Es una tendencia que se viene observando sobre todo allí donde el modelo D (íntegramente en euskera) se ha establecido como hegemónico y es algo frente a lo que muchos han pasado de puntillas, quizás por miedo a ser tachados de "xenófobos" única y exclusivamente por exponer un hecho objetivo. Como venía diciendo, hace tiempo que en lugares del País Vasco y el norte de Navarra se vienen produciendo situaciones en las que los hijos de minorías o inmigrantes se concentran de forma proporcionalmente excesiva en torno a centros públicos de enseñanza en castellano y esto último no es una casualidad.
En parte es comprensible que al tratarse generalmente de minorías con carencias económicas severas, estos opten por la educación pública. Otro factor que también hay que tener en cuenta es que la tasa de natalidad entre la población inmigrante es sensiblemente mayor, lo que explica que hayan más hijos de inmigrantes de lo que proporcionalmente le correspondería a este tipo de población, si su tasa de natalidad no doblase a la de los españoles autóctonos.
El hecho que a cualquiera le llamaría la atención es que los hijos de estas minorías se concentren sobre todo en torno a la educación pública en castellano. Por poner un ejemplo concreto: Vitoria es la capital vasca que tiene una mayor proporción de población extranjera (aproximadamente un 9%) y cuenta con 19 centros educativos en los que los alumnos inmigrantes suponen más de un 30% del total del alumnado, siendo todos ellos menos uno, centros pertenecientes a la red pública. Esta situación de masificación se acentúa aún más en tres centros que superan el 50% de alumnado inmigrante, y otros cuatro que llegan superar incluso el 80% del total.
No es de extrañar que los padres de estos niños sean pragmáticos y decidan educar a sus hijos en castellano, siendo esta una lengua inclusiva que permite comunicarse con más de 500 millones de personas en todo el mundo; frente al euskera, una lengua exclusiva con la que a penas te puedes llegar a comunicar con un millón de personas. Por no hablar de los alumnos de origen latinoamericano cuya lengua materna ya es el español, es normal que sus padres no vean prioritario el que sus hijos aprendan una lengua que a penas aumenta el círculo de personas con las que puedes hablar, dado que uno se puede comunicar en castellano con el 90% de los vascoparlantes.
Pues bien, estos hechos están siendo utilizados y van a ser utilizados por los abertzales. De forma involuntaria esta situación supone una sibilina forma de desprestigio hacia los modelos de educación pública en castellano que se traduce en que haya padres cuya lengua materna no es el euskera, pero que decidan matricular a sus hijos en el modelo D para evitar la sobre-representación de hijos de extranjeros u otras minorías en torno a los modelos públicos en castellano. Es comprensible que los padres no estén mucho por la labor de meter a sus hijos en clases sobrepobladas de inmigrantes con un nivel educativo generalmente inferior a la media y que rezaga al resto de la clase.
Una posible solución a eso sería la inserción de los niños con menor nivel educativo en grupos de adaptación curricular, de forma que los alumnos de una clase queden igualados por lo alto y no por lo bajo. Si la demanda de educación en castellano siempre va a ser mayoritaria entre la población inmigrante, es necesario buscar formulas para que el modelo educativo en su conjunto no se convierta en un gigantesco gueto.
Por la contra y ante esta situación, la propuesta de asociaciones de padres de marcado carácter abertzale consiste en ampliar el modelo D a todo el sistema educativo, de manera que nos encontremos efectivamente con un sistema de inmersión lingüística íntegramente en euskera para todo el mundo con la finalidad de disimular el problema. Bastante poco les importa el hecho de que haya hijos de inmigrantes que ya tienen problemas para adaptarse al castellano, como para obligarles a hablar una lengua que por ejemplo en Vitoria a penas habla el 15% de la población de forma ambiental.
Al final todo esto es una excusa más para imponer un modelo monolingüe euskaldún que vaya desde los 0 años y para esto ya está dando los primeros pasos en Pamplona EH Bildu, que ha expulsado a los niños de dos guarderías de Pamplona para imponer modelos de inmersión lingüistica euskalduna, tan sólo es una toma de contacto, sólo es el principio.
La enseñanza en vasco en aquellos lugares donde se ajuste a la realidad social y cultural ha de ser una opción para aquellos que lo quieran y no una imposición para aquellos cuya lengua materna es castellano desde tiempos inmemoriales. De la misma manera en que unos padres se han negado a abandonar las guarderías infantiles de Pamplona que Bildu sus lacayos pretenden asimilar al modelo euskérico, sólo nos queda luchar y hacer valer nuestros derechos ligüísticos y educativos para con nuestros hijos como españoles que son.
Hispano
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