jueves, 18 de febrero de 2016

Navarra se la juega en el Madrid de Sánchez y Podemos


El 2 y 3 de marzo el líder del PSOE intentará ser investido Presidente del Gobierno de España por el Congreso de los Diputados. Pedro Sánchez no ganó las elecciones del 20  de diciembre de 2015 y necesita muchos apoyos para conseguir sus objetivos. Una de las posibilidades más tentadoras para los socialistas es aceptar el programa y las condiciones que la extrema izquierda de Podemos les plantea. Cada uno tendrá la opinión política que quiera; aquí nos interesa que nadie se olvide de las consecuencias que supondría esa alianza para Navarra.

Desde el punto de vista del programa político, Pablo Iglesias defiende como parte de su programa y condición para apoyar a Sánchez un referéndum de independencia en Cataluña extensible a “aquellas naciones que lo hayan planteado con especial intensidad”. Los líderes de Podemos, del primero al último, han demostrado una y otra vez su afinidad a la extrema izquierda abertzale y su sintonía con los presos de ETA y con las ideas de ETA. Si para Cataluña quieren, es más, EXIGEN, referéndum de secesión, es claro que en el pack de Iglesias habrá más de lo mismo.

¿Por qué pide tanto y tan fuerte Pablo Iglesias a Pedro Sánchez? Porque sabe o cree que le necesita. Pide control de los impuestos, subida de éstos, referéndum para los nacionalistas y para él la vicepresidencia, la mitad de los ministerios y el control de la prensa, del CNI o del CIS. Y así son las cosas de duras para Sánchez: o se hace amigo de lo que queda del PP o necesitará, además de a Podemos, la abstención o los votos de IU y de los nacionalistas catalanes y vascos.

Navarra se encuentra así ante un abismo sin precedentes. Fuerzas que quieren una Navarra en Euskadi, y una Euskadi convertida en Estado fuera de España, son decisivas para el Gobierno de España y están en condiciones de pedir que en Madrid se tomen decisiones que cambien la posición de Navarra. La lista es sencilla. 1) Podemos en Navarra, pese a sus varias corrientes, en ningún caso defiende la identidad española de Navarra, y aceptaría o aplaudiría desde un referéndum a la aplicación de la Transitoria Cuarta pasando por la entrega pura u dura de Navarra, si fuese necesario; a ellos no les importa. 2) Bildu, o sea Batasuna, quiere lo que siempre ha querido, y tiene la llave del gobierno en Pamplona. 3) A los comunistas, o sea IU-IE, estas cosas les son indiferentes pero aún más indiferente les es España. 4) Y el PNV, o sea Geroa Bai, tiene unos votos que en Pamplona no bastan para mantener a Uxue Barkos pero que en Madrid necesitará Pedro Sánchez… y que tendrán su precio.

En el País Vasco, que es donde se toman las decisiones esenciales del Cuatripartito de Navarra, el PNV no tendrá ninguna objeción en apoyar a un Gobierno de Pedro Sánchez, y más con ricos suplementos antiespañoles de Podemos, por una razón: en octubre de 2016 hay elecciones allí y el PNV quiere mantener a Íñigo Urkullu en Ajuria Enea. Sus enemigos para eso serán Podemos y Bildu, y por eso Geroa/PNV tiene que jugar a estos equilibrios tan complicados de ni parecer “blandos” en separatismo ni alejarse del PSOE.

El mundo batasuno de Bildu y alrededores está ahora en su debate interno de lo que llaman “proceso Abian”, ilusionados con la posibilidad o de tener la alianza de Podemos en la “construcción nacional” o de resistir al auge de Podemos y volver a vencer al PNV. Eso es lo que llaman «Zutik Euskal Herria», y ya se ve que también en el Mal hay variedad de opiniones. Pero si algo les une es la posibilidad de presentar de candidato al criminal condenado Arnaldo Otegui, la de conseguir el Anchsluss de Navarra y el sueño de construir su Estado. Y Pablo Iglesias conoce muy bien sus debilidades para manejarlos.

Si Sánchez es débil, todo está en peligro. Lo diga quien lo diga, España no es “plurinacional”, y Navarra es España digan lo que digan los peludos de Podemos o los ya ancianos cobardes de la “transitoria cuarta”. Un Gobierno español de o con Podemos y con la tutela de los nacionalistas será un paso hacia el conflicto interno en Navarra, dadas estas premisas. Si no convencemos a los socialistas ahora de resistir a la tentación, tendremos después que resistir nosotros a la invasión.

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