jueves, 10 de noviembre de 2016

Cuando un Arzobispo negocia a escondidas con Asirón y Barkos, y se rinde. O se vende


En el siglo XXI de Donald Trump todo se compra y se vende, y casi todo termina por tener un precio. Avisados estaban los lectores de NavarraResiste.com de que esto podía suceder, y que de hecho era probable que sucediese. No es noticia que el Ayuntamiento de Pamplona desestime las alegaciones contra la exhumación de los restos que reposan en Los Caídos. Sí es noticia que el batasuno Asirón llegue a un acuerdo con el Arzobispado para eso, y que los restos de Mola ya se hayan exhumado, discretamente.

Ah, el clero, siempre prudente y discreto. Bueno, casi siempre. Casi, porque no fue tan discreto en la Carta Colectiva tomando partido contra los enemigos de la Iglesia, en 1936-1939. Ni desde luego fueron discretos, aunque sí caritativos y santos, todos aquellos españoles entonces muertos por ser cristianos, con o sin sotana.

¿Qué ha dado el alkalde Asirón al obispo? El Ayuntamiento reconoce el uso y disfrute de la cripta de Los Caídos. Y el Ayuntamiento también se compromete a llevar a cabo las exhumaciones “con cierta discreción” y la presencia de un sacerdote designado por el Arzobispado. O sea, que no da nada; nada, porque el uso y disfrute ya lo tenía, y para perderlo tendría que haber habido un proceso legal que probablemente ganaría. Nada, porque al filtrarse la cosa a la prensa ya no hay discreción que valga, y todos sabemos ya que Mola ha sido echado de la cripta con el aplauso de la diócesis. Nada, porque la presencia de un sacerdote en una inhumación o exhumación no es una concesión sino un derecho. Nada.

¿Y a cambio de NADA qué ha dado el obispo al alcalde batasuno y a su presidenta Barkos? El Arzobispado retira sus alegaciones a todo el asunto de Los Caídos, o sea que renuncia a los derechos que tenía, y a resistirse al cambio impuesto. Unas alegaciones en las que tenía todas las de ganar, y por tanto que previsiblemente no sólo iban a retrasar años a Asirón, sino que lo iban a impedir para siempre. Tengamos claro esto: el único que públicamente ha renunciado a cosas, y ha dado una victoria a los otros, es el Arzobispo. Los batasunos no dan nada, y no puede decirse que la renuncia eclesiástica sea por el cuidado de las almas o por prudencia. De lo que públicamente se sabe la conclusión es sólo una: que Asirón vence y la Iglesia católica de Navarra pierde, porque elige perder y someterse.

Por supuesto, puede que haya cosas que no se sepan públicamente, que expliquen mejor la claudicación episcopal. Hay unos cuantos campos en los que Asirón y Barkos han puesto barreras a la Iglesia, a algunos de sus negocios, a alguna de sus prelaturas. Quizá los restos de Emilo Mola y de José Sanjurjo y la dignidad de los que lucharon por la Navarra española y libre hayan sido abandonados por alguna buena razón, cuantificable incluso en euros. Puede que ese Colegio que se quiso montar en el Seminario, vacío él, y que no se autorizó, sea ahora autorizado. Puede que los maestros de religión, tan a menudo progres descreídos en clase, sean mejor tratados por el compañero (y ex seminarista) Mendoza. Puede que ese convenio sanitario con la UNAV, a mayor beneficio de la UNAV, vuelva a reverdecer. Puede que la UNAV, al fin y al cabo una empresa propiedad de la prelatura beatífica de la calle Bruno Buozzi, tenga unos buenos acuerdos de investigación, o de intervención sanitaria, o consiga que la UPNA no crezca fuera de control: do ut des, y total a cambio de que el empleado del opus dei, nunca despedido y ahora Director General de la desmemoria frentepopulista, Álvaro Baraibar Echeverría, juegue con el Lego de Los Caídos y trate los restos de los Muertos como si fuesen carroña de perros. Es posible. Y es posible que no nos lo quieran contar.

Hay veces que alguien se equivoca “bajándose los pantalones”, metafóricamente, porque renuncia a algo importante sin conseguir nada consistente. Otras veces, como ésta, alguien se equivoca “levantándose la sotana”, con el mismo fin, porque no les van a dar nada sólido y renuncian no sólo a su propia dignidad sino a la de todos los que, hijos de la Iglesia, siguen creyendo en la identidad española de Navarra.

Públicamente no les dan nada, o menos que nada. De hecho, una vez vacía la cripta de esos Cuerpos tan molestos, el usufructo de la Iglesia existirá “mientras el edificio donado se mantenga en pie”. Ya adelantamos aquí, y tememos acertar, que Asirón y Barkos ya tienen pensado incluso cómo y a qué empresa adjudicar el derribo del Monumento (http://www.navarraresiste.com/2016/10/paz-y-convivencia-un-negocio-abertzale.html). Con lo cual terminará el usufructo, y al Obispo que esté entonces sólo que quedará lo que en esta sórdida negociación oculta haya conseguido bajo manga, para sí, para su diócesis o para su no siempre leales hermanos en la Fe.

"El mensaje de odio a la fe, a la historia, a la nación, a la democracia, al diálogo y al respeto entre españoles no debería ser un discurso aceptable", ha dicho Enrique Gaza, portavoz de la familia Sanjurjo. Y tiene razón. No es un radical, simplemente dice lo que una mayoría de navarros piensa, lo que debería haber defendido el Arzobispo (y sólo él y sus acólitos saben por qué no lo han defendido) y lo que UPN y PP deberían haber recordado en público, en vez de rendirse a la cobarde “corrección política” impuesta por la extrema izquierda marxista y terrorista. Pues bien, nosotros, y unos cuantos miles de navarros que se van movilizando y agrupando, defenderemos con las familias que quieran eso que los clérigos de hoy se consideran autorizados a no defender de los marxistas que ayer exterminaban a sus predecesores, eso que UPN y PP con Enrique Maya no se levantan a defender por miedo a que les saquen los colores, eso que queda simbolizado en esa batalla de un empleado de la UNAV contra la verdad histórica: la Navarra Foral y Española, ayer, hoy y mañana.

Caius

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