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viernes, 28 de abril de 2017

La kale borroka ya no es terrorismo (para algunos jueces navarros)


La galaxia judicial navarra, aunque jamás llegue a dar el juego de la madrileña –preñada de enorme número de juzgados y una siempre mediática Audiencia Nacional- también genera sus chascarrillos y noticias “de interés público” o dignos del siempre en guardia “periodismo de investigación”.

Así, diversas recientísimas resoluciones judiciales, emitidas por dos órganos navarros, han sido lanzadas al estrellato que nos ilumina: la imputación por parte del juez Fermín Otamendi de una mochila de tipos delictivos, de larga trayectoria y variada proyección, al staff de los 21 más duros de entre los duros de Indar Gorri, y los tres autos judiciales de 19 de abril de Eduardo Mata Mondela  por los que levanta la intervención administrativa de las comunicaciones orales, escritas y familiares a los tres guipuzcoanos encarcelados en Pamplona, por su participación en la guerrilla urbana, perpetrada por la muchachada de ATA, el 13 de marzo en la parte vieja de Pamplona.

Otamendi ha sido no poco valiente ante el sancta sanctorum de Indar Gorri y su coartada pseudo-política. Tal cualidad le viene caracterizando en su obrar profesional; pero también cierto carácter polemista. En esta ocasión –mejor no traer a colación el caso Abel Azcona y el desprecio de ambos a los más sagrados sentimientos de tantos navarros- el juez Otamendi ha realizado un sano ejercicio de sentido común, en negro sobre blanco, y en sede judicial. Tiene su mérito la cosa, pues no es sencillo encararse con una banda de matones escorados al desbarre delictivo, acostumbrados a que les hagan la ola en cualquier ciudad española, mimados por las juntas directivas del sacrosanto Osasuna y, todo ello, para mayor inri parapetados en la identidad colectiva autodenominada abertzale y su sectaria protección. ¿Futboleros, delincuentes y abertzales? ¿Delincuentes, futboleros y abertzales? o ¿abertzales, futboleros y delincuentes? No importa, pues en esta ocasión el orden de los factores no altera el producto.

Al caso le queda no poco recorrido judicial en el que pueden pasar muchas cosas: no descarten, pues, sorpresas diversas, presiones, filtraciones, manifestaciones, fotografías comprometedoras, pruebas de última hora, etc. Pero, y ya venía siendo hora, los ciudadanos decentes, la gente de pueblo normal, necesitábamos un chute de alegría y seguridad de este tipo: que, por fin, un juez se mostrara fuerte con los fuertes, y no fuerte con los débiles o débil con los fuertes; que es lo que sucede tantas veces. Una incómoda realidad que tanto desmoraliza a la ciudadanía; además de la característica y resignada lentitud judicial que –estos días- viene alarmando, por ejemplo, a Esperanza Aguirre –ahora- en relación a sus procesados amigos Lucía Figar e Ignacio González.

Por si no les suena el nombre, les diremos que Eduardo Mata es el discreto –y más que bueno, buenísimo, pero de pura bondad- Juez de vigilancia Penitenciaria de Navarra. El único que hay.

Este magistrado, decíamos, ha acordado que las comunicaciones con el exterior de los tres gorilas encarcelados desde el pasado 13 de marzo ya no sean intervenidas, por la dirección de la prisión de la colina de Santa Lucía, en coherencia con los protocolos aplicables a los sospechosos de actuación terrorista en cualquiera de sus modalidades, por elementales motivos de seguridad.

Eduardo Mata, Don Eduardo para todo el mundo, al igual que sus colegas de la Audiencia Provincial de Navarra considera que estos muchachos vinieron a Pamplona por pura casualidad, pues «… no existe referencia alguna a que los hechos se hubieren desarrollado en el ámbito de una organización o grupo criminal, no existiendo concreta referencia a ninguna organización o grupo criminal de las características contempladas en aquellos artículos, como intervinientes en esos hechos objeto de dicho atestado y cuya finalidad sea la comisión de delitos de terrorismo». De modo que, si hemos entendido algo -pues un pobre mortal difícilmente está capacitado para comprender la gran trascendencia y el alto sentido de las resoluciones judiciales- los tres salvajes del Goierri vinieron desde su idílica y pastoril Rentería natal a Pamplona de turismo; que su relación con ETA, ATA o lo que sea, no existe; que la juerga fue espontánea e improvisada. Pobrecitos, seguro que alejados de sus cálidos hogares cualquiera les habrá engañado; o pasaban por allí y la policía, pues ya se sabe…; o un par de copas y cómo rechazar una fiesta; o estaban jugando a policías y lad…, perdón, abertzales, ese juego de niños tan popular en algunas ikastolas. En cualquier caso: ¡qué abuso!, ¡qué exceso! Ni sentido común, ni prevención alguna, ni experiencia profesional. Y es que de los carceleros y sus jefazos de Madrid, cualquier cosa. Menos mal que los puritanos están para remediarlo…

Tal será la cosa que el propio juez de la Audiencia Nacional, Eloy Velasco, ha criticado a sus colegas navarros, según ha recogido alguna prensa navarra el 26 de abril, acusándoles de banalizar el terrorismo. Lástima que lo afirme un juez que participa en tantas ruedas de prensa. Mejor, pensamos, trabaje –cuanto más mejor- en silencio y que hablen otros.

Seguramente estos jueces navarros no recuerdan que hace 10 años unos muchachos como éstos les habrían colocado en los bajos de su coche familiar una “tableta” explosiva o les habrían “ejecutado” sin pensárselo dos veces caso de recibir la orden y presentarse la ocasión. Pero los tiempos cambian, ¿o no?


Atolondrados guipuchis de excursión turístico-sentimental por el casco viejo de Pamplona. 13 de marzo de 2017

Hablábamos de sentido común, ése que caracteriza a la gente sencilla que lucha a diario por sobrevivir dignamente y tratar de entender lo que está pasando. No en vano, se trata de una falta absoluta de sentido común, o un ejercicio irresponsable de buenismo, de ignorar la realidad, distorsionarla a golpe de sofismas, mirar pero sin querer ver que terrorismo es terrorismo; ya sea de “alta” o de “baja” intensidad. Tiro en la nuca o kale borroka. Ayer, hoy y mañana. Si se perpetra cualquier modalidad de terror en nombre de un proyecto ideológico y con una estrategia, ¡eso es terrorismo! Aquí y en Corea del Norte. En la Rusia de los Zares o en la aburrida Bélgica. Lo haga un “lobo solitario” o una banda internacional; que hay de todo y para eso es terrorismo y no filantropía o turismo activo. Después vendrán los matices: que si colaborador, encubridor, integrante de la banda, dirigente, sicario a sueldo, que si asesinato, robo de explosivos, estragos o acoso a jueces…., tecnicismos –para la inmensa mayoría de gentes normales- en suma.

Cuando en la práctica judicial el sentido común está ausente o es politizada, o se interpreta al servicio de los dogmas de lo políticamente correcto, o del alternativismo jurídico marxista, o se cede a la presión mediática o ambiental, o al buenismo y a la autocomplacencia, entonces tal práctica ya no es justicia: ha dejado de ser justicia para ser pura y dura injusticia. Cobardía y renuncia; aunque los argumentos a posteriori no falten y se sumen oportunistas palmeros de tantos colores e intereses bastardos.

Por todo ello, y sin que cause precedente, los ciudadanos que valoramos la paz social, que queremos creer en el funcionamiento de la justicia, que anhelamos poder confiar en las instituciones… debemos estar agradecidos al juez Otamendi, Don Fermín. Respecto a Eduardo Mata, Don Eduardo, y sus colegas, lamentablemente no podemos decir lo mismo.

Sila Félix

jueves, 27 de abril de 2017

Los funcionarios en el punto de mira del secesionismo


El cataculebrón continua; el diputado autonómico de JXSi Luis Llach amenaza a los funcionarios que prestan sus servicios en las distintas Administraciones Públicas en Cataluña a obedecer los mandatos rupturistas o en caso contrario, serán sancionados. Puede parecer la declaración particular de un sujeto, pero al poco de realizar las declaraciones recibió aplausos, abrazos y todo tipo de ovaciones por parte de los principales dirigentes secesionistas, como Forcadell y Puigdemont. No es la primera vez que los dirigentes separatistas amenazan a los funcionarios, ni será la última, y si bien la cuestión puede parecer menor tiene una importancia vital tanto para los propios funcionarios como para la sociedad en su conjunto.

De hecho se pueden dar situaciones dramáticas de consecuencias impredecibles: si un funcionario acata una ilegalidad, puede ser sancionado por el Estado, si no la acata, por los separatistas, luego se quedaría en un limbo jurídico sin saber a quien tiene que obedecer. Resulta necesario en este punto recordar que la obediencia a un superior jerárquico no es causa de falta de responsabilidad administrativa y penal, de hecho, durante los procesos judiciales a los GAL, numerosos funcionarios policiales alegaron la obediencia jerárquica y sin embargo tuvieron que hacer frente a su responsabilidad penal, civil y administrativa como autores de delitos. Pues lo mismo les ocurriría a aquellos funcionarios que acataran instrucciones o normas ilegales e inconstitucionales, que la obediencia jerárquica en este caso no excluiría su responsabilidad. Sin embargo, aquellos que se negaran a acatar ya han sido amenazados con sanciones, las cuales, deberían ser recurridas pero cuyas consecuencias inmediatas padecerían en sus propias carnes.

El pájaro recibido en el Parlamento autonómico catalán por Puigdemont y Forcadell trás conocerse sus polémicas declaraciones

Los secesionistas saben perfectamente en el berenjenal en el que se están metiendo; son los funcionarios (hacienda, justicia, policía, asuntos exteriores....) los únicos que pueden poner en marcha "de facto" la república catalana proclamada en 24 horas de manera ilegal. Es por ello que amenazan con sancionar a aquellos funcionarios que no se plieguen a sus exigencias, han fiado toda su estrategia a la política de hechos consumados; declaro la república catalana ante el mundo y ven tu ahora a decirme que no. Es por ello que resulta de vital importancia no solo recurrir al Tribunal Constitucional, sino actuar con la mayor celeridad posible y que los funcionarios acaten la verdadera legalidad (Constitución Española, Código Penal español....) para parar en seco lo que en realidad es un golpe de estado en toda regla. En 1934 lo intentaron y acabaron donde en cualquier país normal y serio deberían de acabar gente así, veremos a ver lo que ocurre de nuevo 83 años después.

Sin lengua de la tierra, no hay paraíso


Para construir una nación, primero extendamos la lengua: Esto fue lo que pensaron los aberchales nada más llegar al poder en Navarra.  Y a eso se están dedicando sin descanso y con el dinero de nuestros bolsillos, a fomentar el estudio del euskera batúa.   Pero…¿qué idiomas se hablan realmente en Navarra hoy en día?  

Los derechos de la mayoría no pueden estar supeditados a las pretensiones ahistóricas y sectarias de una minoría. Como mucho, alrededor del 10% de la población de la Cuenca de Pamplona utilizaría el euskera con regularidad a lo largo del día, siempre que encontrara interlocutor adecuado. Ese porcentaje de ciudadanos es el que exige que pueda comunicarse en euskera en la administración pública sabiendo,  sin embargo, que también  se comunica fluidamente en español.  ¡Qué manera de tirar el dinero público, y todo en nombre de un equilibrio entre lenguas mal entendido! 

Por otra parte, hay que redefinir la zonificación del euskera en Navarra, de forma que se empodere a los no euskaldunes mayoritarios. La zona vascófona no lo es realmente porque no es monolingüe;  en realidad, habría que redefinirla como bilingüe euskera-español, y fomentar con el mismo ahínco el uso de los dos idiomas.  Además, hay mucha gente de esa zona que no tiene interés por el euskera, pero no tiene más opciones.  Habría que poner escuelas para niños cuyos padres no tienen esa prioridad y, en cambio, estén interesados en que sus hijos se comuniquen en español y/o lenguas internacionales. Esto sería extender la libertad para todos los ciudadanos. 

Siguiendo con la zonificación, la zona mixta tampoco es tal, sino que es mayoritariamente monolingüe en español, con una exigua minoría bilingüe.  Sin embargo, el proyecto de Decreto Foral de uso de las "lenguas de la tierra" en la Administración, considera "de facto" Pamplona como zona vascófona al exigir a buena parte de los funcionarios que aprendan euskera para atender a esa minoría euskaldún que habla español perfectamente . De locos.
En Navarra tenemos inmigrantes africanos de antiguas colonias francesas que aprenden español  más o menos rápido, pero a los que hablan inglés ya les cuesta un poco más. Pocas ganas les quedan de aprender otra lengua minoritaria en el propio territorio donde ya se pueden comunicar en español. Lo mismo podríamos decir de los inmigrantes chinos o magrebíes.   ¿Para qué quitar horas de estudio preciosas para reforzar asignaturas troncales como Lengua española o Matemáticas, dedicándolas a estudiar euskera?  Es un sinsentido.

Los inmigrantes rusos, ucranianos, búlgaros o moldavos hablan ruso, aunque los más jóvenes suelen conocer también el inglés.   Quizás convendría contratar médicos y profesores que supieran inglés, francés, árabe, ruso y hasta chino, para atender a la población que no habla español  fluidamente.   De esta forma, se haría un uso eficiente y racional del dinero de todos, y la administración respondería a su vocación de servicio público, en lugar de gastarlo en promoción del euskera a toda costa.   

Esta es la sociedad navarra en la actualidad.  Una sociedad que intenta insertarse en un mundo abierto, integrando en su seno a gentes de los lugares más variados, mientras unos pocos trabajan para que no podamos salir del paraíso nacional euskaldún que nos prometen.   Pero ni las piedras hablan, ni la tierra tampoco.  Son los ciudadanos los que crean la realidad social al margen de sectarismos y de fomento de lenguas a golpe de decreto.

Una colaboración de Pamplonica

miércoles, 26 de abril de 2017

¡Un digital abertzale nos ataca!


El medio digital sensacionalista de corte abertzale al que en adelante llamaremos Nafarroa Orín para no hacerle publicidad, tuvo a bien dedicarnos una de sus no-noticias ayer. El escándalo saltaba entre algunos padres de una ikastrola de Villava -la misma que no te deja poner un anuncio si no sabes euskera, luego que las llamamos sectas- que se quejaban porque sus hijos estaban siendo "adoctrinados" dado que habían aparecido en el patio de dos colegios de la misma localidad algunas pegatinas en las que se denunciaba el adoctrinamiento político al que son sometidos los niños y las niñas en determinados centros de Navarra. ¿Por qué será que se quejan cuando cualquiera coloca unas pegatinas nuestras y no cuando los abertzales de centros como el Iturrama o el Biurdana colocan pancartas proetarras en sus centros o le hacen homenajes a terroristas en el patio?

Algunas pancartas aparecidas en institutos de Pamplona. A la izquierda una pancarta que pide la impunidad para los terroristas de ETA en el instituto Iturrama, a la derecha otra  que "llama a la lucha" en el patio del instuto Biurdana.

El artículo en si es una perla entre las gemas de algo que pretende ser periodismo de investigación. Primero nos llaman extrema derecha y luego derecha. Si llegan a extenderse un poco más, nos acaban llamando centro-derecha regionalista. Dicen que nuestras pegatas las puede adquirir cualquiera en esta página web y después que necesariamente las ha tenido que colocar en estos lugares algún tipo de colectivo. Insisto, no nos podemos hacer responsables de lo que cada cual haga con nuestro material. 

Luego pasa a sacar algunas citas de artículos publicados en nuestro blog, como si no fuese información accesible a cualquiera que quiera leerla. Para terminar de perlarla, echándole bastante imaginación intentan buscar algún tipo de mensaje antisemita en una colaboración en la que se critica la obra unidireccionalmente cristianófoba de Abel Azcona e incluso bucean hasta un artículo de hace un año que explora las relaciones que existieron entre el abertzalismo y el sionismo político; de la misma manera que otros por ejemplo sacan a relucir las relaciones entre ETA y las FARC. Mejor que lo veáis por vosotros mismos, pero sin darles una sola visita:


La cosa no queda sólo ahí, al final del artículo pretenden sacar rédito político al intentar darle una lección de superioridad moral a los miembros de UPN que según ellos nos leen. Es este último hecho es el que evidencia que más que de un medio se trata in instrumento de propaganda a sueldo del PNV/Geroa Bai y que ha sido dispuesto para tapar sus vergüenzas, como para muchos de nosotros ya era más que evidente. Que se vayan preparando porque a un digital sensacionalista como el suyo le daremos muchos más titulares y nosotros agradeceremos la publicidad gratuita que nos hacen, porque si ladran es que cabalgamos.

Hispano

Cada día, un poco más de libertad


¿Por qué el simple acto de arrancar una pegatina abertzale o de poner una de España es un paso a favor de más libertad en Navarra? Muy sencillo:  Porque ellos, los aberchales, son minoritarios respecto al resto de ciudadanos.  No han ganado las elecciones en Navarra, ni en 2015, ni nunca.  Estar gobernando en la actualidad no significa haber ganado, porque gobiernan con ayuda de la izquierda no aberchale.  Esto es así tanto en Pamplona como en el Gobierno foral, y como en tantos municipios. 

Con iniciativas como las de NavarraResiste.com y otras, poco a poco se gana la libertad social que corresponde ejercer a la mayoría no aberchale.  Para conseguir reflejar la mayoría social en la calle, ya que no se ve en las instituciones, hay que seguir sin parar arrancando sus pegatinas y carteles, conjugándolo con poner los que reflejan la realidad foral y española; hay que quitar el miedo a vestirse con la camiseta de la selección española; ponerse abalorios con colores rojo y gualda si uno quiere; y así lo que se nos ocurra que refleje nuestra identidad.

Como siempre sucede, primero empiezan los pioneros, después se van uniendo algunos más, y pronto la mayoría se dejará notar, recuperando la libertad y enfrentándose al control social que la minoría aberchale pretende ejercer.  Cuantas más personas lo hagan, antes se respirará libertad real en Navarra. 

¡Seguid con fuerza e inteligencia!

Una colaboración de Pamplonica

martes, 25 de abril de 2017

La movilización es el camino


El pasado domingo tuvo lugar en Tudela un bonito acto en el que unos ciudadanos, la adscripción política es lo de menos, desplegaron una bandera de Navarra de grandes dimensiones en el Monumento al Sagrado Corazón y la Plaza de los Fueros de la ciudad ribera, lugar en el que esta iniciativa fue recibida entre aplausos por parte de los tudelanos que pasaban por allí.


Esta no es la primera acción de este tipo, por el Día de Navarra volvieron a desplegar esta bandera en las ruinas del Castillo de Maya, lugar que quizás es la Meca del nacionalismo vasco en Navarra; así como hace unas semanas en el malogrado Castillo de Tiebas. Este tipo de actos son bonitos y dan buenas fotos, como digo, pero no pueden ser el sustitutivo de la muy necesaria movilización social a pie de calle. Donde sin duda alguna pintaría más bonita esa bandera es en una manifestación entre miles de personas, y por desgracia hoy en día razones no nos faltan para ello.

La movilización social es una cuestión muy importante a la hora de mantener vivo a un sector social, aquello que no se mueve es porque está muerto. Esto lo sabe bien la etarrada, que no deja pasar una ocasión para tomar la calle, ya sea por la imposición del euskera, pedir el final de la dispersión para sus asesinos o luchar contra un fascismo inexistente; cualquier excusa es buena para mantener movilizada a su minoría organizada y hemos de aprender del compromiso de esta gente a pesar que en todo lo demás sean basura.

Por el otro lado, existe en Navarra una mayoría desorganizada que presencia inerme los desmanes de un gobierno teledirigido desde el País Vasco y cuya única hoja de ruta finaliza en la ansiada anexión de Navarra. Cada vez son mas las voces que le piden a UPN una manifestación contra las políticas del euskogobierno, más aun desde el desconcierto generado por la derogación de la Ley de Símbolos con el objeto de volver a introducir las ikurriñas en el terreno institucional. UPN es la única fuerza política capaz de organizar una manifestación exitosa en Pamplona contra las políticas del nacionalismo vasco, congregando a unos cuantos miles de ciudanos.

Si realmente quieren volver a recuperar las instituciones, estas no van a caer en sus manos como una fruta madura, si quieren los peces van a tener que mojarse el culo. Ante todo se trata de una cuestión de perderle el miedo al fracaso y al "qué dirán"; aunque junten a cien personas o a cien mil (como hace diez años) el Diario de Menticias abrirá el periódico del día siguiente diciendo que eran un puñado de ultras venidos desde el estado español en su mayoría. Todo aquello que hagamos ha de ser de cara a nuestra gente y nos tiene que importar un carajo lo que opinen los abertzales.

En el caso de que cunda el ejemplo y no se resignen a dejar que los enemigos de Navarra monopolicen las calles, si los ciudadanos sacan de los cajones sus banderas de España y se acaban viendo más que las banderas de Navarra aunque las regalen, que no se echen las manos a la cabeza porque tampoco sería la primera vez.


Hispano

lunes, 24 de abril de 2017

¡Que vienen los populistas! Pero, ¿es Podemos el populismo en Navarra?


Es el vocablo de moda en buena parte del mundo. Y está en boca de todos. Nos referimos, ¡cómo no!, al populismo.

Verifiquemos ante todo un hecho: más que nada, “populismo” es un insulto, una descalificación apriorística. Así es empleado para demonizar a los apestados del sistema (supuestos “fachas” emboscados y tramposillos), pero también para “marcar” a nuevos movimientos poco definidos o difíciles de encajar.

Un auténtico cajón de sastre. De este modo, además de los denominados populismos “de derechas” (el FN francés, el FPÖE austriaco…) o “de izquierdas” (Podemos, Syriza…), todos ellos muy europeos, al teorizar al respecto también se reflexiona en torno a las dos oleadas de populismos hispanoamericanos: el originado en Juan Domingo Perón (el peronismo sería el populismo referencial) y otros líderes como Víctor Raúl Haya de la Torre y su APRA, y el posterior en el tiempo -ahora denominado neopopulismo- y  más vinculado al denominado “Socialismo del siglo XXI” desde posiciones izquierdistas e indigenistas, encarnado en Hugo Chávez, Evo Morales, etc. Pero es que, siendo exhaustivos, los primeros populismos en la Historia fueron los rusos Naródnik –Voluntad Popular, altruistas terroristas nihilistas- y los granjeros norteamericanos del People’s Party; dos realidades que aparentemente nada tenían que ver. Y no olvidemos los populismos europeos de la posguerra: el poujadismo francés  y el italiano L'Uomo qualunque. Para mayor confusión, no han faltado autores que han identificado potenciales ingredientes populistas en fenómenos como el panarabismo de Nasser y el Baas y otros movimientos del Tercer Mundo y de los “países no alineados”.

A Fuerza de tratar de encajar fenómenos tan dispares y alejados en tiempo y espacio en tan manido concepto, éste se ha convertido en algo vacío.

Debemos señalar, por otra parte, que comportamientos “populistas” –en el sentido de demagógicos, o a modo de recetas facilonas ante problemas complejos- son desplegados por todos los partidos políticos, por muy honorables que se presenten. También entre los menos presentables, pues, ¿cómo calificar el entusiasmo de todos estos políticos navarros que se colocaron el dorsal para salir fotografiados los primeros en la llegada de la korrika 17 a Pamplona? Efectivamente: Asirón en éxtasis y los demás.

En Navarra, como buenos habitantes –para bien y para mal- de la piel de toro, no podía ser de otra manera: también tenemos a nuestros “populistas” vocacionales, ya devenidos en profesionales. Nos referimos, por supuesto a Podemos.

Ainhoa la carnicerita, Itoiz el pijoprogre y sus amigos okupas e hipotecados, Laurita y sus papás, Tere y sus troskos, la muy amiga “paracaidista” de Iglesias Ione Belarra…

Rebotados del PSOE unos y unas, tránsfugas de Batzarre e Izquierda Unida otros/as, gentes sin partido previo muchos/as, antiguos/as merodeadores/as de la “izquierda abertzale” en no pocos casos, los/as trotskistas inclasificables de siempre… Un partido de aluvión, bisoño, todavía en formación; pero ya con unas cuantas purgas y resentidos en su haber. Chicos/as listos/as: aprenden rápido; sobre todo lo malo. No es para menos “han pillado” poder, lo que les encanta y bien que disfrutan. Y no sólo para que les lleven las maletas.

Entonces, populistas, ¿a pesar de todo? Sí, pero en el sentido de ser ambiguos cuando les conviene; y de estar encantados de conocerse siempre; y protagonistas de las redes y las barras; y amigos de la selfie; y entusiastas del latigazo verbal, de la improvisación y la ignorancia descarada; y, sobre todo, del permitirse lo que sea “porque me lo merezco”.

Políticamente hablando, ¿cómo encajarlos? Pues, visto lo visto, como amigos de la “revolución permanente” y de la extensión sin límites de los nuevos (¿?) “derechos individuales y sociales”. Todo ello, muy a la moda. Fácil de recetar, recitar y en la cresta de la ola. En consecuencia –aseguran muy seriecitos- hay temas que les aburren; caso del “contencioso Navarra-Euskadi”. Y es que son la mar de divinos; divinos de la muerte, que dirían los puretas. Pero de esa izquierda-divina; la gauche-caviar tal y como se les conoce en la vecina Francia. Y ya se sabe cómo se las gastan estos franceses: un poquito bordes, pero muy precisos.

Ideológicamente –recordemos declaraciones y orígenes- sus genes y nutrientes son muy de izquierdas: marxismo-leninismo revolucionario, radical-progresismo, eco-femi-socialismo.

Apelan a “los desposeídos”, pero viven como los de “la casta”. Son ligeros en las formas, pero pesados en sus políticas y, aunque anuncien lo contrario, han envejecido rápidamente.

Con esos pelos, y desde esos polvos, intentan pescar en el río revuelto del legítimo descontento ciudadano, con no pocas dosis de demagogia, irresponsabilidad y juicios superficiales; en el evidente cabreo de la gente, mediante el impacto mediático y el titular sensacionalista propio de La Sexta.

Ocasionalmente transversales, pero muy de izquierdas. Populistas…, pero ya integrados en el sistema que dicen denostar. Desde las clases medias depauperadas, pero sin mezclarse con el pueblo.

Y viajan mucho: a Vistalegre, para medrar y purgar; a Bayona, para dejarse ver con el psicópata de Mondragón; a Alsasua, para “solidarizarse con esos pobres muchachos”… y es que no entienden que a esos “pobres muchachos”, que la emprendieron con los guardias civiles y sus chicas (feministas, por favor, ¿dónde os escondéis?), se les puede torcer la mirada y tomarla con algún/a podemita ¡por españolistas! Que ya se cansarán, antes que después, de tanta ambigüedad y tanta tontería. Y les pedirán cuentas agriamente, de modo que hacerse el/la interesante no servirá de nada. Serán socios, más o menos afines, pero amigos, lo que se dice amigos… jamás.

¿Populistas? Si el epíteto les resulta rentable, pues populistas y lo que haga falta. Transversales, pues también: ni de derechas, ni de…, pero sí de izquierdas, ni tampoco de centro. La cuadratura del círculo. Pues de círculos saben mucho.

Los navarros expatriados por causas económicas ya están comprobando que votarles a los podemitas-populistas-pijoprogres no les ha servido de nada: sigue allende la muga buscando trabajos dignos.

Los identitarios van comprendiendo que de los suyo, nada de nada; pues para identidad  ya está la versión auténtica, es decir, la abertzale. O la española de siempre y de pro, que es otra manera de ser identitario; pues ser español hoy día es ir contracorriente, es lo alternativo y genuinamente rebelde. Córtate las rastas, los pelos afros, y rebélate de una vez. Espabila, que te están tomando el pelo. Y nunca mejor dicho.

Los genéticamente transversales –pero de verdad- es decir, quienes perciben que ser de “derechas” como ser de “izquierdas” son manifestaciones de un mismo sistema economicista y mundialista, seguirán a la espera y tal vez generen nuevas formas de comunidad.

Y los decepcionados con la democracia partitocrática, oligárquica y representativa ya tiene muchos, muchísimos motivos, para asimilar que Podemos es más de lo mismo, aunque sea de color morado.
Si ser populista es ser rebelde, Podemos no es populista.

Si ser populista es aspirar a una democracia más participativa, Podemos no tiene la fórmula ni la voluntad.

Si populismo es arraigo, Podemos es una izquierda más: bon vivant y consumista.

Si populismo es identidad, Podemos ni es panvasquista ni navarrista; ni chicha ni limoná: es un camelo.

Si Podemos es justicia social, Podemos es paternalismo y burocratismo de la subvención a los amiguetes, de la palmadita y la selfie.

Y si hablamos de la bandera de la soberanía nacional, como último refugio de los débiles -fundamental en todo populismo que se precie- pues a Podemos no le dice ni sugiere nada de nada.
Por todo ello, Podemos NO es populista. Es marxismo-leninismo tope-guay. Pero sobre todo: OPORTUNISMO.

¿Populismo en Navarra? No lo hay, pero, ¿se le espera?

Sila Félix

viernes, 21 de abril de 2017

La bandera de Navarra como invento de nacionalistas y otras falseades


A principios de este mes y al calor de la polémica en torno a la derogación de la ley de Símbolos de Navarra por parte del Euskogobierno de Uxue Barkos, un blog afín a Geroa Bai publicó un artículo en el que básicamente se afirmaba que la bandera de Navarra había sido diseñada por nacionalistas y que durante la transición UPN  había estado en su contra mientras que los nacionalistas vascos siempre la habían defendido. Vayamos por partes.

La bandera de Navarra se oficializa en 1910

Es importante entender el contexto en el que la bandera de Navarra es adoptada para ahorrarse el decir muchas idioteces. A finales del siglo XIX y principios del XX, se dio un momento de ebullición en lo que refiere a la creación de todo tipo de enseñas nacionalistas, regionalistas y políticas. Por ejemplo, es a finales del siglo XIX cuando Blas Infante inventa una bandera para Andalucía a la que dota de connotaciones islamistas, a pesar de que los andaluces actuales descienden mayoritariamente de repobladores cristianos del resto de reinos hispanos.

En 1894 Sabino Arana inventa también una bandera separatista para Vizcaya que será conocida como la ikurriña y que acabará siendo utilizada para el proyecto separatista vasco en su conjunto. Otras banderas separatistas como la estelada son un poco más tardías (1908 quizás) mientras que la bandera republicana tricolor tiene un origen más difuso alrededor de estas fechas e introduce una franja morada para representar a Castilla como eje vertebrador de España. Este es el mayor error en la vexilogía española hasta el momento, puesto que parte de la mala interpretación de consierar al pendón de Castilla de color morado, cuando en realidad era de color rojo carmesí.

En este contexto Navarra no iba a ser menos y con motivo de los preparativos para el 700 aniversario de la Batalla de las Navas de Tolosa la Diputación Foral de Navarra le encarga a la Comisión de Monumentos Históricos y Artísticos de Navarra el diseño de un escudo de Navarra estandarizado junto con una nueva bandera. 

Es aquí donde viene el punto polémico, puesto que esta comisión estaba compuesta por Arturo Campión, Hermilio de Olóriz y Julio Altadill; y es aquí también donde el artículo empieza pifiarla pero bien ya que a todos ellos les atribuye ser vasquistas, cosa que es cierta porque todos son estudiosos de la cultura vasca, pero asimila el vasquismo al nacionalismo vasco cuando reproduce una cita -que no se sabe muy bien de dónde sale- en la que se afirma que no le cabe duda de que estas personas también amaban la ikurriña.

La realidad es que, si bien personajes como Arturo Campión pueden ser denominados por aquel entonces como protonacionalistas, otros como Julio Altadill dificilmente pueden ser denominados nacionalistas vascos teniendo en cuenta que aparte de historiador y geógrafo, también era un Intendente General de división del Ejército Español con varias condecoraciones; cuestión que es difícilmente compatible con ser un separatista vasco. Esto quiere decir que tenerle apego a la cultura vasca no te convierte en un nacionalista vasco, como al autor del artículo le gustaría.

Documento que recoje el diseño original del escudo de Navarra y su bandera. Este primero fue estandarizado en 1910 pero es muy anterior

Esta Comisión cumple su cometido y propone un escudo de Navarra estandarizado bastante parecido al actual que incluye "elementos esenciales, según tradición constante, cadenas de oro sobre fondo de gules con una esmeralda en el centro de unión de los ocho brazos de eslabones" junto con una bandera que encontraron acorde a las normas vexilológicas asociadas a este tipo de simbología heráldica.

Artículo relacionado: Historia de la bandera de Navarra

Como vemos, no es que unos nacionalistas vascos inventen la bandera de Navarra, es que la Diputación Foral le encarga a un comité de historiadores la estandarización del escudo de Navarra y la creación de una bandera regional acorde al mismo, dos cosas diferentes. Pretender que porque alguno de estos historiadores fuese vasquista, que la bandera de Navarra es entonces un símbolo del nacionalismo vasco, es un disparate del mismo calibre que decir que el Segundo Ensanche de Pamplona es abertzale porque fue proyectado por un arquitecto que también era del PNV.

Los abertzales casi siempre han despreciado los símbolos de Navarra

La nueva bandera de Navarra fue izada el 16 de Julio de 1910 en la Diputación Foral, al mismo tiempo los nacionalistas vascos también la colocaron en el balcón del primer Centro Vasco de Pamplona. Los abertzales intentaron instrumentalizar la bandera de Navarra desde el primer momento, pero esto no impediría la interiorización de esta nueva bandera regional por el común de los navarros, sin contraponerla a los símbolos nacionales. Sirva como ejemplo este texto publicado en el 1915 en la revista La Avalancha: "Interceda este año San Fermín, el día de su fiesta, con el Señor todopoderoso para que (…) la patria prospere al amparo de la Cruz sacrosanta, y de la bandera roja y gualda de España, y a cuya sombra bienhechora flamee victorioso el pendón bermejo de Navarra"

Ante su fracaso al intentar manipular la enseña de Navarra, desde entonces los abertzales han despreciado casi siempre los símbolos de Navarra, utilizando otros alternativos para representar su "Nafarroa". Estos símbolos del nacionalismo vasco irían desde el Águila Negra de Sancho VII -un símbolo familiar del rey navarro más conocido como "arrano beltza" y para el que el batasuno Telesforo Monzón inventó una bandera con fondo amarillo- hasta la adopción más actual de un escudo de Navarra desfasado que podemos encontrar en un manuscrito del siglo XVI conocido como el Libro de armeria del reino de Navarra, no sin antes quitarle la corona, claro está. 

Artículo relacionado: Arrano beltza, arrano mentira.

Se puede concluir que salvo en usos oportunistas, a los nacionalistas vascos les repelen las cadenas de Navarra porque fueron ganadas en una batalla en Jaén en la que Navarra luchó fuera de sus fronteras y junto a la mayor parte de los reinos hispanos, contra los invasores musulmanes. De hecho, por este motivo hoy en día en los círculos internos del PNV/Geroa Bai suelen usar el escudo desfasado con la bloca dorada y sin las cadenas de Navarra.

Actualmente los abertzales usarán cualquier bandera que no lleve las cadenas de Navarra

¿Estuvo prohibida la bandera de Navarra?

En el mismo artículo de este aspirante a juntaletras del Mentizias, también cita un suceso puntual por el que un ex-concejal nacionalista colgó por el Día de San Francisco Javier la bandera de Navarra en el ayuntamiento de Tafalla, medida que motivó su exilio en Francia al ser retirada la enseña por los somatenistas del pueblo. Lo que no nos contará este iluminado es que este hecho se produce en plena dictadura de Primo de Ribera, en un momento en el que estaba prohibido exhibir cualquier tipo de bandera que no fuese la bandera española; en edificios, barcos, etc. Medida tomada precisamente para evitar que se colgasen banderas separatistas como la ikurriña.

Un hecho que demuestra esta persecución inexistente de la bandera de Navarra es que existe constancia de su presencia en una Jura de Bandera del somatén de Pamplona que se organizó en 1925 con motivo de la visita de Miguel Primo de Rivera a la capital navarra.

UPN contra la bandera de Navarra

Cerrando ya la retahíla de despropósitos, el articulista se termina de lucir asegurando que durante la transición UPN estuvo en contra de la bandera actual de Navarra porque defendía la bandera de Navarra con la Laureada. No hace falta ser un intelectual privilegiado para ver que en el caso citado no es que UPN estuviese en contra de la bandera de Navarra, es que no era favorable a retirar la condecoración de la Laureada de San Fernando de la enseña, que también son dos cosas diferentes. 

Que coyunturalmente el nacionalismo vasco utilizase la bandera de Navarra sin la Laureada por aquel entonces sólo puede ser entendido como una maniobra de oportunismo, y es que una vez la sociedad navarra volvió a asumir la bandera con su diseño original, los abertzales volvieron a cualquier versión sin corona, en forma de estandarte o de la forma que sea; porque ellos siempre tienen que ser los diferentes.

También hay que recordarle a los maricomplejines que UPN por aquel entonces se encontraba en un proceso de confluencia con Alianza Foral Navarra, un partido que había nacido para oponerse a la constitución de 1978 al considerarla "atea, marxista y peligrosa para la unidad de España"; así como de su Transitoria Cuarta, concesión hecha al PNV que aun hoy pende sobre nuestras cabezas como una Espada de Damocles. AFN se acabaría disolviendo en UPN para evitar dividir a las fuerzas regionalistas de derechas y quien sabe si esto se produjo bajo mandato eclesial...

Pegatina de las JJ.NN. de UPN en otros tiempos más cañeros

La batalla de los símbolos es importante y esto los abertzales lo saben mejor que nadie, por esto mismo es también importante no ceder un sólo centímetro ante su simbología impostada, empezando por la ikurriña que no es nada más que una bandera separatista que el nacionalismo vasco pretende imponer en nuestra tierra.

Hispano

jueves, 20 de abril de 2017

¿Sabías que... el origen del topónimo Echarri


Ahora los vecinos de Echarri Aranaz (no todos) se consideran de Euskadi, el pueblo ha sido cuna de auténticos etarras y ponen la ikurriña de forma permanente. Curioso, ¿verdad?

Cambiar la toponimia para cambiar Navarra


Los separatismos manipulan la Historia, es algo que todos sabemos y que hacen para dotar de una visión pseudohistórica y romántica al imaginario antiespañol imprescindible en su proceso de construcción nacional. La toponimia; es decir los nombres de las localidades, los ríos, las montañas y los lugares; son un legado importante de nuestros antepasados que nos dice de dónde venimos y por lo tanto quiénes somos. Como los abertzales pretenden formatear nuestro pasado para robarnos el futuro, es una lucha que no van a dejar pasar.

Ayer mismo nos enterábamos por la prensa de que el Gobierno euskaldún de Uxue Barkos prepara con nocturnidad y alevosía un proyecto de Decreto Foral que se mete de lleno en el jardín de la toponimia impostada y que pretende que en las señales de toda Navarra consten también los términos vascos de las localidades; independientemente de que no sean oficiales o directamente sean un invento que no respeta ni la Historia de la localidad, ni la falta de uso del euskera en la misma. No sólo es el dineral que nos costarían estas nuevas señalizaciones o el plomazo de visualizar carteles en carretera con términos redundantes, todo esto es lo de menos, es la forma sibilina de manipular nuestro pasado para controlarnos.

No hace falta ser  Nostradamus para vislumbrar el proceso que van a emplear para sustituir la toponimia hispana por otros términos reales o inventados, sólo hace falta ver el procedimiento y los resultados que han obtenido en el País Vasco, que ha sido gobernado durante décadas por la rama vascongada del PNV/Geroa Bai.

El primer paso consiste en exigir como van a hacer ahora, que las señales sean bilingües allá donde sólo consta un término en español. No el bilingüismo en toda Navarra, puesto que esto esto requeriría poner también en español muchos carteles que sólo usan términos euskaldunes en la mal llamada zona vascófona, una zona que realmente es mixta al contrario que los lugares de la actual "zona mixta" en los que hasta en los patios de las ikastrolas puedes escuchar a los críos jugando en castellano. 

Una señal a la entrada de Lecumberri que algún patriota se ha encargado de decorar

En segundo lugar, alegarán que los términos en vasco tienen que tener la preferencia respecto a los términos en castellano, ya sea en orden o en tamaño. Esto es algo que ya se está viendo en muchos pueblos de la Cuenca de Pamplona en los que gobierna Geroa Bai/PNV. Hace algunos años se puso de moda el poner carteles a la entrada de las localidades y en contra la mal llamada violencia sexista, un brindis al sol que no viene a solucionar nada con respecto a la problemática de la violencia contra las mujeres en el ámbito doméstico. 

Paradójicamente, los proetarras de Bildu colocaron carteles en las entradas de la ciudad en los que se daba prioridad a la leyenda "Pamplona no tolera las agresiones sexistas" frente a la misma leyenda en euskera; mientras que en el caso de los ayuntamientos gobernados por Geroa Guay, el texto que tenía prioridad era el que venía en vasco. Bajo el pretexto de términos vacíos como que "el euskera es la lengua de la tierra" es como los vasquistas desprecian la realidad lingüística de la Cuenca de Pamplona, poniendo a una lengua minoritaria como el euskera por encima del castellano, verdadera lengua común de toda Navarra.

Los nacionalistas vascos ponen en Villava al euskera minoritario por encima del español

El tercer y último paso consistirá en sustituir la cartelería bilingüe por otra exclusivamente en vasco, importando muy poco sustituir los nombres hispanos con verdaderas raíces históricas por imposturas en batúa. Los ejemplos de esta sustitución lingüistica se pueden encontrar en muchos carteles en el País Vasco y el norte de Navarra, en este último caso mayoritariamente por torpeza o dejación de los regionalistas.

El español, reducido a su mínima expresión en muchos carteles viarios del País Vasco

¿Qué podemos hacer para parar este proceso? Yo lo tengo muy claro: si euskaldunizan el nombre de tu localidad metiéndole alguna K o B, haz unos vinilos con las letras de la grafía original y pégalos encima de las letras del cambiazo. Si en los carteles de tu localidad empiezan a darle prioridad al euskera o si incluyen términos inventados que no responden a la realidad lingüística de tu pueblo, táchalos con un spray negro. Ahora te toca a ti hacer tu parte, lo puedo decir más alto pero no más claro.

Hispano

miércoles, 19 de abril de 2017

Navarra: sé tú misma


En algunos grupos de facebook se ha subido un video en el que se visualiza y escucha el himno nacional español – la Marcha Real- en las calles de Pamplona, con motivo de una de las procesiones religiosas de esta pasada Semana Santa.

Los comentarios, en general, eran muy positivos: “estamos en España”, “que alegría”, “¿por qué va a molestar?”…

El Himno Nacional en los pasos de Pamplona

Ciertamente, el hecho no deja de ser, en estos tiempos, una excepcionalidad. Ante todo, por desarrollarse en la parte vieja de Pamplona; supuesto feudo de la aberchalada y radicalismos anarco-comunistoides para quienes la tolerancia es vista como un ejercicio de debilidad frente al “fascismo que avanza”.

Pero además, para otros, tamaña manifestación popular no dejaría de ser sino un pernicioso residuo del denostado y fenecido nacional-catolicismo de tan “infausta memoria”. Otro signo a derribar y eliminar; y van…

A pesar de todo ello, para muchos -sin necesidad de ser religiosos- tal ejercicio de identidad colectiva no deja de ser una manifestación más de estricta normalidad social y democrática. Un ejercicio de civismo, de libertad y de consistencia comunitaria. Simbolismo compartido, sacralidad pública, identidad nacional, espontaneidad popular.

Ciertamente, el asunto no es nada sencillo; sobre todo, al cargarse un episodio de este tipo con múltiples valoraciones ideológicas que retuercen y deforman la realidad… al servicio de contrabandistas de ideas y proyectos totalitarios (laicistas confesionales, radical-progresistas, panvasquistas paganizantes o veterocatólicos sabinianos…).

Constatemos, en primer lugar, el empeño en expulsar la religión –la católica, faltaría más- del espacio público y limitarla a las sacristías y a la conciencia individual; lo que en última instancia implica la eliminación de unos poderosos vínculos simbólicos de carácter comunitario e identitario orientados al sentido existencial. La tendencia laicista es poderosa, sigue en alza y son muchos los resentidos encantados en alimentarla… y no pocos acomplejados en plegarse ante lo percibido como “normal”. Veremos mucho, mucho más.

En segundo lugar, las tendencias y posicionamientos de la propia Iglesia católica; en tantas ocasiones desconcertantes para propios y extraños. Y no nos referimos al magisterio del Papa Francisco. Un detallito a modo de ejemplo: ya no es posible escuchar el himno nacional en una ceremonia oficiada en un templo católico…, por imperativo canónico. Si la familia de un fallecido desea que en algún momento del funeral por el alma de su ser querido sea entonada la marcha real -por manifestación expresa del fallecido, de la familia, de sus amigos, de todos ellos…- no lo conseguirá: sea en San Nicolás de Pamplona o en San Pedro de Olite. En Urdax o en Cortes. Hasta tal punto es así que no es imposible afirmar que el himno nacional interpretado en la celebración eucarística de la Virgen del Pilar, en la iglesia de San Miguel de Pamplona, acogiendo a la patrona de la Guardia Civil y al Benemérito Cuerpo allí celebrante en el último octubre del 2016, acaso forme parte ya del pasado.

La Dolorosa de Pamplona

Tiempos paradójicos y sorprendentes los nuestros: a la religión se le expulsa del espacio público y en los templos no puede escucharse la Marcha real. Tanta separación, tanto matiz, tanta dialéctica, tanta normativa, tanta asepsia…nos han hecho perder la memoria y los reflejos. Y las personas sin memoria ni reflejos son dóciles ante el poder, el que sea.
Formalmente, ambos episodios son circunstancias distintas que responden a dinámicas propias. Está claro.

La separación Iglesia-Estado, interpretada en su versión confesional laicista anticatólica, tan de moda en nuestra decrépita Europa, seguirá avanzando también en Navarra. Nos guste o no. A la vez que la increencia se instala significativamente entre los navarros; y algunos miles de nuevos –y otros no tan nuevos- navarros se adscriben a los cultos evangélicos y musulmán. Y a la New Age o al “supermercado espiritual” tan próximo a las viejas supersticiones que el cristianismo nos había liberado... Estamos en una sociedad pluralista. Es evidente. Nadie lo niega. Y muy poco católica; también es notorio. Perviven parroquias católicas de gran vida y proyección, realidades eclesiales luminosas y esperanzadoras. Pero lo cierto es que no es posible afirmar –salvo desde la perspectiva de la esperanza escatológica- si serán el germen de nuevos cristianos o islas que resisten mal que bien, los vendavales de la globalización, el mundialismo y el desarraigo.

Mientras tanto, algunos añorarán que la marcha real suene al órgano y en un templo, al menos en alguna ocasión. Un signo de los tiempos: Navarra apenas se reconoce en su pasado; tampoco en el religioso. Y con ello se pierden lazos comunitarios, viejas y benéficas solidaridades, experiencias compartidas, tradiciones operativas que dieron vida a un Fuero exhausto…

Los navarros de ayer, de hoy, y de mañana, seguiremos teniendo necesidad de comunidad y pertenencia. La navarridad de hoy es distinta de la de ayer. Y lo será de la de mañana. Habrá, ya las hay, muchas formas de vivenciar la navarridad, individual y colectivamente. Pero si el lazo con la tradición católica se rompe –creencias, vivencias,  comunidades orgánicas- se tratará de una Navarra irreconocible; no en vano –es legítimo preguntarse- ¿perviviría Fuero alguno? Navarra, en tal caso, ¿sería algo más que una mixtura personal a base de Osasunbidea, Hacienda Foral y los lights cursillos de los Civivox?

Cuando Juan Pablo II reclamaba el tan famoso como olvidado “¡Europa, sé tú misma!”, invocaba a su pasado religioso, a su cristianismo, su tradición romana, su sabiduría griega. Hablaba de raíces, pero también de proyección y futuro. También estaba pensando en nuestra Navarra.

Merece la pena recordarlo, más cuando hablamos de religión y catolicismo. Fue un 9 de noviembre de 1982 cuando Juan Pablo II en aquel discurso sobre la identidad europea invocó, entre otras muchas cosas, lo que sigue: “Desde Santiago, te lanzo, vieja Europa, un grito lleno de amor: Vuelve a encontrarte. Sé tú misma. Descubre tus orígenes. Aviva tus raíces. Revive aquellos valores auténticos que hicieron gloriosa tu historia y benéfica tu presencia en los demás continentes. Reconstruye tu unidad espiritual, en un clima de pleno respeto a las otras religiones y a las genuinas libertades. Da al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios. No te enorgullezcas por tus conquistas hasta olvidar sus posibles consecuencias negativas. No te deprimas por la pérdida cuantitativa de tu grandeza en el mundo o por las crisis sociales y culturales que te afectan ahora. Tú puedes ser todavía faro de civilización y estímulo de progreso para el mundo”. No por olvidadas tales palabras, han perdido actualidad.

Los tiempos cambian, las personas son otras, pero el corazón del hombre es el mismo. La Navarra que hemos conocido, en lo bueno y también en lo menos bueno, es fruto del trabajo de las muchas generaciones que nos precedieron. Eran religiosos, entendían que vivir para los demás era bueno, creían en el bien común, se dotaban de reglas que ayudaban a sobrevivir, a tener una existencia con sentido y a impartir justicia. No había conflicto entre el ser navarro y el ser religioso. Pero vivimos tiempos acelerados de cambio y transformación. Las imposturas se imponen a lo natural. La dialéctica al sentido común. Lo artificioso a lo espontáneo.

Así las cosas, además, la Iglesia tiene su propia “agenda”, pues su mirada y naturaleza son divinas. De hecho, los hay que se plantean que la Iglesia arriesgó mucho y perdió credibilidad por su vinculación a la unidad de España. Están en su derecho. Seguro que no les faltan argumentos teológicos o dialécticos. Y si no los tienen, se los inventan, que no pasa nada. 

Pero también estamos en nuestro derecho si reclamamos la defensa de la sacralidad en la vida pública navarra y la identidad española allí donde vivimos y nos movemos. Sin complejos, sin violencias, sin mentiras.

Por ello, en una deseable fase de civismo democrático y de madurez social, los proyectos totalitarios sobran: sean panvasquistas, nihilistas, mercantilistas o islamistas.

Sila Félix