martes, 21 de octubre de 2014

Las finanzas de ETA


   En lo que respecta a la prevención de riesgos, existe el modelo del triángulo del fuego para describir los tres elementos (Combustible, calor y oxígeno) según los cuales, coincidiendo en sus proporciones adecuadas se puede desencadenar un fuego, siendo imposible el mismo si de estos tres elementos fundamentales no se da si quiera uno de ellos. La misma analogía se puede establecer en el caso de un grupo terrorista: Sin una masa social objetivo (combustible) de la que obtener nuevos militantes y apoyo social, los actos terroristas (calor) no pueden propagarse y sin fuentes de financiación relevantes (oxígeno) la organización terrorista se ahogaría en la inactividad resultante de su falta de medios económicos.

   Este artículo tiene por fin dar a conocer las fuentes de financiación de la banda terrorista ETA dado el desconocimiento general de las mismas por parte de la sociedad española. Si bien la banda cuenta y ha contado con una importante red de terroristas “legales”, es decir, no fichados por las fuerzas y cuerpos de seguridad del estado, por lo tanto en una gran parte económicamente autosuficientes al estar integrados en la sociedad y contar con un trabajo legítimo en la mayor parte de los casos, compaginando con este su actividad terrorista, ya sea desde recopilar información para la banda hasta participar activamente en atentados terroristas.

   En el caso de la organización terrorista vasca y siguiendo esta lógica, podemos dividir sus fuentes de financiación en torno a cinco grupos principales: Los robos, el tráfico ilícito, la extorsión y los secuestros, la actividad mercantil y por último, las subvenciones públicas.

El expolio etarra

   En los inicios del grupo terrorista, el atraco de bancos o el robo de las nóminas de empresas fue una de las principales formas de obtención de ingresos para sus actividades. Desde el año 1965 (año en el que con un comunicado la banda anunciaba el inicio de “la requisa de medios necesarios a la lucha revolucionaria”) hasta 1985 los terroristas perpetraron unos 200 robos contra bancos y empresas por un valor aproximado de 4,5 millones de Euros. Es normal que hoy en día, dadas las medidas de seguridad existentes, hayan abandonado el robo de dinero en efectivo como método para la financiación del entramado terrorista, ya que para la policía le es más fácil detener a un grupo de delincuentes que atracan bancos que a un terrorista que extorsiona a un empresario desde el anonimato...

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