lunes, 5 de octubre de 2015

A la cuadra con Sabino

Últimamente cada vez que pongo la televisión, si veo algo referente a Navarra es algo que me avergüenza. La noche del viernes teníamos en Telecinco a Maite, esa concursante de Gran Hermano afincada en Pamplona, cuyo mérito para aparecer en la televisión era un evidente trastorno histriónico de la personalidad además de compartir los novios con su hija; por otra parte, el jueves pasado teníamos en todos los telediarios al ya conocido por todos Sabino Cuadra, ese alavés que muy a nuestro pesar es Diputado de Amaiur por Navarra en el Congreso de los Diputados.

Sabino Cuadra ya había protagonizado otros momentos estelares: como cuando durante una huelga general convocada por los sindicatos nacionalistas, un piquete violento intentaba impedir el acceso al Corte Inglés de Pamplona y los antidisturbios de la Policía Nacional intervinieron para disolver a esta recua de asnos salvajes, Sabino se coló por en medio para que le diesen algún porrazo con el que ir haciéndose la víctima; o como cuando en el Congreso se estaba debatiendo la Ley de Abdicación para Juan Carlos I, intervino en el estrado agitando una ikurriña entre sus rebuznos habituales.


La volvió a liar de nuevo en el Congreso de los Diputados: en el debate de la reforma exprés del Tribunal Constitucional, entre su verborragia habitual rompió un ejemplar de la Constitución Española. Esta afrenta a un símbolo nacional (guste o no) en el lugar de ejercicio de la soberanía nacional en cualquier otro país civilizado habría tenido serias repercusiones legales, pero la única reacción institucional fue una resolución de la Mesa en la que se instaba a Cuadra a pedir disculpas si quería evitar la imposición de medidas disciplinarias al respecto.

Como decía, Sabino Cuadra volvió a ser noticia el pasado jueves al negarse otra vez de nuevo en el hemiciclo a retractarsede su ofensa a la Carta Magna, motivo por el cual fue expulsado de la Tribuna por el presidente del Congreso Jesús Posada. Posteriormente haría unas declaraciones bastante hilariantes en las que equiparaba el que el rompiese la Constitución a que Santiago Abascal hiciese lo mismo con una papeleta del referéndum secesionista ilegal de Artur Mas.

Lo que pocos sabíamos de Sabino Cuadra y que precisamente el padre de Santiago Abascal se encargó de revelar en un mitin de Vox en Logroño, era el pasado franquista del padre de Sabino, que había sido concejal en Amurrio durante el franquismo. En esta foto del año 1969 salen Sabino Cuadra a la derecha con Santiago Abascal padre a la izquierda, que a su vez era hijo del alcalde del pueblo.


Últimamente, para la izquierda más trasnochada de Europa la democracia española era una continuidad del franquismo y como tal lo llamaban régimen o dictadura, obviando el hecho de en una dictadura de ese tipo estarían internados en un campo de trabajo y no tirados drogándose en cualquier casa 'okupa'. Entre los sesudos argumentos aportados para defender esta idea era que anecdóticamente determinado número de cargos del PP o del PSOE efectivamente eran hijos o familiares de cargos del franquismo.

No es la primera vez que nos encontramos ante un caso de esos en los que el hijo se vuelve todo lo contrario al padre, quizás movido por el afán de llevarle la contraria, como al padre de Juan Carlos Monedero, acérrimo defensor de Esperanza Aguirre y fan de Federico Jiménez Losantos.

Quizás cuando Pablo Iglesias decía que la democracia española tenía el ADN del franquismo, se refería también a personajes como Sabino Cuadra que literalmente tienen los genes del nacional-catolicismo, tanto como que su padre había sido un cargo del franquismo, pero parece ser que eso sólo es una mancha cuando no eres un comunista como Monedero o un proetarra como Sabino. Todos tenemos unos padres (o un pasado, que se lo pregunten a Jorge Verstrynge) lo que no tiene sentido alguno es entender la ideología de una persona como algún tipo de rasgo hereditario transmitido de padres a hijos, eso sí, sólo cuando les conviene.

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