hay comentarios:
Publicar un comentario