lunes, 21 de noviembre de 2016

Navarra, basurero de Guipúzcoa: el plan Barkos para la Ribera


Unos cientos de radicales de izquierdas, abertzales y batasunos, casi más siglas que personas, se pasearon por Pamplona el sábado 19 de noviembre “por las libertades y contra el fascismo”. Entre la Guerra Civil y la Guerra de las Galaxias, ahí se encuentra el lugar moral de nuestra extrema izquierda. Eso sí, una izquierda aromatizada: manifestándose, hicieron una ofrenda floral de 3.500 claveles en memoria de las 3.500 personas que dicen ellos que fueron “represaliadas” durante el franquismo. Flores, flores.

Viendo eso, uno pensaría que nuestros marxistas y nacionalistas son amantes de la belleza y el buen olor. Y quizá lo sean, pero no lo demuestran. Al menos no quieren demostrarlo en esa parte de Navarra que tan poco los quiere y que tanto les repugna: la Ribera.

Tienen nuestros gobernantes un preacuerdo con las autoridades de su amada Guipúzcoa para mandar 75.000 toneladas de basura hasta 2019 al vertedero de El Culebrete. Es decir, que la Ribera de Navarra tendría que tragarse hasta 2019 el 47% de las 165.000 toneladas de basura que produce el Consorcio de Residuos de Guipúzcoa al año. Y eso que, además de la recogida selectiva, el reciclaje y demás se quedan en casa con una parte notable de basura humana, como llevamos viendo unas cuantas décadas.

¿Y a cambio de qué? A cambio de unos 5,25 millones de euros, a gusto del Cuatripartito, que permitirían a nuestros vecinos del Noroeste no tener que crear nuevos vertederos y plantas para su exceso de desechos y sobre todo para su caótico y presuntuoso sistema de recogida. No puede ser que en gran parte de Alemania haya 3 contenedores de media y esta gente presuma de tener 8 diferentes en según qué pueblos.

Cómo será la cosa que algunos de los colectivos ecologistas habitualmente usados por ellos para su propaganda dicen ya que “ni administrativa, ni técnicamente es posible” que la planta de El Culebrete asuma esto, a ningún precio. Ya se está al límite de la capacidad de la planta ribera, y para poder complacer a los abertzales haría falta nueva Autorización Ambiental Integrada. O sea, ampliar el vertedero navarro.

Con este acuerdo quedaría anulado en la práctica el Plan de Residuos de Navarra. ¡Como si eso importase al actual Gobierno de Navarra, que sólo suspira por tener un Plan de Residuos de Euskaherria! Todo él en vascuence eso sí, y con los vertederos por lo que se ve en suelo navarro. Que para eso sí debemos de servirles.

No tiene ningún sentido, visto desde Navarra y pensando en los navarros, gastar un dineral en recogida selectiva y en reciclajes, para luego traer a Navarra luego lo que los otros no quieren en su suelo. Además, hay que tener en cuenta la otra parte del impacto ambiental, porque además de basuras vascas contaminaríamos masivamente con gases con efecto invernadero, con miles de camiones al año cruzando carreteras para llegar desde Guipúzcoa hasta El Culebrete.

Hubo un tiempo en el que los abertzales tenían su programa mínimo en lo que llamaban “alternativa KAS”: anexión de Navarra, independencia y estado socialista, o sea soviético. Ahora nos ha tocado vivir su repliegue a la “alternativa KK”: ya que no van a conseguir Navarra por las buenas ni la consiguieron por las malas, y ya que en la Ribera su peso social, especialmente entre la gente que se lava, es mínimo, quieren llenar Navarra empezando por la Ribera de la basura que producen las Vascongadas. Los residuos y fiemos como instrumento político del Cuatripartito y de Barkos. Tampoco demasiado raro si pensamos que sus mejores amigos son los fétidos batasunos de Bildu. Esos sí que son basura.

Caius

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