jueves, 11 de mayo de 2017

El régimen de Franco: la dictadura eterna


Para aquellos jóvenes carentes de una cultura general mínima, el Régimen del general Franco (que duró casi cuatro décadas) finalizó con la muerte de éste el 20 de noviembre de 1975. Dos días después era coronado como Rey (y por lo tanto, como Jefe del Estado) Juan Carlos I iniciándose así la transición democrática que culminó con la aprobación de la Constitución de 1978. Por lo tanto, hace 42 años que el "régimen de Franco" llegó a su fin y fue enterrado junto con el dictador. Pocos entonces (y menos ahora) pretendieron que el régimen franquista continuara una vez muerto el general, y su orientación ideológica y los nostálgicos del mismo han permanecido durante 42 años condenados al ostracismo político y social. Se podría decir que el régimen franquista fue longevo (casi cuatro décadas), tuvo una enorme influencia en su tiempo, y sin embargo se esfumó sin dejar apenas rastros.

Sin embargo, si acudiéramos a las fuentes separatistas, de la extrema izquierda y de sectores de izquierda en teoría no tan extrema, parece como si el régimen franquista no solo no hubiera desparecido, sino que de alguna manera permanecería entre nosotros. En realidad durante el franquismo prácticamente no hubo oposición democrática, la verdadera oposición estuvo capitalizada por los comunistas, los separatistas y algunos falangistas, carlistas y monárquicos desencantados con el régimen. Por si fuera poco, si bien es cierto que una parte importante de la población residente en España no empatizaba con el régimen, muy pocos se atrevieron a ir en contra mientras éste duro, y la mayoría de éstos militaban en organizaciones de ultraizquierda, separatistas y terroristas. De hecho, se podría decir que hay muchos más antifranquistas en España hoy (42 años después) que el 20 de noviembre de 1975.

Esta situación tan paradójica se da principalmente por tres razones; en primer lugar, por revanchismo histórico de quienes perdieron la guerra y tuvieron que capitular el 1 de abril de 1939, en segundo lugar, porque permite criminalizar a todos aquellos que no pertenezcan a determinadas ideologías/partidos/estructuras sin tener que rendir cuentas de gestión ante los electores, y en tercer lugar, porque los intelectuales y artistas de la progresía cada vez son de menor talla intelectual. Y las tres razones se retroalimentan; personajes de poca talla intelectual se dedican a azuzar a las masas con un régimen que pertenece a la historia cada vez menos reciente, con objeto de deslegitimar el régimen constitucional para romperlo e imponer su régimen o incluso, disgregar su taifa.

De los separatistas, comunistas/neocomunistas, anarquistas y demás istas de los separatismos periféricos y extrema izquierda en toda su variedad no resulta de extrañar su actitud; les interesa ver fascistas por todas partes e incluso creyéndose sus propias mentiras, creen ver de verdad fascistas hasta debajo de la cama. Fascista es el que se siente español, el que planta cara al separatismo, o el que practica una fe religiosa (especialmente si es católica). Incluso fascista es aquel ciudadano que está cansado de soportar una importante carga fiscal o simplemente critica a las ideologías de las cuatro istas (separatistas, comunistas, neocomunistas y anarquistas).

El mayor problema estriba en la actualidad en el PSOE, y la clave de lo que ocurra estará en este partido, debido especialmente a la ausencia de oposición cultural y política a los cuatro istas y al PSOE durante estos 42 años, salvo honrosas excepciones (que desde luego no son ni la extinta UCD ni AP/PP). No es objeto del presente artículo repasar la historia del PSOE, pero desde luego que dicho partido "centenario" no se ha caracterizado precisamente por su talante democrático a lo largo de su longeva historia política. Desde su nacimiento el PSOE ha sido un partido encuadrable más en la extrema izquierda con tics comunistas que en la socialdemocracia de corte europeo continental. Si bien colaboraron con el régimen de Primo de Rivera padre llegando a designar ministros, no dudaron pocos años después en intentar un golpe de Estado contra la república (octubre de 1934) y un golpe electoral en febrero de 1936.

El historial de PSOE no queda ahí, durante las cuatro décadas siguientes pasó al más puro ostracismo con cuatro nostálgicos en el exilio, y si las siglas PSOE volvieron a ser algo fue por la enorme financiación extranjera que recibieron en la década de los 70 del pasado siglo con objeto de intentar crear un partido socialdemócrata homologado al resto de Europa (de ahí a su renuncia formal del marxismo). Sin embargo, en su seno han hibernado numerosos marxistas, a lo que hay que añadir otros que se han ido colando sucesivamente ante el estrepitoso fracaso electoral del PCE/IU hasta la irrupción de Podemos. El problema del PSOE es su indefinición, su historia nada ejemplar y unas bases muy radicalizadas azuzadas por intelectuales (escritores, periodistas....) de un talante poco democrático y muy sectarizado. Y estos junto a los otros cuatro istas ven franquistas/fascistas/matxirulo-opresores-heteropatriarcado hasta en la sopa. Y a falta de una contracultura verdaderamente democrática que ponga a cada uno en su sitio, el problema va para largo, por eso, el régimen de Franco va camino de convertirse en la "DICTADURA ETERNA", al menos en la mente de no pocos españoles.

1 comentario:

  1. Vivir contra Franco debió ser divertido para algunos, sobre todo para los que alardeaban de haber estado en primera fila... y nadie supo nunca de ellos.
    Pero vivir sin Franco les ha dado alas... y excusas para todo tipo de chanchullos. Oportunistas, resentidos, "analistas", mandarines del nuevo régimen juancarlista, estómagos agradecidos. Y va para largo.

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