viernes, 12 de enero de 2018

¿Por qué lo llaman inmersión lingüística cuando quieren decir adoctrinamiento?


Las lenguas no deberían de ser más que meras herramientas de comunicación entre seres humanos, y el hecho de hablar una lengua u otra, o varias a la vez de manera nativa debería únicamente reflejar una situación cultural proveniente de la historia. Por desgracia en la España de finales del siglo XX y principios del XXI, después de todas las lecciones de historia no aprendidas, hemos/han cometido el error de permitir que todas las lenguas regionales sin excepción hayan acabado en manos de grupos separatistas y de extrema izquierda que pretenden utilizar las mencionadas lenguas (gallego, vascuence, catalán, valenciano, mallorquín, bable asturiano y altoaragonés) con objeto de construir nuevas realidades nacionales nunca antes existentes en la historia, y para ello, utilizan la inmersión lingüística y el adoctrinamiento.

Durante décadas los principales medios de la prensa escrita (El País, ABC, El mundo, La razón) y algunos medios como la radio han recogido y reflejado a la perfección este problema, pero ni la sociedad ni la clase política han tomado nota, especialmente esta última. También han existido algunas sentencias de los tribunales Supremo y Constitucional, pero de nuevo la clase política española sin excepción ha permitido que dicha jurisprudencia se haya quedado en papel mojado. Nos guste o no, es público, notorio e incluso si queremos, matemático que inmersión e imposición lingüística de lenguas regionales en determinados territorios en España supone adoctrinamiento y expansión ideológica, electoral y política de la ideología totalitaria separatista. A estas alturas solo un necio, un estúpido o un traidor podrá negarlo.

Un buen ejemplo lo tenemos en Navarra, donde podemos comprobar cómo en la zona vascófona, es decir, de obligatoriedad (discutible) del vascuence en todo el territorio que abarca la mencionada zona, impera el voto a partidos separatistas (Gbai y batasuna/bildu), mientras que en las zonas mixta y no vascófona existe voto separatista pero todavía hoy es muy minoritario. Si acudiéramos a las elecciones sindicales, ocurre otro tanto, en dichos territorios o en ámbitos de la Administración Pública en los cuales el vascuence es obligatorio, ELA y LAB arrasan, ocurriendo lo contrario en las zonas mixta y no vascófona así como en la parte de la Administración donde no resulta obligatorio el vascuence o colectivos copados por la mafia aberchunga.

A la izquierda, mapa que delimita las zonas lingüísticas de Navarra, a la derecha los resultados de las últimas elecciones municipales de 2015, donde se puede comprobar cómo resulta matemático que las zonas de imposición lingüística del vascuence salvo excepciones están en manos de la mafia aberchunga

La inmersión (¿o deberíamos decir inversión?) lingüística no solo conlleva la imposición y obligatoriedad del idioma en el que se produce la inmersión (en nuestro caso el vascuence), también implica un adoctrinamiento en las escuelas, un revisionismo y falseamiento de la historia, y la imposición histérica de una supuesta "neo-cultura", como el Olenchero, los danzaris o los chistus. Al final acaban convirtiendo el idioma y una serie de peculiaridades folclóricas regionales en una mezcla de matrix, gran hermano y 1984 (novela de Orwell), donde la cultura-idioma es utilizada para una construcción nacional ficticia y paralela, con un fuerte carácter totalitario, que una sociedad sana y normal nunca debería de permitir.

Para acabar con el adoctrinamiento y la inmersión lingüística habría que dotar a la Alta Inspección del Estado de competencias que permitan supervisar el cumplimento de la legalidad, la supervisión de currículos, contenidos de libros de texto y actividades extraescolares. Asimismo, se debería de crear una oficina de atención a los usuarios y profesionales de la enseñanza. De la misma manera que una enfermedad no se cura recetando aquello que la ha ocasionado, el separatismo no se curará otorgando más autonomía y privilegios, que son precisamente los que nos están llevando a un callejón sin salida.

La única solución es hacer todo lo contrario de lo que se ha hecho hasta ahora: reforzar la presencia del Estado, transmitir una imagen positiva de España, evitar que los medios de comunicación públicos continúen siendo el instrumento propagandístico del nacionalismo, acabar con la inmersión lingüística y el adoctrinamiento, dar visibilidad y protagonismo a las asociaciones cívicas que defienden la convivencia y la españolidad de Navarra. Lo que en ningún caso debe hacerse es mostrar debilidad. Y por supuesto, hay que lograr el acomodo en Navarra de los navarros hasta ahora marginados y silenciados, es decir, los que no simpatizan ni militan en la mafia secesionista aberchunga. No parece que Rajoy, Sánchez ni mucho menos Iglesias (y sus respectivas formaciones) estén por la labor, esperemos que Ciudadanos no defraude y otras opciones como Vox vayan teniendo mayor presencia en nuestra escena política.

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