miércoles, 23 de noviembre de 2016

Los abertzales son a la paz lo que Farruquito es a la seguridad vial


Rondaban las 11 de la mañana del pasado sábado cuando un matrimonio con su hija salía del portal de su casa en el casco viejo de Bilbao, entonces pudieron presenciar una imagen normal en un lugar anormal: una recua de ocho abertzales -tres de ellos hembras, mujeres no se las puede llamar- se dedicaban a plena luz del día y sin tapujo alguno, a ensuciar el barrio con su basura propagandística en forma de carteles batasunos y pintadas con el cansino "alde hemendik" que por muchas veces que repitan, no van a ver cumplido en sus miserables vidas.

Como es comprensible y creo esto es independiente de ideas políticas, al padre no le sentaría bien que estos niñatos anduviesen pintarrajeando su calle, por lo que recriminó su actitud a esta piara de cerdos y la respuesta de los "valientes" no se hizo esperar: entre los ocho consiguieron juntar los cojones suficientes para entre empujones a su mujer, propinarle un puñetazo en la cara al hombre que había cometido la osadía de afear su sesión de decoración urbana proetarra. 

No sabemos si después esta cuadrilla de energúmenos se fue a Pamplona para participar en la manifestación de Asirón que tendría lugar esa misma tarde bajo el lema "por la libertad y contra el fascismo", lo que sí que sé es que de haber sido detenidos, Bildu se habría puesto del lado de estos "presos políticos" porque la etarrada defendería a uno de los suyos aunque fuese un asesino de niños y esto último no es una licencia retórica que me tomo sino que por desgracia es algo literal.

No son hechos aislados, la citada campaña del "alde hemendik" (fuera de aquí) fue iniciada por la banda terrorista ETA hace décadas como una campaña de acoso por parte de su entorno hacia las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado. Una campaña que en ocasiones cristaliza como terrorismo de baja intensidad, como la ya de sobra conocida paliza a dos guardias civiles en Alsasua que no podían disfrutar de una noche de fiesta como el común de los mortales. 

Los mismos que dicen que es una provocación que unos guardias civiles vayan por la noche a un bar de copas en su pueblo de destino serán los mismos que luego se rasgarán las vestiduras por la agresión a Lagarder durante la manifestación franquista delpasado 20-N en Madrid, agresión que yo condeno pese a que Lagarder sea imbécil, o que más bien le agrediesen por imbécil.

Casualidades de la vida, Alsasua y la Barranca ya estuvieron bajo el foco mediático recién entrado el nuevo milenio cuando fueron detenidos varios aberchandals por confeccionar y distribuir por sus borrikotabernas un fanzine homónimo (Alde Hemendik Boletina) en el que se dedicaban a publicar datos personales, fotografías o matrículas de los coches particulares de los guardias civiles destacados en el pueblo.

Pero aquí no pasa nada, para la farsante de Uxue Barkos, Alsasua es un pueblo perfectamente "normal, plural y tolerante". Todo esto del acoso a los policías y aquellos que no comulgan con el nacionalismo vasco es una maniobra mediática para socavar a su socio de gobierno, las amenazas y las coacciones que siguen teniendo lugar en el pueblo deben de ser algún tipo de realidad virtual.

Alsasua, un pueblo "normal"

Es la etarrada la que ha convertido ciertos pueblos del norte de Navarra en un auténtico zoológico en el que las personas normales se ven forzadas a convivir con abertzales que se comportan como simios que acosan a todos aquellos aquellos que defienden a España, hoy son los policías y los políticos de estos pueblos, mañana todos nosotros. La violencia es un hecho consustancial a la izquierda abertzale que ante su discurso plagado de agujeros necesita de amedrentar a los disidentes que se atreven a llevarles la contraria y por eso mismo; para que no ganen ni por las malas, ni por las buenas, nunca dejaremos que ninguno de esas ratas cobardes nos diga qué podemos decir, pensar o sentir.

Hispano

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