lunes, 30 de enero de 2017

Un retoño de Guernica, una muestra de ignorancia implantada en Sartaguda


A veces un Gobierno hacer reír. A veces un Ayuntamiento nos hace llorar, aunque sea de risa. Pues bien, en muy pocos días el Gobierno del Cuatripartito y su versión en Sartaguda han conseguido las dos cosas. Porque darían pena, si no diesen tanta risa. Qué pobres. Y qué pocas cosas saben.

Hace unos días, el Ayuntamiento de extrema izquierda de Sartaguda plantó un retoño del árbol de Guernica. Y lo han hecho el aniversario de la liberación del campo de concentración Auschwitz, ellos que presumen de ser "el pueblo de las viudas" en la Guerra Civil de 1936, en homenaje a las víctimas “de la guerra y el fascismo”. Pero…

No discutiremos aquí esa peculiar pretensión de la izquierda radical y violenta de que Sartaguda sea el "municipio navarro más castigado por la limpieza política llevada a cabo por el bando golpista en la Guerra Civil". Vamos un paso más atrás. ¿De qué fue y es símbolo el árbol de Guernica, por cierto una variante no habitual de roble?

El Señorío de Vizcaya (por supuesto, sin la villa de Bilbao, que tenía su propio régimen y no pertenecía a él) tenía en las Edades media y Moderna una serie de privilegios. Parte del Reino de castilla desde siempre (y muy orgullosos de ello), los vizcaínos tenían consideración de nobles, no pagaban los impuestos de los demás y sobre todo tenían sus propias leyes, sus fueros. Esa situación especial suponía un cierto autogobierno, por el cual representantes del pequeño señorío se reunían periódicamente en la capital del mismo, Guernica. Como símbolo de esos privilegios y libertades, ante la Casa de Juntas se plantó (y se ha vuelto a plantar cada vez que ha muerto) un árbol. Árbol que representa por tanto la identidad foral vizcaína.

Luego llegaron los hermanos Arana y, una vez más, confundieron las cosas. Carlistas primero, vizcainistas después, convirtieron los símbolos viejos y nuevos de Vizcaya yen símbolos de una nación vasca que ellos inventaron. Entre los nuevos, la bandera tricolor (con los colores de Vizcaya) o ikurriña. Entre los viejos, reinventados, el árbol de Guernica. Así que el árbol, aunque sin ninguna base histórica, representa para los abertzales jeltzales la identidad y las “libertades” vascas. Por eso su presidente jura allí su cargo, por ejemplo.

¿Y qué tiene que ver Sartaguda con eso? ¿Es Vizcaya? Obviamente ni lo es ni nunca lo ha sido. ¿Es parte de la CAV? No parece. ¿Es “Euskalherria”? Sólo para una minoría fanática, apoyada en los asesinos -esos sí, asesinos de verdad, y en todo caso con una identidad basada en una lengua que en Sartaguda nunca se ha hablado ni se habla más que por parte de los que la identifican con su ideario fanático.

En todo caso, si Sartaguda era un pueblo de izquierdas y una parte de su gente sufrió (a manos de la otra parte) en aquella guerra de hace 80 años, ¿qué tiene que ver con el nacionalismo vasco? Porque el nacionalismo vasco no era entonces de izquierda, sino devotamente católico, de derechas y reaccionario. En Sartaguda nadie fue fusilado por ser del PNV… más bien, los poquísimos que pudiese haber del PNV fueron combatientes voluntarios con Mola y Franco.

Todo el asunto, como lo que llaman “Parque de la Memoria de Navarra”, es muestra de ignorancia y de manipulación. El retoño de arbolito foral ¿lo ponen los sucesores de aquellos socialistas, comunista y anarquistas del 36, que querían por supuesto suprimir los fueros, y de paso también los curas y las propiedades de los del PNV? ¿O lo ponen los sucesores de aquellos abertzales que desde 1931 recibían armas, medios e instrucción militar en la Italia fascista contra la versión izquierdista de la República?

Seguramente el que menos puede hablar de esto es el alcalde de Sartaguda, Paolo Albanese. Que es de Ibiza (Baleares). Que es de origen italiano. Y que, ole tus… es alcalde por Bildu. ¿Lo es por nacionalismo vasco? Más bien lo es como representante de esa extrema izquierda que ha apoyado todos los crímenes de la ETA, todas las campañas de odio de Batasuna-Bildu y todas las cobardías del PNV-Geroa y del PSOE. Y que ahora hace campaña llamando “memoria” a sus mentiras del pasado.

Es lógico que un Albanese no sepa mucho de historia, ni vasca, ni navarra, ni de Sartaguda. Porque dudo mucho que " más de 1.500 navarros se enfrentasen al fascismo en el Ejercito vasco", pero en todo caso si hubiese habido 200 gudaris navarros muertos en combate no habría sido por la revolución socialista de los muertos de Sartaguda, sino por la construcción de un Euskadi confesional y católico. ¿Qué curioso, no? A la extrema izquierda nunca le ha dado miedo mentir para hacer política, desde Lenin a Stalin y desde Mao a… Albanese.

¿Y por qué no nos conformamos con la risa que nos dan los munícipes de Sartaguda haciendo el ridículo? Porque no están solos, y porque hacen todo el daño que pueden a la Navarra joven de hoy, que es la Navarra de mañana. Es verdad, plantar un árbol que representa los privilegios forales del Señorío medieval de Vizcaya como si fuese un símbolo de la lucha prosoviética por las “libertades” es una aberración intelectual. Pero, río Ebro abajo, y en un gesto mucho menos inocente que va en la misma dirección, ahora quieren poner modelo D ¡en la escuela de Ribaforada! Y eso es mucho más que un árbol: es un bosque de cretinos a la albanesa intentando romper la identidad de Navarra.

Caius

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