martes, 11 de diciembre de 2018

Asirón el hippie cambia el nombre a la Avenida del Ejército por el de una reina francesa


Durante décadas ha existo en Pamplona una avenida en honor al Ejército Español, no sólo debido a los cuantiosos terrenos y edificios que esta institución le cedió a la ciudad, sino al valor que han demostrado en innumerables ocasiones los militares españoles.

¿Pero qué van a saber de valor unos mierdas, que se hacen llamar "gudaris" y que durante la Guerra Civil fueron de retirada en retirada hasta la rendición final o que ya en la Democracia se dedicaban a matar a traición a militares, policías, políticos y viandantes? Ayer el alcalde bildu-etarra Joseba Asirón anunció que de forma unilateral esta avenida iba a cambiar su nombre por el de Catalina de Foix, la última reina francesa de Navarra.

La excusa en esta ocasión parece ser el "visibilizar a las mujeres en el callejero de la ciudad", aunque ya existía en Pamplona una calle dedicada a Catalina de Foix, en concreto en la pintoresca ronda de las murallas que desde el Archivo Real y General de Navarra lleva al Portal de Francia. Catalina fue como digo la última reina francesa de Navarra, aunque en cambio estaba bastante más preocupada por sus extensas y ricas posesiones al sur de Francia -que les hacían súbditos del rey francés- que por una Navarra en constante conflicto interno durante el último siglo, que prácticamente sólo aportaba problemas a cambio de un título real.

El cambio se encuadra más bien en la obsesión del alcalde nacionalista de borrar a España del callejero de Pamplona y ya que estamos meter la fábula abertzale al respecto de la guerra de 1512: recordemos que a un lado de esta avenida se encuentra la Ciudadela de Pamplona, que en el imaginario abertzale era una fortaleza desde la que los castellanos "vigilaban a los pamploneses". Fue en cambio construida en tiempos de Felipe II como una fortificación de tipo renacentista capaz de soportar las modernas armas de artillería y defender Pamplona de una invasión venida de Francia.


Una vez pasados los intentos legitimistas perpetrados por algunos nobles navarros acompañados por ejércitos franceses, Navarra comenzó el mayor periodo de paz generalizada de su historia y que sólo sería interrumpido casi 300 años después por la invasión napoleónica de 1808. Recordemos que la respuesta a esta invasión fue una guerra de guerrillas que comenzó en el norte de Navarra, cosa que no ocurrió a partir de 1512 cuando Fernando el Católico sacó a Navarra de la órbita francesa.

Como vengo diciendo el movimiento de Asirón trata de mearse en nuestra historia, borrar a España del callejero y que no falte joder al Ejército; como si los bildu-etarras fuesen unos hippies pacifistas y no terroristas defensores de los asesinatos políticos.

Para lograr una forma de justificación histórica, el Ayuntamiento de Pamplona le ha encargado una nueva conferencia al respecto de Catalina de Foix a su autor de historia-ficción favorito, este es Aitor Pescador. Al respecto de otra conferencia de hace año y medio, calcada a la que ahora nos ocupa, ya escribió nuestro amigo Caius un artículo que volveremos a reproducir aquí porque es simplemente perfecto y ya en su momento le puso de mala leche a este historiadorzuelo abertzale.

Hispano

Catalina de Foix, la francesa que abandonó el reino de Navarra


La figura de Catalina de Foix ha iniciado un ciclo de charlas conmemorativas de la historia de Navarra. Y conforme a los tiempos de Barkos que vivimos, la primera conferencia 'La reina Catalina de Foix o la defensa de la soberanía navarra', fue a cargo de Aitor Pescador Medrano, en el Palacio del Condestable.

Pero que Mendoza y su séquito no llamen a esto “charlas conmemorativas de la historia de Navarra” con el apellido de “encuentros plurales”. Porque nada es verdad: ni se habla de historia, porque es propaganda, ni hay pluralismo, porque sólo se cuenta con personas e ideas que comparten lo que conviene a los abertzales del gobierno. Y ya está bien.

Catalina de Foix nació en 1468 y murió en 1517, centenario que sirve de excusa a esta grosera manipulación. La primera circunstancia que hacía difícil el reinado de Catalina, hermana y heredera del rey niño Francisco I Febo, era su edad.  Catalina asumió el reino de Navarra el 30 de enero de 1483, teniendo catorce años. Un auténtico papelón, con una Navarra en guerra civil entre agramonteses y beamonteses y su primo Fernando el Católico siendo el único en condiciones de poner paz a este lado del Pirineo.

Al final, toda la vida y el mismo matrimonio de Catalina se resumen en algo que ni los abertzales de hoy ni sus propagandistas han entendido. Al Norte de las montañas, Catalina tenía amplios y ricos señoríos, y la posibilidad de enlazar con la Casa Real francesa; pero para eso París pedía su subordinación, y amenazaba con no reconocerla como señora y sí a alguno de sus primos. Frente a eso, al Sur el rey Fernando no quería ni una Navarra en tumultos ni una Navarra subordinada a Francia, y no olvidaba que muchos navarros le eran a él personalmente leales, como lo habían sido a su padre Juan II.

Al principio, Catalina (y su madre) eligieron llevarse bien con Fernando. Cómo estarían de mal las cosas que tardó 10 años, hasta 1493, en tomar posesión del reino. Francesa en buena parte por su familia, Catalina creció en medio de la preocupación por la posible pérdida de su patrimonio francés, fue educada como una princesa de sangre real francesa, y emparentó con otra gran familia francesa, la de Juan de Albret. Lo más saneado de sus rentas provenía de Francia, y sólo con la benevolencia de París podía conservarse. Navarra, por el contrario, fue hasta finales de 1493 una tierra desconocida, o mejor dicho conocida sólo por los problemas y gastos que generaba, que aparecía siempre envuelta en inextricables querellas familiares, y que sólo podía mantenerse por voluntad de los Reyes Católicos, la única fuerza constantemente interesada por el reino.

Para Catalina, Navarra era una aventura, pero la realidad inmediata, incluso afectivamente, eran las tierras del Midi. Magdalena de Francia la educó en su mismo orden de prioridades políticas: Francia ante todo, ya que de Francia dependían los señoríos verdaderamente queridos, no Navarra. Lo sucedido en 1512 fue simplemente la consecuencia: llamada a elegir entre España y Francia, Catalina eligió con buena lógica Francia. De Navarra conservó el uso, prestigioso, del título real, pero nada más. Desde la entrada del duque de Alba en 1512, desde aquella derrota francesa y desde las Cortes navarras de Burgos de 1515, rey de Navarra fue Fernando el Católico, que durante décadas había sido el único en interesarse por Navarra y los navarros. No se equivocó Catalina: a cambio de renunciar a este reino pequeño y empobrecido, palabras aparte, llevó a su familia a trepar al trono de Francia. Los que se equivocan son los que siguen a divulgadores abertzales como Aitor Pescador, pues no hacen historia sino propaganda de las ideas navarreras manipuladas por los nacionalistas. Nacionalistas vascos, por supuesto.

Caius

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