jueves, 8 de marzo de 2018

¡Basta de ofensas gratuitas a los sentimientos religiosos de los navarros!


Pues en Navarra, según venimos experimentando, ofender a los sentimientos religiosos de las personas, sobre todo si son católicas, sale gratis.

Y no pensamos únicamente en la ya casi olvidada exposición del oportunamente demente Abel Azcona y sus provocaciones “artísticas”. Aunque fuera con “pase” judicial.

Pretender demoler todo un edificio –nos referimos al Monumento a los Caídos de Pamplona- de carácter religioso, todavía en parte, es una gravísima ofensa: a los sentimientos religiosos, a la Historia, a nuestros antepasados, a la Memoria colectiva… al sentido común. A la pura Economía.

Sitiar el Arzobispado de Pamplona con diversas excusas (entregar carbón al titular, protestas varias…) es una ofensa a los sentimientos religiosos de muchos navarros, incluso no creyentes.

Sustituir los “Belenes” de inspiración cristiana por pinos, carboneros y hombres del saco, etc., es ofender a los sentimientos religiosos. Incluso de agnósticos y ateos imbuidos de cultura católica. Quede todo hay. Y mucho.

Los insultos en el Sadar a la Virgen del Pilar, ¿acaso son simples “pasadas” de los presuntos delincuentes de Indar Gorri?

¿Seguimos con la lista?


Ciertamente, fuera de Navarra, en el resto de España, encontramos otros ejemplos nada reconfortantes: desde profanaciones de templos y tumbas, pasando por insultos, “procesiones” carnavalescas cuyo único capital es el odio, pregones públicos que avergonzarían a cualquier masón francés mínimamente ilustrado….

Así son las cosas. Es una realidad: a día de hoy, formar parte de una minoría religiosa es una prueba de paciencia, autocontrol, sumisión al control informal e incluso formal –y a la burla diaria y constante- desde múltiples instituciones públicas y privadas… Y si esa minoría es la católica, los riesgos que conllevan su pertenencia ya son para nota y mérito.

La sacralidad es una de las dimensiones más potentes del ser humano. Y la religión es su respuesta más natural; o sobrenatural, según se mire.

En tiempos de crisis, de hambruna, de guerra, de excepcionalidad… el disfrute de la sacralidad proporciona voluntad de supervivencia y empuje vital. En tiempos de bonanza: sentido de la existencia, de la estética, consuelo y autoconocimiento. Y siempre: pertenencia, sentido de la comunidad e identidad.

Acaso por todo ello, los proyectos totalitarios siempre han pretendido, si no erradicar, al menos controlar, las iglesias y expresiones organizadas de las diversas religiones.

También en Navarra venimos sufrimos la ofensiva constante contra la sacralidad histórica de los navarros desde un potente movimiento totalitario de diversas cabezas: el nacionalismo de la voluntad “vasca”. Pues de eso se trata: ejercicio puro y duro de la voluntad; con la Historia y sin la Historia. Con razón, y sin ella. Por afirmación. Con violencia. Con todas las consecuencias.

Pero también desde el laicismo más cutre se pretende recluir sacralidad y religiosidad a hogares y sacristías; incluso con la colaboración bienintencionada de no pocos caóticos, perdón, católicos (véase http://www.navarraresiste.com/2017/04/navarra-se-tu-misma.html).


En este proceloso y cambiante contexto, la emisión el pasado 20 de febrero de un comunicado conjunto, de las cuatro principales confesiones religiosas presentes en España, fue toda una novedad; aplicable también a Navarra. Faltaría más.

Podríamos comentarlo; hay aspectos y afirmaciones que lo precisan, especialmente en su primer tercio. Pero, como homenaje al sentido común que subyace en ese trabajo conjunto, dejaremos la crítica para otra ocasión y lo reproduciremos a continuación para reflexión de nuestros lectores; quienes bien merecen palabras de sosiego.

Una última observación: es excepcional ver juntos a los orgullosos judíos, a los inflexibles musulmanes, a los virulentos proselitistas evangélicos… junto a los timoratos católicos. ¿No será que su reflexión es simplemente veraz? El juicio se lo dejamos a usted, querido lector.

Sila Félix

Comunicado conjunto ante las ofensas a los sentimientos religiosos

Los abajo firmantes, representantes de confesiones religiosas con notorio arraigo en España, expresamos nuestra preocupación y tristeza por las constantes y reiteradas ofensas a los sentimientos religiosos de los fieles de distintas confesiones.

Los ciudadanos de este país, creyentes y no creyentes, hemos emprendido juntos, desde hace mucho tiempo, el camino sin retorno hacia la convivencia en libertad y en paz dentro del marco de las leyes, el reconocimiento mutuo y el respeto a los derechos humanos.

Hemos avanzado mucho, por ejemplo, en nuestra comprensión de la naturaleza perversa de sentimientos, discursos y actos discriminatorios y de odio por razones de raza, país de origen, sexo, ideología política, orientación sexual o religión. Nos hemos dotado de leyes para disuadir, perseguir y castigar las manifestaciones más graves y extremas de estos comportamientos. Y, lo más importante, y aunque aún quede mucho por hacer, hemos conseguido desarrollar una sensibilidad social compartida que señala, excluye y ya no tolera, tales comportamientos.

No sucede lo mismo, lamentablemente, con la discriminación o delitos de odio por motivos religiosos. Las ofensas contra los sentimientos religiosos aún gozan en nuestro país de una tolerancia social incomprensible. En España se profanan templos y símbolos; se hace burla y escarnio público de los referentes más sagrados de la fe religiosa de millones de personas, con total impunidad y tolerancia.

Lo hemos vuelto a ver en estos carnavales, donde cristianos, judíos y musulmanes, que con distintas sensibilidades compartimos el respeto o devoción por las personas de Jesús, María y los santos de los textos bíblicos, observamos con dolor un espectáculo bochornoso con provocaciones que ninguno admitiríamos si la ofensa fuera dirigida contra los sentimientos o valores compartidos de otros colectivos.

No entendemos, por lo tanto, esa tolerancia y complicidad para con las ofensas religiosas y nos resulta inaceptable que las mismas pretendan ampararse en la libertad de expresión. La libertad de expresión, como se sabe, no es un derecho absoluto. Tiene sus límites, como todo derecho, y no puede invocarse para vulnerar otra libertad ni otro bien jurídico protegido por las leyes, como son la libertad religiosa y los sentimientos religiosos vinculados a esa libertad, claramente definidos y protegidos en nuestra legislación.

Las confesiones religiosas representadas en este comunicado queremos seguir trabajando junto al resto de la sociedad española en nuestro compromiso y contribución con las causas de la paz, la tolerancia, la integración y la convivencia en libertad en aras del bien común.

Solo pedimos respeto mutuo, para creyentes y no creyentes.

Federación de Comunidades Judías de España
Conferencia Episcopal Española (Iglesia Católica)
Comisión Islámica de España
Federación de Entidades Religiosas Evangélicas de España

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