viernes, 16 de diciembre de 2016

Los talibanes euskaldunes ponen en su punto de mira a los escudos de la Monarquía Hispánica


Ayer jueves el Mentizias publicaba una carta del neumólogo Víctor Manuel Eguía Astibia, fundador y socio de varias sociedades abertzales que podemos situar en torno a la corriente napartarra del separatismo panvasquista, en la que la empresa Nabarralde S.L. es el buque insignia. 

En la misiva el doctor proponía en un perfecto castellano -ese idioma que denuestan pero que incluso en privado hablan la mayor parte del tiempo- que la llamada "memoria histórica" no debería aplicarse sólo a la simbología y los monumentos asociados al periodo del Franquismo y sus precedentes durante Guerra Civil -eso sí, sólo de un bando, como si los "republicanos" no hubieran defendido ideologías genocidas y no hubieran cometido asesinatos en masa, claro- sino que era necesario ampliar sus fronteras a otros tiempos pasados.

Para que nos hagamos a la idea, el tal Víctor propone que los abertzales han de desatar su furia iconoclasta más allá de la Guerra Civil y hacia todo aquel vestigio histórico que no les guste. No se dónde pondrá el límite este señor, quizás tenga sueños eróticos en los que la torre trofeo de Pompeyo o Andelos vuelan por los aires, al fin y al cabo son símbolos incómodos que nos recuerdan que el Imperio Romano no estuvo sólo de paso por aquí; sino que romanizó estas tierras y que los vascones lucharon, sí, pero a favor de Roma. Siempre lo podrían justificar como una acción purificadora frente a los monumentos de los romanos genocidas e imperialistas; y por falta de experiencia con la dinamita no será.

Artículo relacionado: Roma Domuit Vascones.

Sí que llegaba a señalar un símbolo que según él merece ser depurado: el escudo con las armas imperiales del rey español Carlos V que preside la puerta del actual Archivo de Navarra. Lo que propone este talibán es coherente según su discurso. Puestos a borrar la memoria, habrá que borrarla toda. De hecho, no es una idea nueva, puesto que otros escudos de la ciudad también han sufrido ataques por parte de esos valientes que sólo son capaces de atacar a personas que llevan más de cuatro siglos muertas.

Es escudo de Carlos V sobre la puerta del Archivo de Navarra que tan molesto resulta para algunos.

En el caso del archivo su problema es que no hay que borrar sólo el escudo real, sino además quemar todo el contenido del archivo, que no deja de ser un archivo de la Corona española, y con pruebas milenarias de esa identidad; y demoler el mismo edificio, que en los últimos dos siglos ha sido Capitanía General, Gobierno Militar y como tal centro de operaciones para Mola en 1936, idea que seguramente les resulte incluso más molesta.

Lo que propone Víctor al fin y al cabo parte del la misma premisa que les permitió a los a los talibanes volar por los aires los Budas gigantes de Bamiyán o a los terroristas del ISIS arrasar las ciudades antiguas de Palmira, Hatra, Nínive, Nimrud y tantos otros vestigios. La cosa no se quedará en el llamado Monumento a los Caídos (un edificio que está condenado) puesto que los abertzales están en guerra contra la herencia cultural de los navarros y una vez terminado este proceso de limpieza cultural, obtendrán una sociedad desarraigada que podrán moldear a su imagen y semejanza.

Voladura de los Budas gigantes de Afganistán, considerados ídolos según el Corán. 1500 años volatilizados en una fracción de segundo.

La llamada memoria histórica no es más que una serie de mitos y leyendas creados por propagandistas para sustentar determinados intereses políticos. Medias verdades a lo sumo respecto a las que no cabe revisión histórica alguna ya que son impuestas como versiones oficiales del relato. La memoria histórica ni es memoria, ni es historia.

¿Sabéis qué es lo más gracioso? que este bocachancla le concedió una entrevista al mismo medio hace casi dos años en la que afirmaba cosas como la que sigue: "La destrucción del patrimonio es también la destrucción del alma de una comunidad. Ocasionalmente puede formar parte de una estrategia..." Ya sabemos cuál es la estrategia del tetrapartito: nuestra alienación como pueblo. Su objetivo: perpetuarse en el "euskogobierno de los mil años". Y para que ellos ganen lo único que hace falta es que tú te quedes quieto y no hagas nada al respecto.

Hispano

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