viernes, 13 de abril de 2018

Puigdemont desmonta la euroorden y deja a la UE en entredicho


Hace algún tiempo desde este blog advertimos que uno de los mayores desafíos a la Unión Europea y la viabilidad del proceso de "integración" no lo representaban ni el Brexit, ni Trump, ni Le Pen ni Putin, sino el desafío separatista catalán (y por extensión el resto de grupos separatistas o filoseparatistas que pululan por España). Por desgracia tenemos que advertir a nuestros lectores que no nos hemos equivocado ni medio ápice en nuestro pronóstico. Lo que ha ocurrido recientemente con la puesta en libertad provisional de Puigdemont en Alemania (desde el país germano se pone en duda incluso el delito de malversación) es muchísimo más grave de lo que muchos creen. Y no solo se trata de una mera cuestión judicial (y eso que la justicia sí está politizada en España, Alemania y hasta la conchinchina).

Vayamos por partes; hasta el arresto de Puigdemont en Alemania nos hemos encontrado con que un delincuente (además con imputación de delitos gravísimos) se ha paseado por varios Estados miembros de un club que nos ha dado la espalda negándose a que Puigdemont y un grupo de jerarcas separatistas fueran entregados a las autoridades españolas para responder ante la justicia. Cuando un país ingresaba en la CEE hoy UE, se revisaba que dicho Estado cumpliera con unos requisitos y estándares democráticos avalados tanto por los organismos comunitarios como por el resto de Estados miembros. Es más, cuando un país se estima que pudiera estar saliendo de dichos estándares, existe un procedimiento para sancionarles (ejemplo; Austria en 2000, recientemente amenazas sobre Polonia y Hungría). Pues bien, España fue aceptada en el club en 1985 y desde entonces nunca se ha incoado o amenazado con incoar un proceso de sanción, suspensión o expulsión del club. Entonces, ¿cómo es que Estados miembros de la UE ponen en duda la calidad democrática de España? ¿realmente merece la pena formar parte de un club así?

Por otro lado, se monta un operativo Administración de Justicia + policía + CNI para detener a Puigdemont en Alemania y no en otros estados europeos hostiles (sí, hostiles a España, a pesar de ser miembros del club UE) ya que se suponía que era un Estado más serio y menos hostil. De nuevo surge la necesidad de cuestionarse la permanencia en un club con cesión de soberanía y pérdida de identidad (no es tontería) con naciones y Estados tan hostiles y que tantos problemas nos han dado con etarras o ahora los puchimonts. Pero para rizar más el rizo, resulta que la justicia alemana se permite el juicio de poner en cuestión nuestro ordenamiento jurídico interno, ya que, por lo que el juez alemán tiene que velar es porque la entrega del delincuente a España suponga que éste (el delincuente) cuente con garantías jurídicas y no se vaya a violentar sus derechos fundamentales. 

Si en España se persiguiera a políticos por sus ideas, existiera una justicia tercermundista, un régimen que oprime y violenta los derechos fundamentales y existieran presos políticos, la UE hace tiempo que habría suspendido la permanencia de España en el club comunitario o incluso nos habría expulsado y no lo ha hecho. Sin embargo la justicia alemana no entrega a un delincuente porque considera que no ha cometido delito alguno, siendo los tribunales españoles y no los alemanes los que lo deben determinar. Esta situación ¿supone que a partir de ahora cada Estado va a juzgar si un delincuente ha actuado conforme a derecho o no en otro Estado? cuando Alemania nos solicite la entrega de un delincuente ¿lo vamos a juzgar previa entrega conforme a nuestro derecho? ¿les vamos a decir a Bélgica o Alemania si su derecho nos gusta o no previa entrega de un delincuente reclamado por dichos Estados? ¿tiene sentido que siga existiendo una euroorden cuando el Estado al que se le solicite la entrega de un delincuente va a juzgar según criterios políticos o de oportunidad y no según criterios jurídicos? ¿de verdad que vamos a disolver España -su soberanía, identidad e historia milenaria- en un club así? ¿y si pasado mañana algún Estado miembro de la UE reconoce como Estado independiente a alguna parte escindida a lo kosovar de España?

Lo que ha ocurrido con Puigdemont y otros huidos de la justicia española, a pesar de contar con gobiernos débiles y partidos globalistas eurohistéricos, no solo deja en papel mojado la euroorden, sino que pone en cuestión el proyecto de integración europeo (proyecto discutible por otra parte). Al Gobierno de la nación española lo deja en muy mal lugar, Alemania demuestra ser un socio poco fiable, como lo son por general los países del norte de Europa. España más pronto que tarde va a tener que plantearse (como han realizad con éxito los británicos) su permanencia en el club bruseliano. Las alianzas internacionales deben de vasarse en el mantenimiento de la soberanía e identidad, el impulso en la creación de un bloque hispánico, un trato preferencial con el sur y este de Europa y el resto (árabes, chinos, USA...) según interés propio. ¡Ah! y cuando los países felones del norte de Europa nos soliciten un delincuente, ¡ya veremos si nos gusta su derecho!

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