viernes, 25 de noviembre de 2016

La política basura


El cinismo, la bajeza moral y la mala baba de ciertos políticos.

Vaya por delante, como introducción, afirmar que nuestros políticos son denostados por la gran mayoría de la ciudadanía española: la partitocracia rampante, la corrupción y sobretodo la lejanía de esta casta de las inquietudes, necesidades y problemas de los ciudadanos forman un conglomerado cuyos efectos  producen ese rechazo absoluto.

Estos dizque señores que  deberían representarnos dignamente, viven como seres privilegiados, como auténticos parásitos gracias a nuestros impuestos, se permiten saltarse las leyes a su antojo  con plena impunidad (caso secesionismo catalán), montar espectáculos circenses (podemos y sus adláteres) en el Parlamento español  sede de la soberanía popular y por último y no menos importante, se ciscan de las mínimas normas de educación y respeto que deben imperar en una sociedad civilizada, moderna y democrática (eso dicen).

Traigo a la palestra para que ratifique todo lo dicho anteriormente un suceso luctuoso acaecido esta semana: la muerte de la senadora Rita Barberá el miércoles pasado en un hotel de Madrid.

En la sesión de control al Gobierno, la presidenta del Congreso pedió guardar un minuto de silencio como respeto a la persona y su cargo. Todos los grupos parlamentarios lo han considerado oportuno, excepto Podemos, cuyos miembros y “miembras” han abandonado el hemiciclo argumentando que “los homenajes a los corruptos sobran”. 

Que esta gentuza, que cobra de los iraníes, de los chavistas, que reciben dinero de becas sin justificar su trabajo, que con la ayuda del ministro de Hacienda hacen una segunda declaración complementaria por un dinero que no habían declarado, que son condenados por asaltar una capilla católica y no dimiten, que son amigos de la ETA, que protestan por la detención de etarras y se regodean porque unos guardias civiles han sido atacados en Alsasua, etc. por citar algunas “hazañas”, SE PERMITAN decir  que no se homenajea a los supuestos corruptos (tomos somos inocentes hasta que un juez demuestre lo contrario) demuestran  una catadura moral aberrante; que son alimañas, que se comportan como simios, como ha declaró Arcadi Espada la pasada mañana y que vomitan esa mala baba impregnada de odio y rencor que les corroe por dentro. 

Como última reflexión haría una simple pregunta a esta gentuza: ¿Habrían actuado de la misma manera si hubiera muerto Otegi?

Una colaboracion de Himilce

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