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martes, 18 de diciembre de 2018

¿Sabías que... el Himno de Navarra y la corrección política


Himno anterior:

Por Navarra / tierra brava y noble, / siempre fiel, / que tiene por blasón / la vieja Ley tradicional

Por Navarra / raíz de España libre / proclamemos / nuestro unánime y viril afán

En fraterna unión / con foral tesón, / laboremos e incansables / juntos lograremos / honra, amor y paz

Himno actual:

Por Navarra / tierra brava y noble, / siempre fiel, / que tiene por blasón / la vieja Ley tradicional

Por Navarra / pueblo de alma libre, / proclamemos juntos / nuestro afán universal

En cordial unión / con leal tesón, / trabajemos y hermanados / juntos lograremos / honra, amor y paz

martes, 8 de mayo de 2018

Desmontando el bulo del origen andalusí del himno español


Hará algo más de diez años, el portal WebIslam publicó todo eufórico un artículo en el que afirmaba que el himno español en realidad procedía de una nuba andalusí, esto es una canción tradicional de los pueblos musulmanes radicados en las áreas de la península ibérica dominadas por el Islam durante la Edad Media.

Según esta página, que recordemos es una web de conversos españoles que recibe fondos públicos y se dedica a promover la islamización de España, la melodía original en la que se basa nuestro himno provendría en realidad de una composición del filósofo polímata de origen zaragozano Ibn Bayyah, conocido entre los cristianos como Avempace. Nacido en el seno de una familia humilde de plateros de probable origen franco, fue uno de los sabios musulmanes más destacados de su época con estudios en torno a la música, medicina, botánica, astronomía y física; fue también uno principales comentaristas de Aristóteles de la Edad Media y posible inventor del zéjel, una forma tradicional de poesía que tiene su origen en la literatura hispano-árabe.


Aquí arriba pueden escuchar la composición de marras, que se corresponde con el principio del movimiento D-Dary de la Núba IstihlálEs obvio que se trata de una melodía calcada al actual himno nacional. De hecho, esta gran noticia para los islamófilos ha sido compartida de forma acrítica por multitud de blogs e incluso en algún medio de extrema izquierda, en alguno de estos sitios afirmaban todo ufanos que ahora que según ellos se había certificado el origen andalusí del himno de España, les podría incluso hasta llegar a gustar. Hasta ese punto enfermizo llega la xenofilia y la endofobia de esta gentuza, que rechaza lo lo cercano para abrazar todo aquello que esté opuesto a occidente... pero se equivocaban.

Uno es perro viejo e intenta ser una persona ante todo crítica: algo huele a chamusquina en la historia de esta música, porque según los islamófilos habría sido compuesta a finales del siglo XI o principios del siglo XII y se habría mantenido en forma de tradición popular andalusí según iría retrocediendo el islam en la Península Ibérica, para dar el salto al norte de África cuando el Islam fue derrotado y posteriormente expulsados la mayor parte de los moriscos, de ahí que esta música se mantuviese hasta llegar a la música tradicional marroquí.

Siguiendo el hilo de esta teoría, a mediados del siglo XVIII esta música tradicional habría llegado de alguna manera a Manuel de Espinosa, que lo copiaría para su Marcha de Granaderos de 1761, melodía en la que el actual himno de España tiene su origen. Así, esta teoría desafinaba un poco, más que nada porque desde el punto de vista de la historiografía, es bastante inverosímil que una canción pase de padres a hijos durante mil años y se parezca tanto a una canción moderna que deriva de otras anteriores, con sus correspondientes arreglos

Al fin y al cabo, ¿Como sé que esta música no era en realidad el himno de España tocado con instrumentos marroquíes? Pasé a centrarme en la fuente de la pieza musical en concreto.

En 1994 los musicólogos Omar Metioui (Marruecos) y Eduardo Paniagua (España) forman el conjunto Ibn Báya. Bajo este nombre editan al año siguiente el CD Núba al-Istihlál. Es importante entender que en sus estudios musicales Ibn Bayyah dota a las nubas andalusies de una estructura cuya primera parte se llama "istihlál" (que quiere decir introducción) pero que el Ibn Bayyah del siglo XI-XII no dejó ninguna partitura musical (sea cual fuese su forma de notación), por lo tanto la música del CD "Núba al-Istihlál" del conjunto "Ibn Báya" no proviene de ninguna partitura del filósofo de los siglos XI-XII Ibn Bayyah.

Aquí tienen la ficha técnica del CD en la que pueden contrastar toda esta información: http://www.sonusantiqva.org/i/M/OMetioui/1995NubaIstihlal.html

Aquí se puede escuchar el CD entero (la parte relevante es a partir del 31:30)

¿De dónde sacaron entonces esta música? La música proviene del cancionero andalusí-magrebí conocido como Kunnás de al-Há'ik que data de finales del siglo XVIII (en concreto el manuscrito más antiguo conocido es de 1780) y que se limita a recoger canciones populares que han sido pasadas de padres a hijos.

Pueden encontrar más información sobre el cancionero Kunnás en el libro Los manuscritos árabes en España y Marruecos (a partir de la página 143 aunque creo que hay un error tipográfico en la datación aproximada del primer libro original, que no se conserva)


¿Todas las canciones del Kunnás son de origen desconocido? No, en concreto existe constancia de que el conjunto de la Núba Istihlál fue compuesto en el siglo XVIII por un contemporáneo de al-Há'ik, el músico de Fez Hajj Allal al-Batla, que habría compuesto esta música de forma simultánea a la marcha de Manuel de Espinosa... pero el único registro que tenemos de la misma es de 20 años después.


Recordar que la primera partitura conocida de la Marcha de Granaderos original se encuentra en el Libro de la Ordenanza de los Toques de Pífanos y Tambores que se tocan nuevamente en la Ynfant° Española de Don Manuel de Espinosa (al que se le supone la autoría) que está fechado en 1761. Esto es dos décadas antes de la compilación del cancionero Kunnás y esto suponiendo que la Marcha Granadera no es algo anterior a la partitura original de 1761. En 1770 esta es ya declarada Marcha de Honor por el Rey Carlos III.


Artículo relacionado: Historia del himno español

Sabemos que la Marcha Real tiene su origen en la Marcha de Granaderos de 1761 y la Núba Istihlál fue recogida en el Kunnás en torno al año 1780, suponemos que tienen un sorprendente parecido musicalmente hablando (luego vienen los peros) teniendo en cuenta las fechas y el hecho de que el norte del actual Marruecos estaba bajo cierta influencia española (recordemos que plazas como Ceuta y Melilla ya pertenecían a la Monarquía Hispánica antes de que exista el propio Marruecos) también existe la posibilidad de que la Núba Istihlál recogida en el Kunnás se viese influenciada por la Marcha Granadera o la Marcha de Honor, al principio del movimiento D-Dary.

Hay un gran pero... La música del CD de Eduardo Paniagua procede de una recomposición más "occidentalizada" (ver la ficha técnica del CD) de una partitura mucho más simple y primitiva que ha sido reinterpretada para dar una partitura más compleja (es decir, con elementos que no estaban) Efectivamente el resultado es clavado al himno nacional, pero ya no tanto a la Marcha Granadera, que es el original. Lo que parece es que la recomposición buscaba de forma intencionada el parecido con el himno español actual. Para que nos hagamos a la idea de como puede una recomposición u otra influir sobre la música, hay otras versiones de la Núba Istihlál que estas sí, se parecen bastante poco al himno nacional.

Núba Istihlál interpretada en 1988 por Ustad Massano Tazi (a partir del minuto 13:00 es el movimiento D-Dary): ¿Parecido? En opinión de un profano, escaso. Casualidad o por las fechas, influencia lejana.

No quiero dudar de la profesionalidad de Eduardo Paniagua, reputado musicólogo medieval donde los haya, pero si recomponiendo una canción tradicional marroquí le sale el himno de España y en una entrevista dice que "...esta música bien podría ser el precedente, o bien ser posterior al himno nacional y haber imitado al mismo, aunque también señaló que podría tratarse de una coincidencia..." ante la bola que ha ido rodando todo estos años, quizás debería de haber dado unas explicaciones algo más claras en honor a la realidad histórica.

¿De dónde viene la "confusión"?

Podemos dar por desmontando entonces el bulo que fue extendido por WebIslam según el cual la Marcha Granadera proviene de una Nuba de origen Andalusí. No ha contribuido para bien el que grupo de Paniagua se llamase "Ibn Báya" porque esto puede dar a entender que se trata de música compuesta por el filósofo Ibn Bayyah del siglo XI-XII cuando provienen de un cancionero de finales del siglo XVIII.

Tampoco creo que haya ayudado que la obra original sea del siglo XII-XIII... de la era musulmana (correspondiendose esos tiempos a nuestro siglo XVIII, como digo antes) así como que el nombre sea "Núba al-Istihlál" cuando el Ibn Bayyah original introduce en sus estudios musicales la Istihlál en las nubas (que sería algo así como la introducción) y la Nuba Istihlál como tal (es decir, como nuba en su conjunto y no como denominación de la introducción de una nuba) es compuesta a mediados del siglo XVIII por un músico de Marruecos, para unas cuantas décadas después ser incluida en un cancionero popular...

Aun teniendo en cuenta estos hechos que pueden inducir a la confusión, creo que en algún momento alguien bien informado ha decidido dejar correr este bulo en beneficio del revisionismo islamófilo que busca contribuir a la imagen falsa de que la cultura española actual le debe muchísimo a la influencia musulmana durante la época medieval. 

Nuestra cultura actual es netamente occidental y cristiana, no lo digo con desdén hacia cierta herencia cultural de origen árabe principalmente en forma de léxico (4000 palabras del español vienen del árabe... de más de 100.000 términos) o algunos monumentos generalmente palaciegos; pero poniéndolo en su justa medida, desde el punto de vista cultural el Islam ha supuesto para nuestra España una influencia parecida a lo que el Imperio Romano ha supuesto para el actual Norte de África. La realidad es que España se forjó contra el Islam.

Hispano

miércoles, 28 de junio de 2017

¿Son fascistas la bandera y el himno español?


No hace falta ser un erudito para saber que ni la bandera, ni el himno español son fascistas, franquistas, ni nada por el estilo.

Para que nos hagamos una idea de la época en la que se adoptaron nuestros símbolos patrios, por aquel entonces, en 1776, se independizan, con la inestimable ayuda de Francia y España, las 13 colonias, dando origen a los EEUU.

Firma de la constitución de EE.UU.

Al poco, en 1787, se adopta su célebre constitución. Mientras tanto, en Europa comienza la Revolución Francesa en 1789.

 Revolución Francesa.

Los nombres populares del himno nacional son Marcha Real o Marcha Granadera. El rey Carlos III la declaró Marcha de Honor en 1770, pero el pueblo lo hizo de facto himno nacional antes de ser oficial. El pueblo la bautizó como Marcha Real, ya que se solía interpretar en presencia de los monarcas.

En cuanto a la bandera de España, lo único que es un hecho, es que no es franquista, ni fascista. El franquismo va de 1936 a 1976. El fascismo es poco más viejo, pero del mismo siglo XX.

Los vexilos que usaban los legionarios romanos son probablemente las primeras insignias vexiloides utilizadas en España. Los visigodos utilizaron el mismo material, pero hasta la conquista musulmana de España no llegan banderas propiamente dichas, porque el origen de los tejidos ligeros, como la seda, en los estandartes, está en Oriente, y a España llega por medio de los mahometanos.

La bandera rojigualda se crea a raíz de un concurso organizado al respecto por el rey Carlos III (el mismo que sanciona el himno), que la institucionaliza en 1785. Pero no mencionaré los detalles y fechas desde que se crea la bandera porque ya se ha escrito abundante y elocuentemente al respecto.

Cronología de la bandera española.

La agencia de cooperación española tiene un logotipo idéntico al diseño interior de la bandera del estado de Colorado, EEUU. Los dos diseños parecen basarse en una plaza de toros, elemento quintaesencialmente español.

Plaza de Toros, Agencia Española de Cooperación y Bandera de Colorado, EEUU.

De la rojigualda, aparte de que se escogió por medio del mencionado concurso, no sabemos mucho más. No obstante los colores y su disposición parecen inspirados en los cosos taurinos. De todas formas los precentes rojigualdos son abundantes entre las banderas de los reinos españoles.

Banderas de la Corona Aragonesa

La bandera rojigualda se parece mucho a las banderas de la Corona de Aragón: valenciana, aragonesa, catalana y balear. No obstante en la bandera de Castilla, presente en otras banderas o escudos castellanos (Castilla y León, Madrid, Castilla La Mancha...), también predominan los colores rojigualdos.

Banderas y escudo de las Castillas: Castilla y León, Castilla La Mancha y Madrid.

En muchas ocasiones los pendones castellanos han perdido el rojo por la acción del sol, transformando el rojo en morado. Esto dio pie al equívoco de que el pendón de Castilla era morado y posteriormente se hicieron algunas banderas castellanas con fondo morado.

Los creadores de la bandera de la segunda república se equivocaron al implementar el color morado como tercer color en la bandera. La bandera republicana que conocemos tiene un color que falta de rigor histórico, ya que surgió como resultado del desgaste del color rojo carmesí de las banderas castellanas que pasaron a menudo a ser moradas. O más bien se hicieron muchos pendones castellanos con fondo morado o violáceo.

 Así era la bandera de la Primera República.

En la segunda república se añade morado convirtiéndola en tricolor para aludir al reino de Castilla, porque se pensaba que la rojigualda solo tenía los colores de la bandera de Aragón. Insisto en que este es un error vexiológico de los republicanos que abogan por la bandera tricolor, puesto que el color natural de Castilla no es el morado, sino el rojo Carmesí. Este error se menciona en un decreto de 1931:

"Hoy se pliega la bandera adoptada como nacional a mediados del siglo XIX. De ella se conservan los dos colores y se le añade un tercero, que la tradición admite por insignia de una región ilustre, nervio de la nacionalidad, con lo que el emblema de la República, así formado, resume más acertadamente la armonía de una gran España. [...]"

Si los republicanos hubieran tomado la decisión de añadir el color de Castilla, habría sido el rojo carmesí, el problema es que no parece que fueran muy coherentes, o al menos no contaron de primera mano con los datos vexiológicos para crear una bandera acorde a las ideas que intentaban defender.

Otros reinos españoles destacados con colores rojigualdos en sus banderas o escudos

Los españoles musulmanes no eran étnicamente árabes o bereberes exclusivamente, sino que había entre ellos un buen número de musulmanes étnicamente europeos. Así que, las diferencias entre los dos bandos, en gran medida eran de índole religiosa.

Además había una especie de nacionalismo español de índole musulmán. Esto se puede ver en diferentes eventos históricos. Para empezar, al-Ándalus es uno de los primeros, y de los pocos, territorios que se separan del gran imperio califal árabe, regido desde Oriente Medio. al-Ándalus pasa de Emirato a Califato, con lo que consigue su independencia. Las guerras a menudo no eran de musulmanes contra cristianos, al menos en los primeros siglos de la Reconquista, sino que en cada uno de los bandos había de las dos religiones. Así pasó con el reino de Navarra, que junto con el reino Banu Qasí de Tudela, se aliaban contra sus propios correligionarios.

La situación llegó hasta tal punto, que cuando los radicales almorávides llegaron a España, musulmanes y cristianos españoles se aliaron contra éstos. Se puede decir que los rigurosos almorávides no estaban muy contentos con sus correligionarios andalusíes. Para los integristas almorávides los andalusíes eran un tanto laxos en su práctica del islam.

Cuando prácticamente toda España había sido reconquistada al islam, hubo un reino que permaneció invicto por otros dos siglos y medio más. Éste fue el Reino de Granada. El Reino de Granada era otro reino español con símbolos donde predominaban los colores rojigualdos.

Bandera rojigualda del reino musulmán de Granada (1298-1492). Los caracteres originales se traducirían como: "Sólo Dios es vencedor" o "No hay más vencedor que Dios".

Es innegable que Granada, con la Alhambra, es una de las ciudades más bonitas de España. En este conjunto palaciego se pueden encontrar estas joyas tan representativas del arte nazarí.

Escudo del reino nazarí de Granada (1298-1492), con la misma bandera en el centro, en los muros de la Alhambra. La misma imagen trasladada a los colores con los que hipotéticamente se diseñó originalmente.

Por supuesto, como no podía ser de otra manera, para acabar mencionaré nuestra bandera. A los abertzales navarros, una exigua minoría a las órdenes de sus caudillos de la CAV, les irrita mucho la bandera de Navarra y hacen todo lo que pueden por desvirtuarla. Le quitan la corona, y últimamente, en sus ambientes, está circulando una que tampoco tiene esmeralda ni cadenas.

Que quede claro: el euskogobierno odia la bandera de Navarra con cadenas y recurriría antes a cualquier otro invento.

Hay varias banderas, escudos y símbolos de toda índole, con coronas como las que usan repúblicas como la Federación Rusa, Hungría, Serbia, Tayikistán... y no se hacen ningún problema. Es más, las mantienen con orgullo, como recuerdo de pasadas gestas nacionales, o épocas gloriosas. Estas repúblicas no tienen el menor sentimiento monárquico.

La razón que alegan para no poner corona es que son republicanos, pero la gente no se enorgullece de la bandera de Navarra porque es monárquica, sino porque así es la bandera de Navarra. Por cierto que Navarra nunca ha sido una república. Siempre ha sido un reino.

Pamplonica

miércoles, 19 de abril de 2017

Navarra: sé tú misma


En algunos grupos de facebook se ha subido un video en el que se visualiza y escucha el himno nacional español – la Marcha Real- en las calles de Pamplona, con motivo de una de las procesiones religiosas de esta pasada Semana Santa.

Los comentarios, en general, eran muy positivos: “estamos en España”, “que alegría”, “¿por qué va a molestar?”…

El Himno Nacional en los pasos de Pamplona

Ciertamente, el hecho no deja de ser, en estos tiempos, una excepcionalidad. Ante todo, por desarrollarse en la parte vieja de Pamplona; supuesto feudo de la aberchalada y radicalismos anarco-comunistoides para quienes la tolerancia es vista como un ejercicio de debilidad frente al “fascismo que avanza”.

Pero además, para otros, tamaña manifestación popular no dejaría de ser sino un pernicioso residuo del denostado y fenecido nacional-catolicismo de tan “infausta memoria”. Otro signo a derribar y eliminar; y van…

A pesar de todo ello, para muchos -sin necesidad de ser religiosos- tal ejercicio de identidad colectiva no deja de ser una manifestación más de estricta normalidad social y democrática. Un ejercicio de civismo, de libertad y de consistencia comunitaria. Simbolismo compartido, sacralidad pública, identidad nacional, espontaneidad popular.

Ciertamente, el asunto no es nada sencillo; sobre todo, al cargarse un episodio de este tipo con múltiples valoraciones ideológicas que retuercen y deforman la realidad… al servicio de contrabandistas de ideas y proyectos totalitarios (laicistas confesionales, radical-progresistas, panvasquistas paganizantes o veterocatólicos sabinianos…).

Constatemos, en primer lugar, el empeño en expulsar la religión –la católica, faltaría más- del espacio público y limitarla a las sacristías y a la conciencia individual; lo que en última instancia implica la eliminación de unos poderosos vínculos simbólicos de carácter comunitario e identitario orientados al sentido existencial. La tendencia laicista es poderosa, sigue en alza y son muchos los resentidos encantados en alimentarla… y no pocos acomplejados en plegarse ante lo percibido como “normal”. Veremos mucho, mucho más.

En segundo lugar, las tendencias y posicionamientos de la propia Iglesia católica; en tantas ocasiones desconcertantes para propios y extraños. Y no nos referimos al magisterio del Papa Francisco. Un detallito a modo de ejemplo: ya no es posible escuchar el himno nacional en una ceremonia oficiada en un templo católico…, por imperativo canónico. Si la familia de un fallecido desea que en algún momento del funeral por el alma de su ser querido sea entonada la marcha real -por manifestación expresa del fallecido, de la familia, de sus amigos, de todos ellos…- no lo conseguirá: sea en San Nicolás de Pamplona o en San Pedro de Olite. En Urdax o en Cortes. Hasta tal punto es así que no es imposible afirmar que el himno nacional interpretado en la celebración eucarística de la Virgen del Pilar, en la iglesia de San Miguel de Pamplona, acogiendo a la patrona de la Guardia Civil y al Benemérito Cuerpo allí celebrante en el último octubre del 2016, acaso forme parte ya del pasado.

La Dolorosa de Pamplona

Tiempos paradójicos y sorprendentes los nuestros: a la religión se le expulsa del espacio público y en los templos no puede escucharse la Marcha real. Tanta separación, tanto matiz, tanta dialéctica, tanta normativa, tanta asepsia…nos han hecho perder la memoria y los reflejos. Y las personas sin memoria ni reflejos son dóciles ante el poder, el que sea.
Formalmente, ambos episodios son circunstancias distintas que responden a dinámicas propias. Está claro.

La separación Iglesia-Estado, interpretada en su versión confesional laicista anticatólica, tan de moda en nuestra decrépita Europa, seguirá avanzando también en Navarra. Nos guste o no. A la vez que la increencia se instala significativamente entre los navarros; y algunos miles de nuevos –y otros no tan nuevos- navarros se adscriben a los cultos evangélicos y musulmán. Y a la New Age o al “supermercado espiritual” tan próximo a las viejas supersticiones que el cristianismo nos había liberado... Estamos en una sociedad pluralista. Es evidente. Nadie lo niega. Y muy poco católica; también es notorio. Perviven parroquias católicas de gran vida y proyección, realidades eclesiales luminosas y esperanzadoras. Pero lo cierto es que no es posible afirmar –salvo desde la perspectiva de la esperanza escatológica- si serán el germen de nuevos cristianos o islas que resisten mal que bien, los vendavales de la globalización, el mundialismo y el desarraigo.

Mientras tanto, algunos añorarán que la marcha real suene al órgano y en un templo, al menos en alguna ocasión. Un signo de los tiempos: Navarra apenas se reconoce en su pasado; tampoco en el religioso. Y con ello se pierden lazos comunitarios, viejas y benéficas solidaridades, experiencias compartidas, tradiciones operativas que dieron vida a un Fuero exhausto…

Los navarros de ayer, de hoy, y de mañana, seguiremos teniendo necesidad de comunidad y pertenencia. La navarridad de hoy es distinta de la de ayer. Y lo será de la de mañana. Habrá, ya las hay, muchas formas de vivenciar la navarridad, individual y colectivamente. Pero si el lazo con la tradición católica se rompe –creencias, vivencias,  comunidades orgánicas- se tratará de una Navarra irreconocible; no en vano –es legítimo preguntarse- ¿perviviría Fuero alguno? Navarra, en tal caso, ¿sería algo más que una mixtura personal a base de Osasunbidea, Hacienda Foral y los lights cursillos de los Civivox?

Cuando Juan Pablo II reclamaba el tan famoso como olvidado “¡Europa, sé tú misma!”, invocaba a su pasado religioso, a su cristianismo, su tradición romana, su sabiduría griega. Hablaba de raíces, pero también de proyección y futuro. También estaba pensando en nuestra Navarra.

Merece la pena recordarlo, más cuando hablamos de religión y catolicismo. Fue un 9 de noviembre de 1982 cuando Juan Pablo II en aquel discurso sobre la identidad europea invocó, entre otras muchas cosas, lo que sigue: “Desde Santiago, te lanzo, vieja Europa, un grito lleno de amor: Vuelve a encontrarte. Sé tú misma. Descubre tus orígenes. Aviva tus raíces. Revive aquellos valores auténticos que hicieron gloriosa tu historia y benéfica tu presencia en los demás continentes. Reconstruye tu unidad espiritual, en un clima de pleno respeto a las otras religiones y a las genuinas libertades. Da al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios. No te enorgullezcas por tus conquistas hasta olvidar sus posibles consecuencias negativas. No te deprimas por la pérdida cuantitativa de tu grandeza en el mundo o por las crisis sociales y culturales que te afectan ahora. Tú puedes ser todavía faro de civilización y estímulo de progreso para el mundo”. No por olvidadas tales palabras, han perdido actualidad.

Los tiempos cambian, las personas son otras, pero el corazón del hombre es el mismo. La Navarra que hemos conocido, en lo bueno y también en lo menos bueno, es fruto del trabajo de las muchas generaciones que nos precedieron. Eran religiosos, entendían que vivir para los demás era bueno, creían en el bien común, se dotaban de reglas que ayudaban a sobrevivir, a tener una existencia con sentido y a impartir justicia. No había conflicto entre el ser navarro y el ser religioso. Pero vivimos tiempos acelerados de cambio y transformación. Las imposturas se imponen a lo natural. La dialéctica al sentido común. Lo artificioso a lo espontáneo.

Así las cosas, además, la Iglesia tiene su propia “agenda”, pues su mirada y naturaleza son divinas. De hecho, los hay que se plantean que la Iglesia arriesgó mucho y perdió credibilidad por su vinculación a la unidad de España. Están en su derecho. Seguro que no les faltan argumentos teológicos o dialécticos. Y si no los tienen, se los inventan, que no pasa nada. 

Pero también estamos en nuestro derecho si reclamamos la defensa de la sacralidad en la vida pública navarra y la identidad española allí donde vivimos y nos movemos. Sin complejos, sin violencias, sin mentiras.

Por ello, en una deseable fase de civismo democrático y de madurez social, los proyectos totalitarios sobran: sean panvasquistas, nihilistas, mercantilistas o islamistas.

Sila Félix

viernes, 27 de mayo de 2016

Historia del himno español


El himno de España es noticia casi cada día. Lo fue por una vergonzosa pitada impune en un estadio. Y lo ha sido en este 2016 porque para la presidenta navarra el himno nacional en los actos del Premio Príncipe de Viana sería un "chirrido histórico". Una mujer notable, Uxue Barkos: en su afán por borrar de Navarra todos los símbolos nacionales de España excluye del premio Príncipe de Viana al anterior Príncipe de Viana, o sea Felipe VI; organiza un homenaje a los Reyes de Navarra y no invita al que hoy es Rey; no lo hace en el Monasterio de Leyre porque quiere que sea laico; y todo esto sin la bandera de España (pero sí con otras más modernas). Y sin el himno, que tanto le “chirría”.

Los países tienen himno, como tienen bandera, desde hace relativamente poco: sólo desde que surgen los Estados modernos los símbolos dejan de ser del soberano y pasan a ser de la nación. Por eso la bandera nacional española se diseñó para la Armada en 1785, y se convirtió en símbolo de toda la comunidad nacional en la Guerra de Independencia. La historia del himno es, eso sí, algo más compleja.

Hoy parece claro que la que en el siglo XIX se conoció como Marcha Real es la que en el siglo XVIII, quizá con raíces anteriores, se compuso y fijó como Marcha Granadera. Una marcha militar, para banda de guerra (tambores y pífanos, luego instrumentos de viento metal), usada para rendir honores a los altos mandos, al rey y a la Bandera. Su partitura se fija en 1761 por Manuel de Espinosa en el ‘Libro de la Ordenanza de los Toques de Pífanos y Tambores que se tocan nuevamente en la Ynfantería Española’, aunque seguramente sea bastante anterior y nunca conozcamos a su autor. Es falsa en cambio la leyenda de que se tratase de un regalo del rey Federico II de Prusia. En 1770 Carlos III la declara Marcha de Honor y se convierte en la música asociada a la bandera, a las solemnidades y al patriotismo por costumbre popular. Desde comienzos del XIX, este himno se interpreta siempre que pasa algo importante.

Oficialmente, desde 1815 se la llamó “Marcha Española” y se interpreta “como único toque de honor en cualquier circunstancia e independientemente de la unidad que rindiera honores”. En la revolución de 1868 el general Prim quiso sustituirla por otro himno más popular, pero el concurso fue declarado desierto (aunque se presentaron cientos de melodías y en el tribunal estaban Hilarión Eslava y Emilio Arrieta), y la Marcha Granadera fue himno con Amadeo I y con la I República.

Desde 1908, con los arreglos musicales de Bartolomé Pérez Casas, puede sonar en cualquier banda y orquesta, también civiles. Y fue siempre himno nacional de España, puesto que ya todos los países tenían uno, excepto cuando durante la II República fue sustituido por la marcha de Riego, un himno patriótico y liberal del siglo XIX. Desde que se recuperó la Marcha Granadera en 1937 ha sido sin interrupción himno nacional de nuestro país. Lo que significa himno y símbolo de todos, por mucho que le chirríe a Barkos.

Quizá a la presidenta le llame la atención una singularidad de este himno frente a otros. La mayoría de éstos, aparecidos o en los tiempos románticos del XIX o en la creación de nuevos Estados en el XX, tiene  una letra que permite cantarlos, normalmente unos versos que cantan la grandeza del país, el amor por el mismo y los valores que representa. Pero no el de España: nació como marcha militar en el XVIII, no para ser cantado, y como tal ha permanecido. Le intentó poner letra Ventura de la Vega en 1843, lo intentaron los carlistas, lo intentó el poeta Eduardo Marquina en 1927, lo hizo José María Pemán en 1928 (con algunos retoques durante la Guerra Civil), José María Aznar en 2000 encargó una a los escritores Juaristi, De Cuenca, Linares y Fonte, en 2007 encargó otra el Comité Olímpico Español sintiendo su necesidad, y hasta Joaquín Sabina escribió otra que en 2012 presentó Albert Rivera. Pero sigue sin tener letra, al menos oficial, lo que no significa que sea legítimo faltar al respeto al himno. Ese himno es de todos los españoles y a él se debe el respeto debido a los símbolos de la nación, que es superior a cualquiera de sus partes. Aunque a la presidenta no le guste, es nuestro himno.

Caius