jueves, 30 de julio de 2015

6 años sin Diego Salvá


El 30 de julio de 2009 la banda terrorista ETA asesinó en Palmanova (Palma de Mallorca), mediante una bomba-lapa en los bajos de su todoterreno, a los guardias civiles CARLOS ENRIQUE SÁENZ DE TEJADA GARCÍA y DIEGO SALVÀ LEZÁUN. Aunque la banda había actuado antes en la isla, y había incluso planeado asesinar allí al Jefe del Estado, aquella fue la primera vez en que ETA mataba en Baleares. Hay que recordar que Diego Salvá era navarro de nacimiento y de familia. Ha sido la última víctima navarra de los terroristas.

Diego Salvà Lezáun nació en Pamplona en 1981, y con tres años de edad se trasladó con su familia a Palma de Mallorca. Hijo de Montserrat Lezáun Portillo y del urólogo Antonio Salvà Verd, era el segundo de siete hermanos. Guardia Civil por oposición y por tradición familiar desde agosto de 2008, osasunista en cuanto al fútbol y aficionado a las motos en primera persona, Diego tenía una vida llena y entregada. Cuando fue asesinado acababa de reincorporarse al servicio tras un largo y grave accidente de moto, sufrido el 15 de marzo del mismo año.

Seis años después del asesinato de Carlos Sáenz de Tejada y de Diego Salvà, sigue sin saberse quiénes fueron los autores materiales de aquel atentado. El plan criminal fue de Mikel Kabikoitz Carrera Sarobe, alias Ata, que ordenó el asesinato desde Francia, y probablemente de Garikoitz Aspiazu, alias Txeroki, pero no se conocen aún los nombres de los asesinos. La muerte de Carlos y Diego, como cientos de crímenes de ETA, sigue impune. Y es una señal evidente de que la banda no se ha rendido.

¿Quieren ustedes una razón para no negociar nunca con ETA? La banda debería reconocer sus crímenes aún impunes, entregar a los asesinos aún no condenados, pedir perdón a las familias y las víctimas e indemnizarlas. Eso, para empezar; y no ha empezado. ETA sabe quién mató a Diego, pero no ha confesado su nombre ni ha reconocido su culpa. Mientras uno solo siga así lo único que puede negociarse con ETA es su rendición, y eso conviene que lo sepan tanto el PSOE de ZP como el PP de Rajoy y del Faisán.

Aquel ya lejano julio de 2009, además, un grupo político nos dijo qué pensaba al negarse a condenar el asesinato de Mallorca. El grupo político fue Nafarroa Bai, y sus representantes en las instituciones navarras lo dijeron con toda claridad: los demás grupos condenaron el asesinato y ellos no lo iban a hacer. Conviene tener presente ese estilo cuando valoremos los pasos políticos de la presidenta Uxue Barkos y de sus apoyos de EH Bildu y de Geroa Bai.

Hay que tener en cuenta, cosa que se suele olvidar, que no es un simple asesinato. Es un crimen político y desde el 1 de octubre de 2004, tras la reforma del artículo 607 bis del Código Penal español –ya en vigor al ser asesinados Carlos y Diego- es susceptible de ser perseguido como un crimen de lesa humanidad. ETA los mató como parte de un ataque sistemático contra una parte de la población civil, ya que “atentan contra colectivos que son perseguidos por razones políticas e ideológicas, cuya eliminación o expulsión del territorio mediante la coacción o el terror son considerados por la organización estratégicamente necesarios para la consecución de sus objetivos políticos”. Y entre otras consecuencias, el asesinato de Diego –probable crimen abertzale contra la humanidad- no puede prescribir. Hasta que descubramos quién lo mató y pague su culpa.

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